Published online by Cambridge University Press: 26 November 2020
The attribution of osteological remains of a bird discovered in Preceramic deposits at Nemocón IV rockshelter (Sabana de Bogotá, Colombia) to Ara sp. (macaws) is confirmed through osteological and morphometrical analyses. Thirteen bones were recovered from two adjacent, arbitrary excavation levels; and are considered the remains of a single individual because of the rarity of the taxon, their similar size and taphonomic alteration, and the presence of paired elements. Radiocarbon dating of the macaw reveals it comes from the ninth millennium cal BP, the oldest date recorded from Nemocón IV. Paleoenvironmental data suggest that, during the deposition of the Preceramic levels at Nemocón IV, climatic conditions were close to those of today. The modern range of the macaws is outside these climatic parameters, and all modern Ara species are allochthonous to the Sabana de Bogotá, indicating the archaeological macaw was also allochthonous in Preceramic times. Analysis of the remains shows the macaw was not dismembered, so it is unlikely that it was used as food. Early conquest records indicate macaws were traded and maintained outside their natural ranges as pets, as a source of feathers, for use in rituals, or for a combination of uses.
La atribución de los restos óseos de un ave descubiertos en los depósitos Precerámicos de Nemocón IV (abrigo rocoso, Sabana de Bogotá, Colombia) al género Ara (guacamayas) se confirma por medio de análisis osteológicos y osteométricos. Trece huesos, recuperados en dos niveles arbitrarios adyacentes de la excavación, se consideran como pertenecientes a un solo individuo dadas la rareza del taxón, la similitud de los tamaños de los elementos, la presencia de pares de elementos y la homogeneidad en la preservación. Actualmente, las guacamayas son alóctonas de la Sabana de Bogotá y los datos paleoambientales indican que durante la ocupación del sitio las condiciones eran cercanas a las de hoy. Lo anterior permite afirmar que la guacamaya arqueológica también era alóctona en tiempos Precerámicos. El análisis de los restos indicó que el ave no fue desmembrada por lo que se sugiere que no fue consumida. Los registros de la conquista española temprana señalan que las guacamayas se intercambiaban y se mantenían fuera de sus áreas naturales como mascotas, para obtener sus plumas, para usarlas en rituales o para darles una combinación de estos usos. La datación radiocarbónica de la guacamaya la ubica aproximadamente 9000 cal aP. Esta fecha es la más antigua para Nemocón IV.