En los Andes surandinos, las prácticas funerarias incluyeron una diversidad de actos rituales en torno a los restos de los difuntos que iban más allá de la preparación del cuerpo y el lugar de depósito. El desarrollo y las características de estos actos dependían principalmente de la condición social que tenían los muertos en vida. En el Pucará de Tilcara, definido como capital de la provincia incaica de Omaguaca, se detectan una amplia variedad de formas de inhumación, pero en este trabajo abordamos el caso de un contexto mortuorio de una mujer, cuya muerte se estima ocurrió hacia el final del período Incaico o inicios de la época Hispano-Indígena. Análisis interdisciplinarios del contexto arqueológico y, particularmente, los estudios entomológicos de la fauna cadavérica y bioantropológicos permitieron determinar que esta mujer estuvo expuesta antes de quedar sepultada por procesos naturales. Proponemos que esta exposición ocurrió en el marco del culto a los ancestros difundido por todo el imperio, y sirvió para remarcar su estatus social. El acompañamiento mortuorio y los análisis de estroncio sugieren que la mujer formó parte de un grupo de elite oriundo de otra región del Tawantinsuyu, que pudo trasladarse y asentarse en la Quebrada durante la caída del Imperio inca, buscando refugio ante la inminente envestida española.