Published online by Cambridge University Press: 28 April 2010
Los estudios sobre el campesinado mallorquín suelen presentar su vinculación casi exclusiva a trabajos puramente agrícolas, de forma que la inexistencia o la irrelevancia de las actividades no agrarias se admite como uno de los rasgos del mundo rural insular. Sin embargo, las variables demográficas constatan el crecimiento de la población, mientras las de producción certifican la notable recesión del aceite y los cereales —principales renglones de la economía mallorquina—, y un espectacular incremento de las cosechas de legumbres. Estas informaciones, en apariencia contradictorias, plantean la existencia de procesos de «reacción» ante las coyunturas críticas, permitiendo que los sectores sociales más afectados por las crisis de subsistencias afronten la escasez y el hambre en condiciones menos gravosas; asi, puede entenderse que los índices poblacionales de determinadas zonas de la isla durante el Setecientos no respondan en absoluto a parámetros de declive económico.