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El aprovechamiento de la energia hidraulica en cataluña, 1840–1920 un Ensayo de Interpretacion1

Published online by Cambridge University Press:  28 April 2010

Albert Carreras De Odriozola
Affiliation:
Universidad de Barcelona

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La energía hidráulica en el proceso de industrialización La energía hidráulica suele ser la cenicienta en los estudios sobre la revo-lución industrial. Ésta se asocia indisolublemente a la energía del vapor, es decir, a un combustible —el carbón mineral— y a un convertidor —la máquina de vapor—. La asociación fue evidente para los contemporáneos, y cualquier emulación de la industrialización inglesa exigía disponer de carbón barato para accionar los nuevos agentes mecánicos, principalmente las máquinas de hilar y tejer algodón.

Type
Primera sesión de trabajo: energia y recursos naturales. Moderador: Jordi Nadal
Copyright
Copyright © Instituto Figuerola de Historia y Ciencias Sociales, Universidad Carlos III de Madrid 1983

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5 HILLS, op. cit., y sobre todo la descripción clásica en Mantoux, Paul, La revolución industrial en el siglo XVIII, Aguilar, Madrid, 1962 (1906).Google Scholar Particularmente la parte II, capítulo II (“Las fábricas”, apartados II y VI) y IV (“La máquina de vapor”).

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15 Dirección General de Contribuciones, Estadística Administrativa de la Contribución Industrial y de Comercio. Año de 1916 (ed. oficial), Madrid, 1919Google Scholar, página 335, núm. 423 (a) de la tarifa 3.

16 Ministerio de Fomento. Dirección General de Obras Públicas, Estadística de las Obras Públicas de España. Obras hidráulicas. Situación, en 1 de enero de 1917. Datos correspondientes a los años 1909, 1910, 1911, 1912, 1913, 1914, 1915 y 1916, Madrid, 1921, pp. 692931 y 932–972.Google Scholar

17 Idem, Obras hidráulicas y marítimas. Situación en 1 de enero de 1909 y datos correspondientes a 1906, 1907 y 1908, Madrid, 1911, pp. 132–647. Existe un precedente muy incompleto del citado “censo” en la Reseña Geográfica y Estadística de España, t. I, Madrid, 1912, publicada por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico. Véanse las pp. 297–350.

18 Gaceta del catorce de abril. La'apertura del Registro se había venido reclamando en los años anteriores desde las páginas de la Revista de Obras Públicas: véanse Morales Amores, A., “Necesidad de una' revisión de los aprovechamientos de aguas públicas”, 1899, tomo I, pp. 269270Google Scholar, y Pelecrí, Eusebio, “Aprovechamientos de aguas”, 1901, tomo I, pp. 7980.Google Scholar

19 “Por Real Orden de 10 de agosto de 1901 (Gaceta del 25) se prorrogó este plazo hasta 31 de octubre, y por otra de 7 de noviembre del mismo año (Gaceta del 16), se concedió como prórroga última y definitiva hasta 31 de diciembre. Posteriormente han venido concediéndose prórrogas especiales a los que lo han solicitado con algún fundamento”. Ministerio de Fomento, Leyes, Reglamentos e Instrucciones aplicables al servicio de Obras Públicas coleccionadas y publicadas por el Negociado de Estadística, Planos e Instrumentos, en cumplimiento de la Real Orden de 14 de octubre de 1912, tomo II, Aguas (terminación), Madrid, 1913, p. 7.Google Scholar

20 Gaceta del cuatro de diciembre.

21 Real Orden de 20 de febrero de 1914. Gaceta del seis de marzo.

22 Dirección General de Contribuciones, op. cit., Tarifa 3.a, núms. 398, 398 a, 398 b y 398 c, 399 (y a, b, c) 400 (y a, b, c).

23 Algo parecido sucede en las cuencas del sur de España. Fomento, Véase Ministerio de, Leyes, Reglamentos…, op. cit., t. II, pp. 37 y ss.Google Scholar, y especialmente las Reales Ordenes de 24-X-1900, 2-I-1906 y 12-II-1909.

24 Es particularmente buena la información correspondiente a Guipúzcoa y Vizcaya en el “censo” de 1909.

25 Vives, Jaume Vicens, Industrials i Politics, Vicens Vives, Barcelona, 1972, páginas 5053.Google ScholarNadal, Jordi, El fracaso de la Resolución Industrial en España, 1814–1913, Barcelona, 1975, cap. 7.Google Scholar

26 Nadal, , op. cit., pp. 195197.Google ScholarMadoz, Pascual, en su Diccionario geográfico…, tomo III, p. 464Google Scholar, nos informa de que la potencia de las caballerías aplicadas a la hilatura del algodón era muy superior a la de los motores hidráulicos y de vapor juntos; aún mayor era la cifra de operarios que accionaban manualmente las máquinas de hilar (véase la tabla 5).

27 Nadal, , op. cit., pp. 195200.Google Scholar

28 Figuerola, Laureano, Estadística de Barcelona en 1849, edición facsímil del Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1968, p. 294.Google Scholar

29 Nadal, , op. cit., p. 1953.Google Scholar Para la historia de esta búsqueda véase J. NADAL, ”El carbó”, en Produceló i consum d'energia…, op. cit.

30 Ficuerola, , op. cit., p. 291.Google Scholar

31 Ferrer, José y Vidal, , Conferencias sobre el arte de hilar y tejer en general…, Barcelona, 1875, pp. 67 y 74.Google Scholar

32 Sard, Andrés de, Comparación entre, el actual estado de desarrollo de la industria algodonera en Inglaterra y el de la propia industria en España, Barcelona, 1884, pp. 32 y 40–41.Google Scholar

33 Nadal, , op. cit., pp. 137143.Google Scholar

34 Ibid., pp. 137–143.

35 Terrades, Ignasi, Les colònies industrials, Laia, Barcelona, 1979.Google Scholar Véanse las páginas 35–40 y 53.

36 Ferrer, y Vidal, , op. cit., pp. 6768.Google Scholar

37 Ministerio de Hacienda, Memorias sobre la industria fabril redactados por los ingenieros al servicio de la Hacienda Pública, Madrid, 1900, p. 193.Google Scholar Del mismo informe se deduce que la parte del combustible en el coste del tejido era del 2 por 100 (p. 200).

38 Sard, De, op. cit., p. 32.Google Scholar

39 Llauradó, Andrés, Tratado de aguas y riegos, Madrid, 1884 2, p. 723Google Scholar: “En concepto del citado ingeniero Mr. Ducloux, dedsde la parte extrema de la cuenca hasta Roda, en las cercanías' de Vieh, la industria explota una fuerza hidráulica de 4.365 caballos, dejando todavía sin utilizar multitud de saltos, capaces de producir un trabajo dinámico de otros 5.000 caballos.”

40 Orellana, , op. cit., pp. 138140.Google Scholar

41 Crónica de la Industria, tomo VI, 1880, núm. 137, pp. 258–259.

42 Puig, y Valls, F., Ferrocarril económico o tranvia movido a vapor entre las ciudades de Manresa y Berga, siguiendo el valle del río Llobregat por Salient, Balsareny, Puigreig y Gironella, Barcelona, 1881, 30 pp.Google Scholar Véase la hoja desple-gable entre las pp. 18 y 19 y la p. 19.

43 Manuel Bartolí, Escudé, “Aprovechamiento de la fuerza hidráulica en la provincia de Barcelona”, en Revista Contemporánea, año XXIV, tomo CX, 25 de abril de 1898, Madrid.Google Scholar

44 Pascual, José y Deop, , “El Llobregat manufacturero”, en Revisto Tecnológico-Industrial, Barcelona, octubre de 1898, pp. 269271.Google Scholar

45 Véase Albert CARRERAS, “L'energia hidráulica”, en Producció i consum…, op. cit.

46 ibid.

47 Véanse, más adelante, los comentarios sobre los renglones 1911a y 1911 b.

48 Figuehola, , Op. Cit., p. 291.Google Scholar

49 Javier, De Bona, op. cit., núm. 18, pp. 540543.Google Scholar

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51 La España Industrial, Junta General Extraordinaria del seis de mayo de 1888; informe del director. La información me ha sido facilitada por el doctor Jordi Nadal.

52 Fort, Enrique en Memorias sobre la industria fabril…, pp. 192193.Google Scholar

53 Las estimaciones disponibles para otros países sugieren consumos inferiores. Temin, Peter, en “Steam and Waterpower in the Early Nineteenth Century”, Journal of Economic History, junio 1966, pp. 187205CrossRefGoogle Scholar, evalúa el consumo medio de carbón por HP-hora hacia 1840 en 3 ó 4 libras (1,4–1,8 kgs.), es decir, en 4,9–6,5 toneladas/año (p. 198, nota 28). Hunter, , op. cit., p. 566Google Scholar, reproduce un cálculo de Francis fechado en 1894 según el cual el gasto era de 3 libras por HP-hora, lo que implica 4,9 toneladas/año. Buchetti, Jacques, en Les moteurs hydrauliques actuels, 1ère partie, París, 1902Google Scholar, recoge en la página 47 cifras de 1880 publicadas por The' Textile Manufacturer y da por bueno el coeficiente 1,5 kilogramos/hora (5,4 tns/año).

54 Hunter, , op. cit., cap. 8Google Scholar, “Declining Use and Advancing Technology”.

55 Valentín ANDRÉS ALVAREZ, “Historia y crítica de los valores de nuestra balanza de comercio” y “Las balanzas estadísticas de nuestro comercio exterior”, en Velarde, Juan, Lecturas de Economía Española, Gredos, Madrid, 1969 (los artículos son originales de 1943 y 1945, respectivamente).Google Scholar

56 Tortella, Gabriel, Aceña, Pablo Martín, Sanz, Jesús y Zapata, Santiago, “Las balanzas del comercio exterior español: un experimento histórico-estadístico, 1875–1913”, en Ciencia social y análisis económico. Estudios en homenaje al profesor Valentin Andrés Alvarez, editado por J. L. García Delgado y Julio Segura, Madrid, 1978.Google ScholarEscosura, Leandro Prados de la, “Las estadísticas españolas de comercio exterior 1850–1913: El problema de las valoraciones”, en Moneda y Crédito, marzo 1981, pp. 43 y ss.Google Scholar

57 Por cierto, las estadísticas de comercio exterior y de cabotaje ofrecen abundante información al respecto.

58 A veces se puede disponer directamente de datos de volumen; en otras ocasiones sólo existe información sobre unidades.

59 Lo cual no invalida el interés del volumen en sentido estricto. El otro elemento que deben considerar los oferentes de servicios de transporte marítimo son las toneladas de arqueo disponibles, es decir, la capacidad.

60 Véase “El carbó. Apèndix estadistic”, en Producció i consum d'energia…, op. cit.

61 En valor la primera es, indiscutiblemente, el algodón en rama.

62 Excluidos unos pocos productos no reducibles a toneladas métricas como los pianos, las alpargatas y los automóviles.

63 Véanse apartados 3.1 y 3.2.

64 Figuerola, , op. cit., pp. 293294.Google Scholar El subrayado es mío.

65 Ruiz, Angel y Pablo, , Historia de la Real Junta particular de Comercio de Barcelona, Barcelona, 1919, p. 433.Google Scholar Citado por Izard, Miguel en La revolución industrial en España. Expansión de la industria algodonera catalana, 1832–1861, Universidad de los Andes, 1969, p. 112.Google Scholar

66 Orellana, , op. cit., pp. 138140.Google Scholar

67 Ibid., p. 139.

68 En Cataluña. Hay constancia de que Ramón Bonaplata ya fabricaba turbinas hidráulicas en su taller de Madrid en 1848. Véase el Semanario de la Industria y Revista de intereses materiales y de Ultramar, año 3, núm. 105 (4-III-1848), p. 843, y núm. 108 (25-III-1848), pp. 869–870.

69 Landes, , op. cit., p. 201.Google ScholarHunter, , op. cit., cap. 7Google Scholar, “The Hydraulic Turbine”.

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71 Puig, y Valls, , op. cit.; véase la hoja desplegable entre las pp. 18 y 19.Google Scholar

72 Cinco años en la ley de 1866 y diez en la de 1879.

73 Tebbades, , op. cit., pp. 7781.Google Scholar

74 La reforma arancelaria y los tratados de comercio. Información escrita de la comisión nombrada por Real Decreto de 10-X-1889, tomo VI, Actas y Dictámenes, Madrid, 1890, “Voto particular del Excmo. Sr. Segismundo Moret”, pp. 586–587. Contestación al voto particular del Excmo. Sr. Segismundo Moret, Barcelona, 1891 (varios firmantes), pp. 65–67.

75 Terrades, , op. cit., pp. 8287Google Scholar, describe las dificultades de Mateu Serra, el propietario de la colonia de la Ametlla de Merola, para conseguir las desgrava-ciones y exenciones en el pago de la contribución industrial.

76 Contestación al voto particular…, pp. 65–66.

77 Debo esta información a la amabilidad del Dr. Jordi Nadal. La España Industrial preparó un informe al respecto en 1883, y en 1888 el tema resucita al discutir el proyecto de “reforma de la maquinaria” (es decir, de las máquinas de vapor), propuesto por el director de la factoría

78 Carlos de CAMPS Y DE OLZINELLAS (marqués de CAMPS), “Influencia de la cuenca del Llobregat en el desarrollo de la agricultura e industria catalanas”, memoria leída por el académico numerario —— en la sesión pública inaugural del año académico de 1897 a 1898, en Memorias de la Real Academia de Ciencias y Letras de Barcelona, 1898, pp. 336–350; ESCUDé, op. cit., y PASCUAL, op. cit.

79 Pascual, y Deop, , op. cit., p. 279.Google Scholar

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83 Los 51.597 HP no son muy diferentes de los 40.401 HP que he estimado para 1916 (véase la tabla 6). La diferencia puede ser debida a la sustitución y mejora de las turbinas, a ampliaciones de la capacidad productiva de las fábricas, a nuevas instalaciones o a insuficiencias de mi estimación. Creo que la última es la mejor explicación de la diferencia observada, aunque las dos primeras tampoco son despreciables.

84 En junio de 1982 las compañías eléctricas que operan en Cataluña y la Consejería de Industria de la Generalitat de Catalunya han firmado un proyecto de investigación para localizar unos dos centenares de “pequeños saltos” (de algunos centenares de KW.de potencia) y plantear su explotación.

85 LANDES, op. cit.

86 Hipótesis no cuantificada, pero sí inspirada en las cifras que ofrecen Tunzelmann, Von, op. cit., p. 161Google Scholar, y Christensen, Paul P., “Land Abundance and Cheap Horsepower in the Mechanization of the Antebellum United States Economy”, en Explorations in Economic History, 18, 1981, p. 322.CrossRefGoogle Scholar