En este estudio transversal hemos investigado las actitudes y sentimientos hacia el enfermo mental entre los residentes de dos regiones centroeuropeas que están en etapas considerablemente diferentes de desarrollo en el paso hacia la asistencia comunitaria, para ver si podíamos relacionar patrones diferentes de actitudes en las dos regiones con los distintos niveles de desarrollo de la asistencia psiquiátrica. Utilizando el método de encuesta telefónica, se presentaron a muestras representativas de entrevistados dos grupos de preguntas, que medían la distancia social del entrevistado con el enfermo mental y sus sentimientos hacia él. El rechazo social y los sentimientos de las personas hacia el enfermo mental en ambas regiones fueron similares en la dirección que adoptaron, pero no tanto en la intensidad. La población del área de asistencia comunitaria mostró un rechazo ligeramente más fuerte. Pero el análisis factorial indica con claridad una posición más racional y compleja hacia los pacientes en esta población. Por otra parte, las personas que viven en el área de captación de orientación custodial mostraron un patrón más vago en sus actitudes.

Los psiquiatras europeos y los planificadores de servicios psiquiátricos se enfrentan a nuevos dilemas éticos como resultado directo o indirecto de la integración europea. Estos dilemas se presentan en diversos niveles, que van desde la relación individual médico-paciente hasta las legislaciones nacional e internacional. Revisamos algunas de las áreas en las que pueden surgir cuestiones éticas como resultado de la creciente unidad europea. Algunas de las cuestiones pueden parecer menores, pero es probable que tengan ciertas repercusiones sobre cualquier psiquiatra expuesto a la práctica transcultural en la Unión Europea. Se ha seleccionado otros ejemplos no porque sean frecuentes, sino debido a sus ramificaciones éticas masivas. Los intentos de psiquiatras de abordar estas cuestiones activamente son escasos y distantes.

Se estudiaron los patrones de dermatoglifos de los dedos en 250 pacientes de diversos subtipos de esquizofrenia y 90 sujetos de control normales. Se encontró que la diferencia entre los patrones de dermatoglifos de varones y mujeres en los esquizofrénicos y los controles no era significativa. Tampoco se encontraron diferencias entre los patrones de huellas dactilares en pacientes de diversos subtipos de esquizofrenia.

Investigamos la presencia de anticuerpos antinucleares (ANA) en 63 pacientes bipolares sin medicación y tratados con litio en comparación con 37 controles sanos. Se detectó una mayor frecuencia de ANA positivos en pacientes bipolares en comparación con los controles (19% frente a 5%, respectivamente, P < 0,05). Este resultado no estaba relacionado con el tratamiento de litio. No se detectaron anticuerpos anti-DNA nativo o anticuerpos reactivos a antihistona entre los sujetos positivos a ANA.

Los signos psicológicos y físicos considerados tradicionalmente como indicadores de trastornos de conversión nunca se han confirmado por medio de datos empíricos. Se buscaron 19 de estos signos en 40 pacientes con trastorno neurológico probado y en 15 pacientes con trastorno de conversión. Todos los pacientes neurológicos salvo uno mostraron al menos uno de estos signos, y la mayoría presentó varios. Todos los signos salvo uno eran tan frecuentes en los pacientes neurológicos como en los pacientes con trastorno de conversión. Estos signos carecen de especificidad. Incluso cuando están presentes varios signos, este hallazgo no tiene especificidad diagnóstica.