Ligada al crecimiento económico y al nivel de vida de un país, la industria de conservas vegetales, como otras industrias alimentarias, ha dependido de los cambios operados en la estructura de consumo. Desde hace aproximadamente un siglo, estos cambios han estado determinados por el nivel de industrializatión y de servicios, la elevatión de la renta per capita, el tamaño y la concentratión de población urbana, el desarrollo de nuevos hábitos de compra consustanciales a la sociedad de consumo y, por último, a la participatión de la mujer en la población activa, ante el ahorro de tiempo y trabajo que supone la disponibilidad de productos alimenticios manufacturados en el mercado. En España, el impulso de la industria de conservas vegetales se experimenta entre 1890 y la Primera Guerra Mundial, aunque los inicios de la actividad fabril se registran a mediados de la centuria pasada. Sin embargo, los mecanismos que activan su desarrollo en nuestro país son muy débiles. La demanda interna se muestra aún escasa como consecuencia del bajo poder adquisitivo de los consumidores. La demanda externa, por tanto, se configura como motor del crecimiento de este ramo de la industria conservera. Trazar los factores que contribuyeron a la consolidatión de este sector, analizar su evolutión e incidencia regional —con especial énfasis en la Región Murciana—, es el propósito de este artículo. Pero, antes, me referiré a los avances que en el campo de la tecnica se aplicaron a la industria conservera en general durante el siglo xix, y que tùvieron amplia resonancia en nuestro país.