Published online by Cambridge University Press: 20 January 2017
Zooarchaeologists utilize a diverse set of approaches for quantifying cutmark frequencies. The least quantitative method for cutmark analysis relies on composite diagrams of cutmarks overlain on drawings of skeletal elements (diagramatic methods). To date, interpretations of these data have generally relied on qualitative and subjective assessments of cutmark frequency and placement. Many analysts count the number of fragments that have a cutmark, regardless of the number of cutmarks on the fragments (fragment-count data). Others count the number of cutmarks (cutmark-count data). Both can be expressed as simple counts (NISP data), or as a count of some more-derived measure of skeletal element abundance (MNE data). All of these approaches provide different types of data and are not intercomparable. Several researchers have shown that fragmentation of specimens impacts the frequency of cuts, and we show here that fragmentation impacts all these current approaches in ways that compromise comparative analysis when fragmentation differs between assemblages. We argue that cutmark frequencies from assemblages with differing levels of fragmentation are most effectively made comparable by correcting the frequency of cutmarks by the observed surface area. We present a new method that allows this surface area correction by using the image analysis abilities of GIS. This approach overcomes the fragmentation problem. We illustrate the power of this technique by comparing a highly fragmented archaeological assemblage to an unfragmented experimental collection.
Los zooarqueólogos utilizan diversos métodos para cuantificar la frecuencia de huellas de corte. El método menos cuantitativo para el análisis de huellas de corte utiliza diagramas compuestos de este tipo de huellas que se sobreponen a dibujos de elementos esqueléticos (método diagramático). Hasta el día de hoy, la interpretación de estas observaciones se ha basado en evaluaciones cualitativas y subjetivas de la frecuencia y posición de huellas de corte. Muchos investigadores cuentan el número de fragmentos óseos con huellas de corte, sin considerar el número de huellas en los mismos fragmentos (método de conteo de fragmentos). Otros investigadores cuentan simplemente el número de huellas de corte (método de conteo de huellas de corte). Ambos se pueden expresar ya sea como cuantificación simple (datos de NISP), ó como una medida derivada de abundancia de elementos óseos (datos de MNE). Todos estos métodos ofrecen distintos tipos de observaciones, los cuales nos son comparables entre sí. Varios investigadores han mostrado que la fragmentación ósea afecta la frecuencia de huellas de corte. Nosotros mostramos en este artículo que la fragmentación ósea influye notablemente en todos los métodos usados hasta el momento, y que, debido a ello, se arriesgan los análisis comparativos cuando el grado de fragmentación ósea es distinto entre las colecciones a comparar. Proponemos que cuando el grado de fragmentación ósea varía entre las colecciones, la frecuencia de huellas de corte podría ser comparada en forma más efectiva al corregir la referida frecuencia con la medida del área de la superficie observada. Nosotros presentamos un método nuevo que permite estandarizar la frecuencia de huellas de corte por área de superficie a través del uso de análisis de imagen con GIS. Este método supera el problema de la fragmentación ósea. Aquí mostramos su potencial al comparar una colección ósea altamente fragmentada con otra colección experimental no fragmentada.