Published online by Cambridge University Press: 28 April 2010
La pesca es, sin duda, un sector olvidado por las investigaciones sobre la historia económica de la España moderna. Sin embargo, su importancia era relevante tanto desde el punto de vista de la movilización de capitales (barcos y equipos) como en los aspectos de ocupación de la población activa (con porcentajes nada desdeñables en la periferia peninsular), de vertebración de las economías del litoral español o de producción de alimentos imprescindibles para el consumo del conjunto de la población de un país católico. En el siglo XVIII, la incapacidad para una comercialización adecuada de los excedentes locales implicaba una dependencia para el abastecimiento de buena parte del país respecto de los mercantes extranjeros del Atlántico (singularmente de los barcos ingleses); situación que se quebraría en parte gracias a un proceso de reconversión del sector, mediante la introducción de la pesca de arrastre en gran escala, la inyección de capitales para la construcción de barcos y de otras instalaciones, así como para el establecimiento de ambiciosas compañías lejos de los puertos de atraque, la organización de redes de distribución de las capturas por todo el litoral y la implantación de una industria salazonera que permitía la conservación de la pesca.
1 De Salas, F. J., Historia de la matrícula de mar y examen de varios sistemas de re clutamiento marítimo, Madrid, 1879Google Scholar; Desdevizes du Dezert, G., L'Espagne de L'Ancien Régime. Les institutions, París, 1899Google Scholar; O'dogherty, A., «La Matrícula de Mar en el reinado de Carlos III», Anuario de Estudios Americanos, t. IX (1952), pp. 347–370.Google Scholar
2 Al gozar las dos provincias vascas de Vizcaya y Guipúzcoa de un régimen especial, son insuficientes las referencias a las mismas en nuestra documentación, siendo ésta la causa de su obligada ausencia de los cuadros y mapas incluidos en nuestro trabajo.
3 La documentación que sirve de base a nuestro estudio se halla esencialmente en el Archivo General de Simancas, Secretaría de Marina, leg. 300.
4 El proceso seguido es algo más complicado. Hemos obtenido de estos pueblos exclusivamente pesqueros las siguientes medias por departamento: Cartagena, 4,53 pescadores/ barco; Cádiz, 4,03; El Ferrol, 3,35. Las cifras parecen justificarse por el superior tonelaje medio de la flota pesquera del Mediterráneo, donde ya actúan las grandes jávegas y barcas de bous mallorquinas, catalanas y valencianas. Estas cifras coinciden, en general, con los textos de los contemporáneos, que señalaban un mínimo de tres o cuatro personas en las embarcaciones más pequeñas. Tratando de obtener una mayor ponderación de nuestro multiplicador, hemos hecho el cálculo por regiones, pero en este sentido las discordancias eran excesivas (no parece lógico aceptar una media de 6,71 pescadores/barco en Murcia y sólo 2,97 en Cataluña), Así, pues, hemos optado por la solución de aplicar a cada región un multiplicador que resulta de la media entre el de la región y el del departamento: los resultados obtenidos nos parecen satisfactorios. Con todo, hay que tener en cuenta que este multiplicador depende en cada región de los sistemas de pesca que en ella resulten predominantes, pues cada uno de ellos emplea un determinado número de pescadores.
5 Mayores dificultades se presentarían en el momento de valorar el total de los marinos de cada categoría: paradero conocido o desconocido, desertores, patrones, embarcados en la Carrera de Indias, etc.
6 Cfr., por ejemplo, la Relación de los individuos que de la lista de hábiles de esta matrícula de Arenys se ausentaron de su domicilio, confeccionada por Manuel Zalvide, comisario de Marina, con ocasión de la revista de 1773 (AGS, Secretaría de Marina, 300).
7 Apud. Llovet, J., La Matrícula de Mar i la província de Marina de Mataró al segle XVIII, Mataró, 1980, p. 103.Google Scholar
8 A esta valoración concurre el dato ya comentado de las bajas proporciones entre pescadores y barcas en todos los departamentos. Una media global en torno a los cuatro tripulantes corresponde a una flota pesquera de unidades sumamente reducidas, en las que apenas pudieran hallarse representadas las barcas de jávega o los bous, cuya dotación puede llegar a multiplicar varias veces aquella cifra.
9 Hemos tomado como base para el cálculo de la población activa, así como para las agrupaciones y comparaciones de datos globales, la división del litoral según las regiones históricas (que se corresponden con las actuales comunidades autónomas). El departamento constituía una unidad excesivamente dilatada (que hubiera ofrecido unos resultados opacos), mientras la provincia parecía una demarcación demasiado reducida (que hubiera roto la unidad de las economías regionales). La actual división pesquera de España no responde a la realidad del siglo XVIII (faltarían datos para Canarias y el País Vasco), aunque algunos de sus conceptos nos parezcan operativos a la hora de valorar la pesca en el pasado (como la divisoria entre tres Andalucías: sudatlántica, surmediterránea y «levantina»).
10 Este desplazamiento fue señalado por todos los autores coetáneos interesados en el tema. Cfr., por ejemplo, la afirmación de De Larruga, E., Memorias…, vol. 42, p. 314:Google Scholar «A mediados de este siglo [XVIII], enxambres de marineros catalanes que no cabían en su país, atraídos por la fama de las marítimas riquezas de Galicia se derramaron sobre sus costas.» Por otra parte, esta irrupción catalana en las costas andaluzas o gallegas es uno de los pocos temas de la historia pesquera española que han recibido un tratamiento detenido. Cfr., por ejemplo, para el caso gallego, el mejor conocido, Meijide Pardo, A., Contribución de los catalanes a la industria pesquera de Vigo (1750–1815), Madrid, 1969Google Scholar; Alonso Alvarez, L., Industrialización y conflictos sociales en la Galicia del Antiguo Régimen, 1750–1830, Madrid, 1976Google Scholar; Santos Castro Viejo, J., «Transformacións e conflictos na sociedade galega da Beiramar no século XVIII», Grial, núm. 67 (1980), pp. 22–36.Google Scholar
11 Aunque el porcentaje es aleatorio, las repetidas quejas de los funcionarios encargados de la revista sobre la ocultación de la gente de mar abonan la hipótesis de que este 20 por 100 debía constituir un mínimo de los marinos que conseguían eludir la Matrícula. Cfr. Llovet, J., La Matrícula…, pp. 59–108.Google Scholar
12 Esta norma se recordó taxativamente en la revista de 1765, aunque, de hecho, en ninguna provincia el porcentaje de muchachos rebasase el 20 por 100 de los marinos.