Published online by Cambridge University Press: 05 May 2023
Es bien sabido que uno de los elementos fundamentales de los corrales de comedias de Madrid eran sus aposentos, equivalentes a los palcos de los teatros modernos, situados en pisos superiores alrededor del patio. Ofrecían espacios privados, apartados de las aglomeraciones del patio y las gradas, y, como es lógico, eran las localidades más caras, que correspondían en general al sector más elevado del público. Entre los que presenciaban las comedias desde los aposentos de los corrales madrileños en el siglo XVII se incluían el propio Rey, Felipe IV, el duque de Lerma, privado de Felipe III, y una larga lista de destacados miembros de la Corte y del gobierno, nobles y otros personajes distinguidos.
A diferencia de teatros como el Globo de Shakespeare —estructuras exentas construidas en recintos abiertos—, casi todas los corrales o casas de comedias españoles lindaban con otros edificios o solares. Muchos, como los de Madrid, se emplazaban en un corral rectangular preexistente detrás de una casa en una manzana residencial. La casa, cuya delantera daba a la calle pública, servía de entrada, y el corral, con el tablado y el vestuario al fondo, estaba delimitado por las paredes medianeras que lo separaban de las propiedades vecinas. En algunos corrales de comedias, se construían aposentos laterales dentro de las medianerías, directamente encima de las gradas; pero en los de Madrid, eran literalmente aposentos —habitaciones— en edificios colindantes, fuera de los límites del corral, desde donde se veía el espectáculo a través de una abertura —con reja, balcón o antepecho— en la pared medianera. Por tanto, mientras que los aposentos situados en el edificio de entrada, enfrente del tablado, pertenecían a los propietarios del corral, los aposentos laterales formaban parte de otras fincas y pertenecían a particulares. Al mismo tiempo, estaban en cierto sentido dentro del espacio teatral. Sus usuarios tenían que abonar a la administración del corral el derecho de ver las comedias; pero no le pagaban el alquiler del propio aposento.
La consecuencia de esta relación entre los aposentos laterales y el resto del corral es que aquéllos aparecen sólo esporádicamente en la documentación administrativa de los antiguos hospitales y del Ayuntamiento, publicada en tomos anteriores de las Fuentes para la Historia del Teatro en Es paña.
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