En el marco de la puesta en práctica de un programa de estudios estratigráficos en abrigos rocosos, se vienen desarrollando tareas de excavación en sitios emplazados en sectores litorales e interiores de la cuenca inferior del río Deseado (en adelante, CID; Ambrústolo y Ciampagna Reference Ambrústolo and Ciampagna2015; Ambrústolo y Zubimendi Reference Ambrústolo and Zubimendi2015; Ambrústolo et al. Reference Ambrústolo, Zubimendi, Ciampagna and Trola2011, Reference Ambrústolo, Zubimendi, Acevedo and Paunero2015, Reference Ambrústolo, Zubimendi and Crespo2019), ubicada dentro del Macizo del Deseado, una unidad geológica emplazada en el noreste de la provincia de Santa Cruz de la Patagonia Argentina (Guido et al. Reference Guido, Escayola and Schalamuk2004; Figura 1). La finalidad de los mencionados trabajos se centra en la evaluación del papel de los abrigos en el sistema de asentamiento y subsistencia de los grupos humanos que ocuparon la CID durante el Holoceno medio y tardío. En términos generales, los estudios realizados sugieren que los abrigos podrían haber funcionado en el pasado como refugios de mediano y corto plazo (Ambrústolo y Zubimendi Reference Ambrústolo and Zubimendi2015). Los sitios emplazados a distancias intermedias entre la costa y los territorios del interior se habrían estructurado a modo de conectores en términos de accesibilidad a recursos terrestres y marinos. En este sentido, en función de un registro relativamente elevado de fauna terrestre en los sitios —principalmente guanaco (L. guanicoe)—, consideramos la posible funcionalidad de los reparos a modo de estaciones (sensu Binford Reference Binford1980) que formaban parte de un sistema organizado logísticamente en relación con los concheros litorales. Es decir, dependiendo de sus características estructurales y de su ubicación, los abrigos rocosos podrían haberse configurado, por ejemplo, como sitios de observación de los movimientos de guanacos y/o como lugares de refugio entre nodos poblacionales distantes (Ambrústolo y Zubimendi Reference Ambrústolo and Zubimendi2015).
En el marco de nuevas excavaciones realizadas en contextos de abrigo, en este artículo se presenta un análisis de la información radiocarbónica obtenida hasta el momento para la CID. Respecto de estudios cronológicos previos (Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Ambrústolo, Zilio and Castro2015), el presente trabajo incorpora dataciones procedentes de abrigos rocosos, las cuales hasta el momento estaban subrepresentadas. Ello constituye un enfoque que brinda mayor integridad y conforma cierto balance en relación con dar cuenta de las tendencias temporales que resultan en los variados contextos de ocupación. Por otra parte, a diferencia de la visión diacrónica que hasta el momento se desarrolló para las ocupaciones de la CID, la historia ocupacional del área se discute desde una perspectiva biogeográfica y paleoclimática (entre otros, de Porras et al. Reference De Porras, Mancini and Prieto2009) que considera modelos de poblamiento y dinámica humana configurados a diferentes escalas espaciales (Barberena et al. Reference Barberena, Méndez and de Porras2017; Borrero Reference Borrero1989-1990, Reference Borrero1994-1995; Méndez et al. Reference Méndez, Gil, Neme, Delaunay, Cortegoso, Huidobro, Durán and Maldonado2015; Moreno Reference Moreno2008; Zilio Reference Zilio2017). El análisis se realizará considerando las tendencias cronológicas registradas para el Macizo del Deseado. El amplio rango temporal de las ocupaciones del Macizo se desarrolla entre aproximadamente 15.000 y 300 cal aP. Se registran al menos dos lapsos en los que se observa una discontinuidad entre las dataciones; ellos se dan en el Pleistoceno (15.079-13.696 cal aP) y en el Holoceno medio (7799-7155 cal aP; Mosquera Reference Mosquera2018). En este marco, el objetivo de esta presentación se focaliza en evaluar las características de los patrones de movilidad y asentamiento de los grupos cazadores-recolectores que ocuparon la CID durante el Holoceno medio y tardío en función de la intensidad de la señal cronológica.
El contexto ambiental de la cuenca inferior del río Deseado
La CID está emplazada en el noreste de la provincia de Santa Cruz y comprende el sector litoral atlántico de ambas márgenes de la ría Deseado y los espacios costeros ubicados al sur de la misma. Hacia el oeste se extiende hasta unos 80 km (Figura 2). El clima actual del área es árido a semiárido. Las precipitaciones se concentran durante el invierno y registran un promedio de 200 mm anuales. Los vientos predominantes provienen del oeste, lo cual genera fenómenos de evapotranspiración que imprimen condiciones de sequedad principalmente en verano (Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Ambrústolo, Zilio and Castro2015). En cuanto a la vegetación, la misma pertenece a la provincia fitogeográfica patagónica (Oyarzabal et al. Reference Oyarzabal, Clavijo, Oakley, Biganzoli, Tognetti, Barberis and Maturo2018), caracterizada por la presencia de una estepa que presenta numerosas variantes que dependen de la abundancia relativa de gramíneas y arbustos. La meseta central de Santa Cruz y la franja de territorio asociada al litoral atlántico pertenecen a la unidad de vegetación estepa arbustiva baja. Dicha unidad está conformada por una estepa con arbustos bajos en cojín y escasas gramíneas, las cuales en conjunto confieren una escasa cobertura a los suelos. En función de las especies dominantes se diferencian algunas variantes de la unidad. Entre otras, se reconocen Nassauvia glomerulosa, N. ulicina o Chuquiraga aurea, Ch. avellanedae, Ch. morenonis, Hoffmannseggia trifoliata, Acantholippia seriphioides, Brachyclados caespitosus, Pappostipa humilis, P. ibarii y P. ameghinoi. Asimismo, en zonas medanosas predominan Prosopis denudans y Lycium chilense, Atriplex sagittifolia, Senecio filaginoides o Sporobolus rigens (Oyarzabal et al. Reference Oyarzabal, Clavijo, Oakley, Biganzoli, Tognetti, Barberis and Maturo2018).
Notas: Calibración con OxCal 4.4.3. Códigos de laboratorio: LP = Laboratorio de Tritio y Radiocarbono, CONICET-Universidad Nacional de La Plata; AA = NSF-AMS Arizona Laboratory, University of Arizona; material datado: (c) carbón, (h) hueso, (v) valva.
Notas: Calibración con OxCal 4.4.3. Código de laboratorio: LP = Laboratorio de Tritio y Radiocarbono, CONICET-Universidad Nacional de La Plata; material datado: (c) carbón, (h) hueso, (v) valva.
Notas: Calibración con OxCal 4.4.3. Código de laboratorio: LP = Laboratorio de Tritio y Radiocarbono, CONICET-Universidad Nacional de La Plata; material datado: (c) carbón.
Desde el punto de vista geomorfológico, el área presenta un ambiente litoral irregular en el que se desarrollan playas de arena intercaladas con afloramientos de rocas porfídicas, los cuales en algunos espacios configuran salientes que poseen superficies intermareales con amplia disponibilidad de recursos marinos. Se identifican dos especies de mamíferos marinos, el lobo fino sudamericano (Arctocephalus australis) y el lobo marino sudamericano (Otaria flavescens). En cuanto a las aves marinas, se registran principalmente variadas especies de cormoranes (Phalacrocorax sp.) y pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus). En las plataformas intermareales se identifican extensos bancos de moluscos, como Nacella magellanica (Patellidae, Gastropoda) y mejillones (Mytilus edulis y Aulacomya atra). Asimismo, aunque en menor medida, se encuentran disponibles grandes caracoles (Adelomelon sp.) y almejas (Ameghinomya antiqua y Eurhomalea exalbida). La fauna terrestre y las características ambientales generales —con la excepción de la fauna marina— no se diferencian de las que se registran en el Macizo del Deseado (entre otros, Hermo y Magnin Reference Hermo and Magnin2012). Se observan principalmente guanacos (Lama guanicoe), mara o liebre patagónica (Dolichotis patagonum) y choiques (Rhea pennata). En cuanto al registro de potenciales fuentes de agua dulce, cabe mencionar que el río Deseado constituye la única cuenca hidrológica de importancia en el área. Dicho curso transita en un amplio valle, labrado en el pasado por la acción de eventos de desglaciación que generaron niveles de terrazas fluviales (Isla et al. Reference Isla, Iantanos and Estrada2004). Se registran escasos y pequeños cuerpos lagunares de carácter temporario emplazados a distancias variables de la costa. En cuanto al diseño geomorfológico del área, se identifican cañadones que escurren hacia la costa y en algunos casos presentan mallines (Mazzoni y Vázquez Reference Mazzoni and Vázquez2004).
Modelos de referencia: Poblamiento y dinámica humana
Barberena y colaboradores (Reference Barberena, Méndez and de Porras2017), en base a la identificación de algunos patrones cronológicos y demográficos a escala macrorregional durante el Holoceno medio en varias regiones de Sudamérica, destacan el reconocimiento de evidencias de abandonos locales y reubicaciones a diferentes escalas espaciales y temporales en regiones desérticas de los Andes relacionadas con la mitigación de los efectos de cambios ambientales ocurridos durante el Holoceno medio. En este sentido, Méndez y colaboradores (Reference Méndez, Gil, Neme, Delaunay, Cortegoso, Huidobro, Durán and Maldonado2015) plantean que los hiatos o las marcadas disminuciones en los registros radiocarbónicos de un área tendrían un correlato de firmas cronológicas positivas en espacios vecinos que presentan diferentes características ecológicas y habrían funcionado como zonas alternativas entendidas como refugios ambientales (Brooks Reference Brooks2006) en el marco de una posible reducción de la movilidad residencial en torno a los mismos (Barberena et al. Reference Barberena, Méndez and de Porras2017). Cabe mencionar que muchos de los modelos presentados en torno a los vacíos temporales identificados en el Holoceno medio se estructuran en torno a las condiciones variables del clima y las consecuentes respuestas a dichos cambios por parte de los grupos humanos (Anderson et al. Reference Anderson, Maasch, Sandweiss, Mayewski, Anderson, Maasch and Sandweiss2007). En línea con el planteo de algunos autores, consideramos que si bien en múltiples áreas se observan claras correlaciones espaciotemporales entre potenciales variaciones en las estrategias de asentamiento y movilidad humana y ciertas modificaciones ambientales, dicho escenario de interpretación en torno a una causalidad directa debe ser considerado con precaución, ya que podría simplificar o subestimar estrategias paleodemográficas que se relacionen, entre otros factores, con cuestiones simbólicas y/o en el marco sistemas de parentesco abiertos (Anderson et al. Reference Anderson, Maasch, Sandweiss, Mayewski, Anderson, Maasch and Sandweiss2007; Brooks Reference Brooks2006; Méndez y Jackson Reference Méndez and Jackson2006).
Para la región patagónica, Borrero (Reference Borrero1989-1990, Reference Borrero1994-1995) presenta un modelo biogeográfico general de poblamiento en función de considerar la movilidad humana en términos de flujos multidireccionales que dependían de la jerarquía de espacios disponibles en sucesivas expansiones. En este sentido, postula tres fases de ocupación: (a) exploración, que implica la dispersión inicial hacia una zona deshabitada e involucra movimientos de individuos o grupos usando las rutas naturales. Como expectativas arqueológicas, espera una marcada redundancia ocupacional, escasos sitios en relación con momentos posteriores y cierta discontinuidad ocupacional. Borrero y Franco (Reference Borrero and Franco1997) plantean que sería esperable una baja depositación de materiales funcionalmente poco específicos, manufacturados expeditivamente para un posible uso inmediato, y la presencia de productos de talla asociados con etapas finales de manufactura de artefactos transportados; (b) colonización, la cual se traduce en la consolidación inicial de grupos humanos en sectores determinados del espacio, con rangos de acción especificados. Desde el punto de vista arqueológico, sería esperable una mayor reocupación de sitios, la generación de contextos con alta visibilidad y buena resolución y un incremento en la variabilidad de los materiales identificados que podrían ser una expresión de estrategias adaptativas a condiciones locales; (c) ocupación efectiva, la cual se define arqueológicamente cuando todo el espacio disponible está en uso e implica mecanismos dependientes de la densidad poblacional. Se generaría una muy alta visibilidad arqueológica y una muy baja resolución debido a la superposición de acotados rangos de acción.
Moreno (Reference Moreno2008), en función de estudios arqueológicos y etnohistóricos, postuló un modelo de ciclo estacional relacionado con el aprovechamiento del espacio litoral de la CID durante el Holoceno tardío. Dicho ciclo de movilidad y subsistencia humana se sustentaría en base a los períodos reproductivos y migratorios de las presas explotadas. El autor sostiene que en el final del verano y el inicio del otoño los grupos humanos se habrían emplazado en espacios alejados del mar, quizás a distancias mayores a 50 km de la costa, y habrían basado su subsistencia en la caza de guanaco. Hacia el final del otoño y el inicio del invierno, los grupos humanos se acercarían al espacio costero. En dicho escenario, Moreno sugiere dos alternativas: un acercamiento temprano, en torno al mes de mayo, con la finalidad de explotar aves, como el ñandú, y almacenar su carne; o una aproximación más tardía al litoral marino, hacia el mes de junio, donde la subsistencia se habría basado en el aprovechamiento de guanaco, vegetales y ocasionalmente moluscos. En primavera e inicios del verano, los campamentos se emplazarían en cercanías de la línea de costa, en función de la disponibilidad y accesibilidad de recursos marinos.
El modelo de ocupación del litoral noreste de la provincia de Santa Cruz desarrollado por Zilio (Reference Zilio2017), a partir de la integración de información radiocarbónica, isotópica y espacial, distingue dos bloques temporales en función de la dinámica humana. El estudio sugiere ciertas tendencias cronológicas relacionadas con las paleodietas identificadas. Entre aproximadamente 5800 y 1500 cal aP, se registran dietas mixtas y predominantemente terrestres. El autor plantea que para el mencionado lapso, el consumo complementario de recursos alimenticios disponibles en el litoral marino y en el territorio interior se habría estructurado en el marco de circuitos de movilidad residencial (sensu Binford Reference Binford1980). Por otra parte, en los valores de isótopos estables de las muestras asignables al Holoceno tardío final, entre aproximadamente 1500 y 300 cal aP, que si bien indican altas frecuencias de dietas mixtas, se observa un porcentaje relativamente alto de determinaciones que sugieren dietas predominantemente marinas (Zilio Reference Zilio2017). En este sentido, Zilio sostiene que durante el Holoceno tardío final quizás algunos individuos habrían efectuado una explotación casi exclusiva de recursos marinos, lo que podría haber generado una movilidad restringida a los espacios litorales. Las mencionadas características podrían explicar el patrón distribucional de los enterratorios de tipo chenque, los cuales en muchos casos se registran concentrados en sectores puntuales del litoral marino. Algo similar ocurre con los concheros emplazados sobre médanos (Hammond Reference Hammond2015).
El registro arqueológico de la cuenca inferior del río Deseado
El registro arqueológico de la CID se observa mayoritariamente a cielo abierto, en menor medida se identifican contextos de ocupación en abrigos rocosos (Figuras 2 y 3a) emplazados a distancias variables de la costa. En su mayoría se trata de sitios concheros cercanos al litoral marino (Figuras 2 y 3b), los cuales presentan elevadas densidades de artefactos líticos, restos óseos y malacológicos (Hammond Reference Hammond2015). En dichas localizaciones se registran evidencias de reocupación principalmente durante el Holoceno tardío (Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Ambrústolo, Zilio and Castro2015). Los estudios realizados por Hammond (Reference Hammond2015) permitieron definir a los concheros como sitios de actividades múltiples o bases residenciales en los que se habrían desarrollado actividades relacionadas con el procesamiento y consumo mayoritario de recursos marinos —principalmente moluscos y pinnípedos—, el encendido y acondicionamiento de estructuras de combustión y la producción y mantenimiento de artefactos líticos. Otro de los contextos de ocupación identificado en sectores litorales de la CID son los entierros humanos. Se registró la presencia de diversas modalidades de inhumación (Figura 3c). Las variantes fueron definidas en función de sus características y las dataciones absolutas y relativas obtenidas, las cuales permitieron identificar un patrón cronológico desde el Holoceno medio hasta el Holoceno tardío final (ca. 300 cal aP; Zilio Reference Zilio2017). El desbalance que se observa en cuanto al registro de contextos arqueológicos al norte y al sur de la ría Deseado (Figura 2) se relaciona con la identificación de mayores densidades de sitios en el último de los sectores respecto del primero. En este sentido, hacia el norte de la CID, entre Cabo Blanco y Puerto Deseado (Figura 1), no se registran evidencias de ocupaciones litorales asociadas al frente atlántico (Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Castro and Moreno2005).
La muestra de dataciones: Métodos de análisis
La muestra actualizada de fechados radiocarbónicos de la CID está conformada por 69 dataciones, un 35,2% (n = 18) más respecto del mencionado estudio cronológico previo (Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Ambrústolo, Zilio and Castro2015). Las estimaciones proceden de diferentes contextos: concheros (n = 32; 46,4%; Tabla 1), abrigos rocosos (n = 27; 39,1%; Tabla 2) y entierros humanos (n = 10; 14,5%; Tabla 3). Se trata de cronologías absolutas procedentes de 45 sitios arqueológicos. La calibración de los fechados y los cálculos de sumas de probabilidades se efectuaron mediante el empleo del programa OxCal 4.4.3 y las curvas de calibración SHCal20 (Hogg et al. Reference Hogg, Heaton, Hua, Palmer, Turney, Southon and Bayliss2020) y Marine20 (Heaton et al. Reference Heaton, Köhler, Butzin, Bard, Reimer, Austin and Ramsey2020), con 2σ de probabilidad (95,4%; Tablas 1, 2 y 3). Debido a que no contamos con estimaciones locales del valor del efecto reservorio, las edades 14C de valvas de moluscos, huesos de animales marinos y restos humanos fueron calibradas mediante la combinación de las curvas SHCal20 y Marine20. En el caso de las dataciones sobre restos humanos se consideraron las proporciones de carbono marino calculadas por Zilio y colaboradores (Reference Zilio, Tessone and Hammond2018). El análisis integral de los fechados se realizó mediante la función Sum (suma de probabilidades) del programa OxCal, la cual permite visualizar tendencias generales en términos ocupacionales. Si bien la muestra de fechados podría ser considerada pequeña en función de recomendaciones de algunos autores en cuanto a la confección de sumas de probabilidades (Williams Reference Williams2012), se generaron distribuciones de probabilidad con la finalidad de evaluar básicamente su continuidad en relación con características del registro arqueológico y las tendencias paleoclimáticas regionales. En línea con los estudios cronológicos realizados para el sector central del Macizo del Deseado (Mosquera Reference Mosquera2018), las secuencias cronológicas se analizaron en base a las divisiones del Holoceno propuestas por Walker y colaboradores (Reference Walker, Max Berkelhammer, Bjorck, Cwynar, Fisher, Long, Lowe, Newnham, Rasmussen and Weiss2012). El Holoceno temprano se enmarcaría entre 11.700 y 8200 cal aP, el Holoceno medio entre 8200 y 4200 cal aP y el Holoceno tardío entre 4200 cal aP y la actualidad. Las series de fechados radiocarbónicos, expresados en sumas de probabilidades, se emplearon con la finalidad de caracterizar la secuencia ocupacional del área y comparar las distribuciones cronológicas de los contextos identificados hasta el momento en abrigos rocosos, concheros y entierros (Figura 4). Como vía de análisis complementaria, con la finalidad de describir de manera esquemática las distribuciones de las probabilidades sumadas de los fechados, se realizaron diagramas de caja considerando los valores de las medianas de las dataciones calibradas (Figuras 4a y 4b). Dichos análisis se realizaron en función de efectuar una caracterización gráfica de las morfologías de las distribuciones con la finalidad de compararlas en cuanto a la representación de la densidad cambiante de las dataciones en una línea de tiempo. Debido a que la muestra de dataciones procedentes de entierros es pequeña, no se efectuaron dichos análisis para las cronologías de esos contextos. La elección de la mediana como parámetro para la realización de las representaciones se relaciona con los mencionados fines descriptivos y en pos de evaluar tendencias cronológicas generales. En este sentido, cabe mencionar que, en el caso de fechas calibradas, al tratarse de intervalos que son asimétricos y cuya tendencia central puede no ser estadísticamente significativa, cualquier parámetro o estimación puntual no supone la representación de la edad radiocarbónica calibrada (Michczyński Reference Michczyński2007).
En cuanto a las características paleoclimáticas de la CID, si bien hasta el momento no contamos con estudios locales, consideramos las referencias paleoambientales generadas en estudios de secuencias de polen fósil de sitios arqueológicos emplazados en la localidad arqueológica de Los Toldos, en la meseta central del Macizo del Deseado (Figura 1), a 100 km aproximadamente hacia el oeste. Durante algunos intervalos temporales del Holoceno medio se habrían desarrollado estepas herbáceas-arbustivas en condiciones de baja disponibilidad hídrica (de Porras et al. Reference De Porras, Mancini and Prieto2009; Mancini et al. Reference Mancini, Paez, Prieto, Stutz, Tonello and Vilanova2005).
Resultados
Respecto de la muestra analizada (n = 69), no fue excluido ningún fechado en función de potenciales problemas que podrían presentarse con los intervalos de calibración y el efecto reservorio. El rango temporal que abarca la secuencia cronológica de la CID se enmarca entre 7934 y 201 cal aP (Tablas 1, 2 y 3; Figuras 4a–4d). El registro cronológico presenta una distribución discontinua que inicia en el Holoceno medio y posee los valores más altos de densidad de probabilidad hacia el Holoceno tardío final (Figura 4d). Se identifica un importante hiato temporal de aproximadamente 1000 años hacia el final del Holoceno medio (4988-3978 cal aP; Figura 4d). Al diferenciar la distribución de fechados en función de los contextos de procedencia, se observan otros vacíos cronológicos. Cabe mencionar que en los depósitos arqueológicos datados no se han registrado sesgos formacionales o procesos tafonómicos de gran intensidad que expliquen los patrones cronológicos identificados (Hammond Reference Hammond2015).
En el caso de los abrigos rocosos, la distribución de probabilidad sumada de las dataciones muestra cierta discontinuidad durante todo el Holoceno medio, desde las ocupaciones iniciales, aproximadamente 8000 cal aP, hasta el comienzo del Holoceno tardío. Se diferencian dos hiatos, uno de aproximadamente 600 años (7428-6853 cal aP) y otro de aproximadamente 1000 años (4988-3978 cal aP; Tabla 1; Figura 4a). Luego se registra una continuidad de aproximadamente 3000 años hasta aproximadamente el final de la distribución (ca. 300 cal aP), en el Holoceno tardío final, donde se observa un vacío de aproximadamente 300 años (802-482 cal aP; Tabla 1; Figura 4a).
La distribución de dataciones de sitios concheros muestra una profundidad temporal inferior respecto de la identificada en abrigos rocosos. La secuencia cronológica comienza en el Holoceno medio (7421 cal aP) y registra una continuidad de aproximadamente 1100 años (7421-6320 cal aP). Posteriormente, durante gran parte del Holoceno medio se observa un amplio hiato de aproximadamente 2500 años (6320-3824 cal aP; Tabla 2; Figura 4b). En el Holoceno tardío se registra una continuidad en la suma de probabilidades hasta el final de la curva (ca. 300 cal aP). Hacia los últimos 2000 años se reconoce un claro aumento en la densidad de probabilidad de la distribución de dataciones (Figura 4b).
El registro cronológico de los contextos de entierro muestra una distribución muy discontinua (Tabla 3; Figura 4c). Dichas variaciones podrían estar relacionadas con el escaso tamaño de la muestra (n = 10) en comparación con el amplio registro de enterratorios en el área (Zilio Reference Zilio2017). La distribución de las probabilidades sumadas refleja cinco intervalos de calibración delimitados por vacíos cronológicos. Hacia el Holoceno medio y comienzos del Holoceno tardío, los dos rangos de calibración que se reconocen —separados por un hiato de aproximadamente 1200 años— corresponden a sólo dos dataciones (5887-5324 y 4147-3574 cal aP). Luego se registra la distribución de dos fechados en torno a 3000 aP aproximadamente, limitada a ambos lados por vacíos cronológicos. Durante el Holoceno tardío final se observan los mayores valores de densidad de probabilidad sumada en torno a dos conjuntos de dataciones que representan dos distribuciones interrumpidas por un vacío de sólo 200 años aproximadamente. Se diferencian contextos de entierro con fechas de entre 1700 y 1300 cal aP aproximadamente, y mayoritariamente entre 1000 y 500 cal aP aproximadamente (Figura 4c).
Los diagramas de caja expresan algunas tendencias generales (Figuras 4a y 4b). El diagrama de la Figura 4a representa la distribución de las medianas de las dataciones realizadas en abrigos rocosos. El 50% de los fechados que conforman la caja se encontrarían en un rango de entre 1400 y 5300 cal aP más o menos. Las dimensiones pequeñas de la porción derecha de la caja —entre el límite derecho de la misma y la mediana— respecto de la izquierda, sugiere que un 25% de las fechas se presentan más concentradas entre aproximadamente 1400 y 2100 cal aP. El otro 25% de las dataciones representadas en el segmento izquierdo de la caja se distribuyen de forma más dispersa en un rango cronológico más amplio que abarca el Holoceno tardío inicial y parte del Holoceno medio, entre 2100 y 5300 cal aP aproximadamente. Las magnitudes de los bigotes refuerzan la tendencia hacia una concentración de cronologías hacia el Holoceno tardío final. El bigote más pequeño de la derecha de la distribución representa otro 25% de las dataciones, aproximadamente entre 350 y 1400 cal aP. El restante 25% de las fechas se distribuye de forma más dispersa, asignables al Holoceno medio, y están representadas por el bigote de la izquierda de la caja (Figura 4a). Al considerar la distribución de las medianas de las dataciones de sitios concheros se observa una clara tendencia hacia la concentración de fechas asignables al Holoceno tardío —en particular hacia el Holoceno tardío final (Figura 4b). En este sentido, si se tienen en cuenta las dimensiones de la porción derecha de la caja y el bigote derecho de la misma, se observa que un 50% de las dataciones se presentan muy concentradas entre 400 y 1200 cal aP aproximadamente. El resto de las cronologías, asignables al Holoceno tardío inicial, se presentan algo más dispersas. La porción o el cuartil izquierdo de la caja abarca un rango temporal entre 1200 y 2200 cal aP aproximadamente, mientras que el bigote asociado al mismo representa un intervalo de entre 2200 y 3500 cal aP aproximadamente. Las medianas de las dataciones asignables al Holoceno medio son representadas como fechas fuera de rango.
Discusión y conclusiones
En función del marcado aumento de dataciones de ocupaciones emplazadas en abrigos rocosos de la CID, resulta importante resaltar la existencia, en términos proporcionales, de cierto balance respecto de las fuentes de registro de información cronológica para el área: abrigos rocosos, concheros y entierros. Ello disiparía la posibilidad de un sesgo en la observación de tendencias en función de la datación de determinados contextos en detrimento de otros. Dar cuenta de la cronología de contextos variados implicaría también relacionarlos en términos de estrategias conductuales vinculadas con la movilidad y el uso del espacio. En este marco, resulta interesante el planteo de Goñi (Reference Goñi1995), quien sostiene que la imagen arqueológica de los abrigos rocosos puede ser comprendida si se integra con la información “alero afuera” y se analiza el ordenamiento espacial y cronológico de todo el registro arqueológico. En la CID, nuestra perspectiva de investigación configurada en los últimos años va en línea con la postura de Goñi en cuanto al desarrollo de una visión integral del registro arqueológico. En este sentido, podríamos decir que integramos a nuestros estudios de ocupaciones a cielo abierto un enfoque que considera e interrelaciona los contextos “alero adentro”.
El inicio de la secuencia de ocupación humana de la CID presenta hasta el momento contextos con dataciones del Holoceno medio, entre aproximadamente 8000 y 7500 cal aP. Como planteamos en un trabajo previo, el hecho de que no se registren evidencias de ocupaciones humanas litorales anteriores a 8000 cal aP aproximadamente, podría estar relacionado con las transgresiones marinas del Holoceno medio (Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Ambrústolo, Zilio and Castro2015). Asimismo, durante el Holoceno se generaron cambios en la disponibilidad de espacios de ocupación relacionados con procesos regresivos del nivel del mar. En este sentido, un estudio reciente realizado por Zubimendi (Reference Zubimendi2019) en la localidad de Punta Medanosa, señala que las ocupaciones iniciales del área se registran en terrazas marinas pleistocénicas —o anteriores al Holoceno medio— que estuvieron disponibles en todo momento. Posteriormente, las regresiones marinas generaron un aumento en la superficie de espacios litorales habitables debido a la acreción de cordones litorales, formación de crestas de playas y el desarrollo de amplias plataformas de abrasión. Ello podría correlacionarse, quizás en el marco de un aprovechamiento óptimo de recursos marinos, con las tendencias observadas en cuanto al aumento de la señal cronológica asignable al Holoceno tardío y el registro de espacios litorales con altas densidades de sitios concheros y contextos de entierro. Las ocupaciones hasta el momento definidas como iniciales se identificaron en los abrigos rocosos Alero El Oriental y Cueva Marsicano, y en el sitio conchero Médano 1. Los estudios de los restos líticos, óseos y malacológicos registrados en los tres casos (Ambrústolo et al. Reference Ambrústolo, Zubimendi, Ciampagna and Trola2011; Paunero et al. Reference Paunero, Ambrústolo, Davis, Otero, Svoboda and Banegas2019; Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Castro and Moreno2005) sugieren que se trata de espacios relacionados con estrategias de exploración en el sentido del modelo biogeográfico propuesto por Borrero (Reference Borrero1989-1990, Reference Borrero1994-1995). Los conjuntos líticos de los tres sitios están conformados por escasos artefactos; principalmente se trata de productos de talla, y en menor medida se registran artefactos formatizados. Entre los primeros se identifican mayoritariamente lascas de adelgazamiento y hojas de arista, y en bajas frecuencias microlascas asociadas con actividades de reactivación y retoque. En todos los casos se trata de materias primas silíceas disponibles localmente y de obsidiana negra procedente del área fuente Pampa del Asador (Espinosa y Goñi Reference Espinosa, Goñi, Belardi, Fernández, Goñi, Guráieb and Nigris1999), ubicada a 400 km aproximadamente al oeste de la CID (Ambrústolo Reference Ambrústolo2020). La mayoría de las litologías habrían ingresado a los sitios como preformas bifaciales o núcleos sin corteza (Ambrústolo et al. Reference Ambrústolo, Zubimendi, Ciampagna and Trola2011). Entre los artefactos formatizados se diferencian principalmente morfologías que evidencian una baja inversión energética en cuanto a su confección; se trata de hojas con retoque y raederas y cuchillos manufacturados sobre hojas de tamaño mediano. En el sitio Médano 1 se identificaron dos puntas de proyectil pedunculadas (Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Castro and Moreno2005). Las técnicas de talla se habrían implementado con el objetivo de realizar extracciones paralelas para generar potenciales filos largos y así maximizar el aprovechamiento de materias primas (Paunero et al. Reference Paunero, Ambrústolo, Davis, Otero, Svoboda and Banegas2019). En base a los lineamientos propuestos por Borrero y Franco (Reference Borrero and Franco1997), en términos de expectativas arqueológicas, los conjuntos efectivamente se relacionarían con contextos de exploración. En cuanto al registro zooarqueológico, en los tres contextos se observa un aprovechamiento poco intensivo tanto de fauna marina, representada por restos de moluscos y pinnípedos, como terrestre (L. guanicoe; Ambrústolo et al. Reference Ambrústolo, Zubimendi, Ciampagna and Trola2011; Paunero et al. Reference Paunero, Ambrústolo, Davis, Otero, Svoboda and Banegas2019; Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Castro and Moreno2005).
Entre aproximadamente 7500 y 5000 cal aP, a excepción de una ocupación poco intensa conformada por una lente subsuperficial de valvas procedente del sitio conchero Médano Alto (Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Castro and Moreno2005), se reconoce una continuidad cronológica principalmente configurada por dataciones de contextos registrados en abrigos rocosos que no están ubicados en las inmediaciones de la línea de costa atlántica actual. Se trata de los sitios Alero El Oriental y Cueva Marsicano. El registro arqueológico de ambos sugiere la existencia de ocupaciones no estrictamente litorales más intensas en el marco de la realización de múltiples actividades (Ambrústolo et al. Reference Ambrústolo, Zubimendi, Ciampagna and Trola2011; Paunero et al. Reference Paunero, Ambrústolo, Davis, Otero, Svoboda and Banegas2019). En función del modelo de poblamiento de Borrero (Reference Borrero1989-1990), podrían evidenciar la colonización del espacio. En cuanto a las características del registro lítico de los sitios, se reconoce para el rango cronológico de aproximadamente 7500-5000 cal aP una mayor explotación de materias primas líticas disponibles localmente, como el caso del sílex rojo, y cierta variabilidad artefactual en cuanto a los grupos tipológicos representados respecto de las ocupaciones iniciales (Ambrústolo et al. Reference Ambrústolo, Zubimendi, Ciampagna and Trola2011; Paunero et al. Reference Paunero, Ambrústolo, Davis, Otero, Svoboda and Banegas2019).
La característica que probablemente resulte más interesante respecto de la distribución de probabilidades sumadas de las dataciones de la CID, la constituye el vacío cronológico de alrededor de 1000 años, identificado entre 5000 y 4000 cal aP aproximadamente. Diferentes autores han desarrollado discusiones respecto de las potenciales explicaciones de los hiatos cronológicos, en particular para los identificados en el Holoceno medio (Figuras 5a y 5b). En Argentina los registros incluyen, entre variadas áreas, secuencias temporales de la región Patagónica: en la provincia de Neuquén; la meseta central y los contextos del litoral atlántico de la provincia de Santa Cruz; y, hacia el noreste, los espacios litorales de la provincia de Río Negro (Barberena et al. Reference Barberena, Prates and de Porras2015; Favier Dubois y Scartascini Reference Favier Dubois and Scartascini2012; Mosquera Reference Mosquera2018; Zubimendi et al. Reference Zubimendi, Ambrústolo, Zilio and Castro2015). Asimismo, se identifican intervalos con bajas o nulas señales cronológicas durante el Holoceno medio en las provincias de San Juan, Mendoza y en la Puna del noroeste de Argentina (Neme y Gil Reference Neme and Gil2009; Yacobaccio Reference Yacobaccio2013). En Chile, dichos rasgos se reconocen en el desierto de Atacama ubicado al norte y en el litoral del semiárido de la región central (Méndez y Jackson Reference Méndez and Jackson2006; Méndez et al. Reference Méndez, Gil, Neme, Delaunay, Cortegoso, Huidobro, Durán and Maldonado2015). Diferentes proxies estudiados para el Holoceno medio del sur de América del Sur, particularmente en áreas desérticas, semidesérticas o semiáridas, indican la existencia de fluctuaciones climáticas que sugieren la existencia de condiciones generalmente secas en amplios lapsos de dicho período (Zárate et al. Reference Zárate, Neme and Gil2005).
En el caso del Macizo del Deseado, la discontinuidad cronológica de 644 años identificada en el Holoceno medio (7799-7155 cal aP; Figura 5a) es definida por Mosquera (Reference Mosquera2018) como un hiato. El autor sostiene que dicho vacío podría correlacionarse con cambios en la dinámica social de los grupos que ocuparon el área, lo cual se vincularía con cambios ambientales de escala regional y global (Brook et al. Reference Brook, Franco, Ambrústolo, Mancini and Fernández2015; Zárate et al. Reference Zárate, Neme and Gil2005). Sostiene que para el Holoceno medio las condiciones climáticas del Macizo podrían haber sido más cálidas y secas respecto de momentos previos. Hacia los 6000 aP (7155-6555 cal aP) se habría llegado al punto máximo de aridez (Brook et al. Reference Brook, Franco, Ambrústolo, Mancini and Fernández2015). A escala regional, entre aproximadamente 8000 y 4000 aP, se registra un aumento de temperatura a nivel global, una elevación del nivel del mar (Codignotto et al. Reference Codignotto, Kokot and Marcomini1992), un fortalecimiento de los westerlies (Gilli et al. Reference Gilli, Ariztegui, Anselmetti, McKenzie, Markgraf, Hajdas and McCulloch2005) y dos erupciones del volcán Hudson (H1, ca. 7750 cal aP, y H2, ca. 4050 cal aP; Naranjo y Stern Reference Naranjo and Stern1998).
En cuanto a la vinculación de las tendencias cronológicas con la información paleoambiental (Figura 5c), la porción final del perfil polínico integrado de la localidad arqueológica de Los Toldos (Prieto et al. Reference Prieto, Mancini, de Porras, Bamonte, Marcos and Prieto2018) sugiere que entre aproximadamente 6000 y 4000 cal aP se reconocen estepas arbustivas con predominio de Asteraceae subf. Asteroideae asociadas con arbustos (Ephedra, Nassauvia), que indicarían condiciones ambientales secas (de Porras et al. Reference De Porras, Mancini and Prieto2009) que podrían correlacionarse con el hiato de la CID. Luego, a partir de aproximadamente 4000 cal aP, se registra un importante cambio en la vegetación, el cual coincide temporalmente con el nivel de ceniza proveniente de la erupción H2 del volcán Hudson (Naranjo y Stern Reference Naranjo and Stern1998). Dicha modificación podría estar relacionada también con variaciones climáticas tendientes hacia una menor aridez y el consecuente establecimiento de comunidades vegetales y condiciones ambientales similares a las actuales en el marco de un clima semiárido (de Porras et al. Reference De Porras, Mancini and Prieto2009; Mancini et al. Reference Mancini, Paez, Prieto, Stutz, Tonello and Vilanova2005). Por el momento, cabe mencionar que en los registros estratigráficos de la CID no se identifican niveles de tefra asignables a la erupción H2 del volcán Hudson (Naranjo y Stern Reference Naranjo and Stern1998), lo cual sugiere que dicho evento volcánico podría haber tenido un bajo impacto directo en las poblaciones. En cuanto a considerar el potencial efecto de la erupción como una de las explicaciones del vacío cronológico registrado, el hecho de que no se trate de situaciones disruptivas totalmente sincrónicas —H2 se reconoce hacia el final del hiato—, no respondería el interrogante respecto de la naturaleza de la interrupción de alrededor de 1000 años.
En el caso de la CID, asimismo, la discontinuidad cronológica identificada entre aproximadamente 5000 y 4000 cal aP podría ser explicada en el marco de un contexto en el que no se habría estructurado una ocupación efectiva (Borrero Reference Borrero1989-1990, Reference Borrero1994-1995). Si bien los cambios climáticos no necesariamente deberían ser interpretados como factores causales directos respecto de tendencias paleodemográficas, la existencia de correlaciones positivas entre pulsos climáticos desfavorables y la disminución o el nulo registro de cronologías constituyen potenciales indicadores de reconfiguraciones en patrones de movilidad y uso del espacio por parte de grupos cazadores-recolectores (Aschero et al. Reference Aschero, Bozzuto, Civalero, De Nigris, Fernández, Maveroff, Sacchi, Otero, Svoboda and Banegas2019; Hermo y Magnin Reference Hermo and Magnin2012; Méndez et al. Reference Méndez, Gil, Neme, Delaunay, Cortegoso, Huidobro, Durán and Maldonado2015). El vacío cronológico de la CID, entendido como una interrupción en la secuencia de ocupación del área que fue potencialmente sincrónica con un pulso de mayor aridez, podría haberse configurado en función de la conformación de un ambiente poco predecible en términos de disponibilidad de agua y recursos alimenticios, lo cual habría aumentado los costos de explotación del mismo. En un contexto de ocupaciones no efectivas (sensu Borrero Reference Borrero1989-1990) de grupos cazadores-recolectores que podían estructurar amplios rangos de acción entre el litoral marino y espacios ubicados al oeste, lo cual está evidenciado, por ejemplo, por el aprovisionamiento e intercambio de obsidiana negra (Ambrústolo Reference Ambrústolo2020), la reorganización espacial y/o la reubicación hacia sectores interiores se consideran como potenciales respuestas favorables ante la configuración de un ambiente riesgoso en términos de subsistencia (Méndez et al. Reference Méndez, Gil, Neme, Delaunay, Cortegoso, Huidobro, Durán and Maldonado2015). Es posible que en la CID la elección de una estrategia de abandono (Barberena et al. Reference Barberena, Méndez and de Porras2017) haya sido priorizada por encima de otras en función del relativamente bajo grado de conocimiento integral del ambiente que habrían tenido los grupos humanos que habitaban el área alrededor de 5000 cal aP, contrariamente a lo que podría ocurrir en un escenario de ocupación efectiva del espacio (Borrero Reference Borrero1994-1995). En este sentido, resulta interesante señalar que durante el potencial período de sequía en la CID, no se priorizó una reducción de la movilidad en torno a los ambientes costeros potencialmente productivos y predecibles, los cuales en muchos casos son caracterizados como espacios aptos para amortiguar momentos de escasez de recursos (Méndez et al. Reference Méndez, Gil, Neme, Delaunay, Cortegoso, Huidobro, Durán and Maldonado2015). Ello podría sustentar nuestra hipótesis relacionada con el no acabado conocimiento espacial de la CID por parte de los grupos humanos que la ocuparon durante parte del Holoceno medio y el sincrónico aumento en las condiciones de aridez en un entorno ya seco, lo que habría generado una fragmentación del paisaje en términos de disponibilidad de recursos, y determinados espacios habrían funcionado como barreras estacionales o continuas (Barberena et al. Reference Barberena, Méndez and de Porras2017). En el caso del río Deseado, como planteamos en un trabajo previo (Ambrústolo et al. Reference Ambrústolo, Zubimendi, Acevedo and Paunero2015), en línea con las propuestas de Erlandson (Reference Erlandson2001) y Miotti (Reference Miotti and Jiménez López2006), consideramos la posibilidad de que, lejos de configurar una barrera, haya funcionado como una vía de comunicación entre espacios litorales de la CID y contextos del interior. Dicha geoforma podría haber conformado un refugio ambiental para las poblaciones humanas en función de una más predecible y conocida disponibilidad de recursos en espacios con condiciones locales de mayor humedad. En este sentido, en base al modelo de colonización humana a partir de ambientes acuáticos desarrollado por Erlandson (Reference Erlandson2001), el cual presenta como supuesto general que el agua potable constituye un recurso crítico para los grupos humanos, podríamos plantear que el río Deseado haya funcionado a modo de vector confiable de movilidad (Miotti Reference Miotti and Jiménez López2006). Consideramos que el mencionado escenario también podría haberse conformado en el sector centro-sur del Macizo del Deseado, e incluso en ecosistemas emplazados en el oeste de Santa Cruz (Ambrústolo Reference Ambrústolo2020). La suma de probabilidades de las dataciones del Macizo del Deseado (Mosquera Reference Mosquera2018) sustenta dicha idea en base al registro de señales cronológicas positivas para el rango cronológico del posible vacío ocupacional de la CID. Los modelos propuestos por Moreno (Reference Moreno2008) y Zilio (Reference Zilio2017) también sugerirían un escenario que habría facilitado potenciales vectores poblacionales en sentido este–oeste hacia el sector centro-sur del Macizo en función de un registro mayoritario de dietas mixtas y predominantemente terrestres para el Holoceno medio.
Luego de la discontinuidad cronológica del Holoceno medio en la CID, el aumento progresivo y sostenido de dataciones asignables al Holoceno tardío, a partir de aproximadamente 4000 cal aP, podría ser explicado justamente en función del mencionado hiato. En este sentido, en línea con el planteo de Barberena y colaboradores (Reference Barberena, Méndez and de Porras2017), el vacío cronológico podría haber funcionado como un cuello de botella a nivel poblacional. Ello explicaría la identificación, posterior al hiato, de un aparente proceso de crecimiento poblacional intenso y relativamente acelerado (Barberena et al. Reference Barberena, Méndez and de Porras2017). La distribución de probabilidades sumadas de los fechados correspondientes al Holoceno tardío en la CID, principalmente en los casos de sitios concheros, en línea con los modelos ocupacionales generados para el área (Moreno Reference Moreno2008; Zilio Reference Zilio2017), sustentan la idea de una trayectoria hacia una intensificación económica basada en los recursos marinos, fundamentalmente hacia el Holoceno tardío final, entre 1500 y 300 cal aP aproximadamente. En este sentido, el registro de individuos con dietas predominantemente marinas sugeriría en muchos casos una explotación casi exclusiva de recursos marinos, lo cual habría generado patrones de asentamiento asociados al litoral marino, como lo sustenta el registro de sectores costeros con altas densidades de concheros y entierros humanos (Moreno Reference Moreno2008; Zilio Reference Zilio2017). La distribución de probabilidades sumadas de las dataciones procedentes de abrigos rocosos —emplazados en espacios no estrictamente litorales— durante el Holoceno tardío sugiere cierta disminución en cuanto al empleo de dichos contextos en el Holoceno tardío final, lo cual reforzaría la tendencia observada en cuanto a la identificación de una redundancia en torno a ocupaciones litorales representadas por sitios concheros muy cercanos a la costa entre aproximadamente 1500 y 300 cal aP.
En términos generales, se observa una clara correlación de las tendencias cronológicas observadas hasta el momento y los modelos propuestos por Moreno (Reference Moreno2008) y Zilio (Reference Zilio2017). Sin embargo, es importante advertir y considerar la existencia de potenciales sesgos que podrían afectar la interpretación de los datos. Si bien en términos de variabilidad de contextos analizados se amplió la muestra en función de una intensificación de los estudios en abrigos rocosos, resta seguir contrastando la información generada en relación con diferentes cuestiones. En línea con el planteo de Pallo y Ozán (Reference Pallo and Ozán2014), a corto plazo consideramos interesante evaluar cuestiones tafonómicas, el tamaño de la muestra, el estudio diferencial de sectores particulares del espacio, la amplitud variable de los rangos cronológicos de las dataciones, la extrapolación de dataciones como indicadores demográficos y su correlación con variaciones paleoambientales. En cuanto al último punto, consideramos necesario generar secuencias polínicas locales con la finalidad de contrastar las tendencias paleoclimáticas regionales y así evaluar las hipótesis en torno a potenciales forzantes climáticos relacionados con las estrategias de asentamiento y movilidad de los grupos humanos que ocuparon la CID durante el Holoceno medio. De forma complementaria, se pretende aumentar el número de muestras analizadas en términos de contextos arqueológicos y dataciones radiocarbónicas y considerar variaciones en la escala espacial de análisis.
Agradecimientos
A los evaluadores del trabajo y los editores de la revista. A todos aquellos que colaboraron en los trabajos de campo y laboratorio. A la Universidad de La Plata, CONICET, FONCYT, el Consejo Agrario de la provincia de Santa Cruz y el Museo Municipal Mario Brozoski de la ciudad de Puerto Deseado. Los estudios se realizaron en el marco de los proyectos “Estudios regionales en el río Deseado para definir los rangos de acción de grupos cazadores recolectores costeros en el marco de la ocupación humana del Holoceno de Patagonia” (UNLP-N739) y “Arqueología de la cuenca inferior del río Deseado: La ocupación de refugios rocosos en el marco de la explotación de los recursos costeros” (PICT 2016-0404).
Declaración de disponibilidad
Los datos que se presentan en este trabajo se encuentran disponibles en la División Arqueología del Museo de La Plata, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata.