La economía española a lo largo del siglo xix, en su proceso de transformación hacia una configuración de tipo capitalista, tuvo entre sus notas definitorias la superposición o coexistencia de formas antiguas y modernas: lo que el profesor Sánchez-Albornoz designó como una economía dual. Esta dualidad se manifestó también en las modalidades jurídicas de asociación mercantil, en las que predominaban las formas de tipo antiguo —las sociedades colectivas y comanditarias— mientras se abrían paso tardía y lentamente, con no pocos titubeos e incluso retrocesos, las formas más modernas, las sociedades de responsabilidad limitada, las sociedades anónimas. El objeto de estas notas es analizar las causas que pudieron actuar como lógica económica para mantener este predominio, y al mismo tiempo evaluar los efectos que de ello se derivaron, habida cuenta de la influencia que las formas de asociación empresarial tienen sobre los procesos de crecimiento económico.