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Published online by Cambridge University Press: 28 April 2010
Uno de los elementos que caracterizan la economía mallorquina del Antiguo Régimen es la escasez productiva de cereales, presentada generalmente como un factor dramático de dependencia. La información al respecto es copiosa, pero debe interpretarse con suma precaución. Los fondos archivísticos contienen numerosos expediences y memoriales que, remitidos al rey y a los encargados de sus rentas por los representantes municipales y de los organismos autónomos, plantean, en síntesis, un mensaje muy claro: la queja por la falta de grano, y la necesidad de controlar su producción para evitar así calamidades demográ;ficas. Sin embargo, cabe preguntarsehasta qué punto esas consideraciones son siempre fieles a la realidad, o se trata más bien de apreciaciones formuladas, en algunos casos, de forma exagerada con el objetivo de permitir la extracción de mercancías vetadas y/o fiscalizadas, que se presentan entonces como seguras compensadoras de la balanza comercial. Ese argumento, asumido por los dirigentes insulares, se utilizaría, incluso, en momentos poco o nada inciertos, para presionar la liberalización mercantil o para aligerar las tasas impositivas que gravan el comercio. Recuérdese que los cereales que faltan en Mallorca se compran a cambio de aceite, aguardiente, almendras, almendrón y queso —entre otros productos—, renglones que soportan una apreciable carga fiscal, del orden mínimo del 15 por 100 de su valor.