Published online by Cambridge University Press: 28 April 2010
La historiografía reciente sobre las ultimas décadas del Imperio español ha incidido cada vez más sobre aquellos aspectos de la política peninsular que pudieron haber contribuido a la pérdida de las colonias. La primera aportación importante en este campo apareció en la obra de Josep Fontana sobre la quiebra del Antiguo Régimen español en los años 1814–1820. Fontana mostró que la crisis económica de estos años puso al descubierto una contradicción insoluble entre la necesidad de modernizar la hacienda y la imposibilidad de efectuar reformas sustanciales dentro del marco institucional del Estado absoluto. El colapso de las rentas de aduanas y de los caudales de Indias obligó a depender de unos ingresos ordinarios reducidos a la mitad tras la guerra de la Independencia, y cuya insuficiencia no podía subsanarse ya con el agotado crédito público. No es de extrañar que, en estas circunstancias, la recuperatión de los ingresos coloniales aplastando los movimientos de secesión se planteara como la única alternativa viable a la modernizatión de la hacienda. Mientras tanto, los tímidos intentos de reforma fiscal en España fracasaron ante la oposición de los estamentos privilegiados, y el resultado hubo de ser la bancarrota del Estado y un aumento de la presión tributaria sobre el resto del país. El modelo de Fontana, apoyado como estaba en un triple análisis de la coyuntura economica, de la crisis fiscal y de sus mediaciones sociopolíticas, contenía ya los fundamentos para una interpretación global de la actuación española frente a las colonias en un marco temporal mucho más amplio.