La cueva de El Gigante en las tierras altas de Honduras fue ocupada tan temprano como 10,000 años a.P. y da información previamente desconocida sobre la prehistoria de Honduras. Las condiciones climáticas secas resultan en una excelente preservación de esta área residencial. Las excavaciones documentaron una clara secuencia de ocho estratos culturales bien definidos que contienen hogares, así como depósitos densos de lítica, y restos microbotánicos y faunísticos. Basándose en métodos de fechamiento de radiocarbon convencional y AMS, se identificaron tres horizontes culturales distintos. La ocupación más antigua es de la fase Esperanza, la cual representa ocupación del Arcaico Temprano que se extiende entre 10,040–9100 a.P. La segunda es la fase Marcala que corresponde al periodo Arcaico Medio, entre 7350–6050 a.P. La tercera y más reciente ocupación en estas cuevas es en la fase Estanzuela, entre 3900–1500 a.P. El Gigante fue usado como residencia durante los dos periodos del Arcaico. Varias puntas de proyectil largas fueron recuperadas en niveles estratigráficos claramente identificados como del Paleoindio. El examen de los datos faunísticos muestra que, mientras disminuyen los huesos de mamíferos grandes, aumentan los de mamíferos de menor tamaño y los de animales no mamíferos. Una gran cantidad de maíz (Zea sp.) está presente en el sitio durante el periodo Estanzuela. La variedad de materiales de comida encontrados entre la transición sugiere el mantenimiento a largo plazo de una amplitud dietética en el contexto de una economía flexible y mezclada. El Gigante es un sitio que revela información clave en relación a la colonización inicial de Centroamérica y la incorporación de especies domesticadas dentro de una base de forrajeo que acompaña a la transición a la agricultura.