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Capítulo 3º - Ronda
Published online by Cambridge University Press: 11 January 2024
Summary
Del otro lado el pensamiento vago Mira el pendiente y levantado risco
Lo que sujeta amenazando a estrago
Y allí vino a plantar donde un Lantisco
Con gran dificultad se sustentara
Guindos y endrinos el sagaz morisco.
Rimas de Espinel, al doctor Luis de Castilla.Razón será, mientras duermen los viajantes, que yo entretenga a mis lectores un rato sobre el estado de Ronda en los tiempos en que pasaban los sucesos que refiriendo voy.
Vencido el orgullo de los godos en las letales orillas del Guadalete, cual mortífera mole que encierra en sus flancos el rayo asolador, lanzáronse por el Andalucía las hordas musulmanas; si no curaron en un principio de conquistar a Ronda, destrozados los cristianos de nuevo en Jaén, Córdoba y Sevilla, abiertas las puertas de las otras ciudades y castillos a los vencedores, pronto ondeó la media luna en sus encumbradas almenas; esparciéronse los árabes por toda la serranía, y hallaron en ella sitios inaccesibles para fundar pueblos y tierras vírgenes que cultivar; los romanos y godos habían desdeñado esta comarca, mas viose a los pocos años de la dominación agarena descollar ya entre tajados riscos, ya entre espesos matorrales los pueblos de Montejaque, Benaoján, Benaocaz, Pujerra, Júzcar, Faraján y otros muchos; también edificaron sobre antiguas ruinas, como Ubrique sobre Ocusitano, y Benajú sobre Sepona;3 brindábales a ello el despejado cielo, la abundancia de exquisitas y limpias aguas y la variedad de frutos; veíase, en efecto, alzar entre espesos breñales la palmera africana su majestuosa frente al lado de la encina del norte.
Pasados algunos años, la suavidad del clima y la feracidad de las tierras contribuyeron sobremanera a amansar y civilizar los duros corazones de los hijos del profeta; no eran ya aquellos alarbes homicidas de feroz mirada, de modales groseros, empuñando siempre la espantosa gumía para asesinar aun a las mujeres y niños; mientras unos, montados en briosos corceles, ya caracoleaban por el llano de Ronda ejercitándose en militares ejercicios, o ya al sonido de los añafiles y atabales volaban a las lides a defender su nueva y naciente patria; otros, pacíficos cultivadores, convertían los áridos páramos en deliciosos jardines, y en fructíferos huertos;
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- El ferí de Benastepar, o los moros de Sierra BermejaEdición, Introducción y notas de Javier Muñoz de Morales Galiana y Daniel Muñoz Sempere, pp. 56 - 59Publisher: Boydell & BrewerPrint publication year: 2023