El trabajo trata cómo el zapatismo ha abordado estéticamente su proyecto político de transformación y a qué frutos estéticos ha llegado. Para ello se realiza una interpretación de cómo se ha creado y recreado la identidad zapatista a través del lenguaje visual de los 203 murales que están en los territorios donde se asientan los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas, y cómo esta identidad interpela a la imaginería revolucionaria mexicana oficial y crea una nueva iconografía activista para sus bases y para el movimiento de solidaridad. El trabajo se inspira teóricamente en la obra de Geneviève Zubrzycki sobre creación y reestructuración iconográfica, y concluye que el muralismo zapatista tiene rasgos comunes fruto de una amalgama de concepciones no explicitadas de diversos sujetos externos e internos que han ido afrontando de diferentes maneras la vinculación entre arte y transformación social.