En Antofagasta de la Sierra (ANS) se han llevado a cabo investigaciones arqueológicas a lo largo de más de cuatro décadas, cuyo objetivo principal ha sido comprender los diferentes procesos sociales y económicos atravesados por las sociedades que allí habitaron. Las evidencias indican que las primeras ocupaciones humanas en la región se dieron en torno a 10.000 años aP (Martínez Reference Martínez2003). Hasta aproximadamente 2400 años aP, el modo de vida de los grupos humanos estuvo basado en la caza, principalmente de camélidos silvestres (Lama guanicoe y Vicugna vicugna), y en la recolección vegetal (Aschero y Martínez Reference Aschero and Martínez2001). Sin embargo, a lo largo de este período también se dieron innovaciones en las formas de subsistencia con la introducción de una horticultura temprana (Babot Reference Babot2006) y, desde aproximadamente 4500 años aP, con el manejo de rebaños de camélidos silvestres que llevaron hacia un progresivo proceso de domesticación de la llama (Lama glama), en el marco de una creciente complejidad económica y social entre grupos de cazadores recolectores (Olivera Reference Olivera1997a; Olivera y Grant Reference Olivera, Grant, Acosta, Loponte and Mucciolo2008).
A partir de los 2400 años aP, y hasta 1100 años aP, se desarrolló el denominado período Formativo (Olivera Reference Olivera1992). Este período se caracterizó por la reducción de la movilidad de las poblaciones humanas, vinculada a la adopción de prácticas productivas y a su asentamiento en diversos sectores ecológicos para aprovechar los diferentes recursos de la región; es decir, desde las vegas bajas aptas para el pastoreo de camélidos y la agricultura, hasta las quebradas más altas con vegas, forraje, leña y caza disponibles. De esta forma, la producción agropastoril se complementaba con actividades extractivas, en un sistema logístico que permitía una cuota variable de movilidad entre ambientes con una oferta diferencial de recursos explotables (Olivera Reference Olivera, de Haro, Rocchietti, Runcio, de Lara and Fernández2012). De acuerdo con esta perspectiva, los variados sitios arqueológicos de habitación permanente y de ocupación esporádica hallados hasta el momento en los diferentes sectores ecológicos de la región, se habrían integrado en este sistema socioeconómico (Babot et al. Reference Babot, Aschero, Hocsman, Haros, González Baroni and Urquiza2006; Escola et al. Reference Escola, Elías, Gasparotti and Sentinelli2015; Olivera Reference Olivera1992, entre otros).
Trabajos de campo realizados en los años 2010 y 2018 en el oeste de ANS, en la cuenca del Río Mojones a más de 3.700 m snm (Figura 1), permitieron identificar nuevos sectores de asentamiento asignables al Formativo, lo cual amplió y complejizó la visión de este período a nivel regional. En este nuevo sector prospectado se ubica el complejo de sitios llamado Corral Grande, compuesto por una serie de asentamientos con evidencia arqueológica variada (arquitectura, cerámica, líticos, óseos y arte rupestre), que permite asignar las ocupaciones desde el período Formativo hasta momentos históricos (Olivera et al. Reference Olivera, Elías, Pérez and Salminci2015).
En este trabajo nos centramos en el análisis de la cerámica del sitio Corral Grande 1 (CG1), con el objetivo primario de dar a conocer sus características tecnológicas, estilísticas y morfológicas, partiendo de la base de que el estudio de este material puede aportar información acerca de la vida de los ocupantes de este sitio y contribuir al conocimiento general del Formativo en ANS. En este sentido, en el marco del sistema logístico desarrollado durante este período, planteamos, desde el análisis de la cerámica, examinar el rol que cumplió CG1 en la configuración territorial y en el aprovechamiento de los recursos, y así contribuir a la comprensión del uso del espacio y de la organización social de las poblaciones que ocuparon los diferentes sectores ambientales de la región. Específicamente nos preguntamos: ¿Qué actividades productivas se desarrollaban en CG1 y qué rol jugaron en las estrategias de uso del espacio? ¿Qué relación existió entre las poblaciones establecidas en la quebrada del Río Mojones y aquellas que poblaban el fondo de cuenca y el resto de las quebradas de la región? Creemos que la cerámica es una vía de análisis que permite comenzar a responder estos interrogantes, por lo que en este trabajo presentaremos los resultados del análisis de la cerámica recuperada en la excavación realizada el año 2018 en la estructura 4, asignada al período Formativo (Grant et al. Reference Grant, Casanova Menéndez, Coll and Olivera2023), ampliando el trabajo realizado previamente cuyo material recolectado de superficie fue estudiado tecno-estilísticamente a nivel macroscópico (Olivera et al. Reference Olivera, Elías, Pérez and Salminci2015). En el análisis aquí presentado fueron considerados aspectos de la cerámica vinculados a sus variedades formales, características estilísticas y tecnológicas.
El estudio de las actividades productivas desarrolladas en CG1 a partir del análisis cerámico se realiza desde una perspectiva funcional, según la cual el conocimiento de las características físicas de la alfarería permite acceder a las funciones para las cuales fueron fabricadas las vasijas, a las necesidades que las personas buscaban cubrir y, en definitiva, al estilo de vida de las sociedades del pasado (Schiffer y Skibo Reference Schiffer and Skibo1987). Pero también consideramos que hay elecciones específicas en torno a la manufactura de cerámica que son guiadas, en parte, por el entorno social y cultural, lo que conlleva que se den tradiciones productivas que dirigen las decisiones técnicas tomadas en los diferentes pasos de la secuencia de producción (Lemonnier Reference Lemonnier1986). En la medida en que los objetos están definidos y conformados por una realidad social particular, los análisis tecnológicos permitirán identificar formas recurrentes de hacer que se constituyen en un indicador de la integración e interacción de grupos humanos en un mismo sistema social, dentro del cual se compartieron usos, creencias y valores (Gosselain Reference Gosselain and Stark1998). Por lo tanto, las semejanzas y diferencias en los distintos aspectos implicados en el proceso de manufactura cerámica, desde los menos sobresalientes hasta los más visibles, son pertinentes para el estudio de interacciones y límites sociales entre poblaciones (Gosselain Reference Gosselain and Spear2018; Lemonnier Reference Lemonnier1986). Por ello, planteamos la posibilidad de identificar si los grupos que ocuparon CG1 mantuvieron lazos sociales y económicos con aquellos que habitaron el resto de la región, a partir del reconocimiento de diferentes estilos tecnológicos —concepto teórico-metodológico referido a los atributos físicos de la cerámica que dan cuenta de los diferentes pasos de las cadenas operativas de manufactura— permitiendo evaluar cuáles de estos varían dentro del conjunto analizado. De este modo, se constituye como un concepto útil para analizar patrones de diferenciación cultural y para identificar límites sociales a través del registro material (Feely Reference Feely2010).
El marco ambiental y el período Formativo en Antofagasta de la Sierra
Antofagasta de la Sierra forma parte de la porción meridional de la Puna argentina y como tal comprende una región de extrema aridez. El territorio está salpicado por una serie de ríos que conforman un sistema fluvial endorreico, y constituyen a la localidad como un gran oasis en medio de extensas zonas desérticas con escasa disponibilidad de agua. La distribución de los nutrientes en ANS es irregular, con concentraciones en el fondo de cuenca del sistema endorreico y en las quebradas que forman ecosistemas ribereños denominados vegas. En función de esta variación, Olivera (Reference Olivera1992) distinguió tres sectores microambientales: (1) fondo de cuenca (3.400-3.550 m snm), donde durante el período Formativo se instalaron sitios de residencia permanente en los cuales se realizaron actividades productivas (pastoreo de camélidos y agricultura); (2) sectores intermedios (3.550-3.800 m snm), que fueron aprovechados inicialmente de forma menos intensiva, dado que los recursos presentes en este sector son menos ubicuos. Sin embargo, existen evidencias de asentamientos permanentes y de prácticas agrícolas incipientes para el período posterior a 2000 años aP aproximadamente; (3) quebradas de altura (3.800-4.600 m snm), que fueron explotadas para actividades de caza y pastoreo desde puestos de ocupación estacional. El ambiente fue principalmente húmedo entre aproximadamente 4.500 y 1.600 años aP, vinculado a una disminución de la temperatura y a ríos con cursos de agua permanente que se extendieron más que en la actualidad. Pero desde aproximadamente 1.600 años aP hasta el presente, en la región se desarrolló una fase ambiental caracterizada por la desecación y la retracción de los cuerpos de agua (Tchilinguirian Reference Tchilinguirian2008).
Bajo estas condiciones ambientales se desarrolló el período Formativo en ANS, definido para el lapso entre aproximadamente 2400 y 1100 años aP (Olivera Reference Olivera1992). Durante esta etapa comenzó a establecerse el pastoreo como modo de vida (Olivera Reference Olivera1992; Olivera y Grant Reference Olivera, Grant, Acosta, Loponte and Mucciolo2008), mientras que las prácticas agrícolas fueron marginales por lo menos hasta 2000 años aP, momento en que pasaron a tener mayor relevancia en la producción de alimentos (Olivera y Vigliani Reference Olivera and Vigliani2000-2002). A estas actividades se sumaban la caza, que habría cumplido un rol importante aun después de la adopción de prácticas productivas, y la recolección de recursos de subsistencia. Este marco productivo se introduce en el modelo de movilidad y uso del espacio denominado “sedentarismo dinámico” planteado por Olivera (Reference Olivera1988, Reference Olivera1992), que se basó en la mencionada distribución discontinua y concentrada de los recursos, y en modelos etnográficos y actuales sobre uso del espacio entre pastores andinos. De acuerdo con este modelo, las sociedades agropastoriles habrían establecido bases residenciales de actividades múltiples de ocupación permanente en el fondo de cuenca, integradas con sitios de diferente funcionalidad en el resto de los sectores ambientales, sectores intermedios y quebradas de altura. De este modo, las estrategias agropastoriles se complementaban con actividades extractivas, en un sistema logístico con una cuota variable de movilidad entre ambientes con una oferta diferencial de recursos. Por ejemplo, en el fondo de cuenca se ubica el sitio Casa Chávez Montículos (CChM), que habría funcionado como una base residencial de actividades múltiples (Olivera Reference Olivera1992), complementado con el sitio Arroyo Seco (AS), cuya función habría estado ligada al pastoreo de camélidos (Olivera et al. Reference Olivera, Elías, Pérez and Salminci2015). Mientras tanto, en los sectores medios y altos de las quebradas de los ríos Miriguaca y Las Pitas se ubicaban asentamientos de ocupación transitoria destinados al pastoreo estacional, la caza y tareas de extracción de materiales líticos y minerales —por ejemplo, los sitios Cueva Salamanca (Gasparotti y Pintar Reference Gasparotti and Pintar2019) y Piedra Horadada 2 (PH2; López Campeny Reference López Campeny2009). Sin embargo, en los sectores intermedios las ocupaciones no se limitaron a ser temporarias, característica asociada a las actividades de extracción de recursos, sino que también se establecieron asentamientos de ocupación permanente, como son los casos de Las Escondidas en el Río Miriguaca (Escola et al. Reference Escola, López Campeny, Martel, Romano, Hocsman and Somonte2013) y Punta de la Peña 9 (PP9) en la quebrada del Río Las Pitas (Babot et al. Reference Babot, Aschero, Hocsman, Haros, González Baroni and Urquiza2006; Cohen Reference Cohen2005; López Campeny Reference López Campeny2001, Reference López Campeny2009). Estos sitios fueron ocupados en momentos posteriores a 2000 años aP aproximadamente, cuando se produjo un crecimiento poblacional en la región, la agricultura comenzó a cumplir un rol más importante como opción económica, y creció la ocupación en los diferentes sectores ambientales, especialmente en los sectores bajos/medios de las quebradas subsidiarias, ambientes aptos para las prácticas de pastoreo y producción agrícola (Figura 1). Además, se intensificaron las relaciones establecidas con las poblaciones que habitaban los valles mesotermales ubicados al sur y al este de ANS, especialmente Abaucán y Hualfín. Entre los diversos indicios de este proceso, se encuentra la aparición de cerámica asignada estilísticamente a Saujil, Ciénaga y Aguada, tipologías cuyo origen suele señalarse en el área valliserrana de la provincia de Catamarca (Olivera Reference Olivera1992, Reference Olivera1997b).
El sitio Corral Grande 1
El sitio CG1 forma parte de un grupo de asentamientos que evidencia una ocupación más intensa de los sectores intermedios durante el Formativo, a 3.730 m snm en la cuenca inferior del Río Mojones. Este sector del río se encuentra al oeste de la cuenca del Punilla y a 22 km al norte de la localidad de Antofagasta de la Sierra. A partir del relevamiento planimétrico de las estructuras, CG1 fue identificado como un sitio multicomponente, con evidencias que parecían sugerir ocupaciones asignables a los períodos Formativo (aproximadamente 2100-1100 aP), Tardío (aproximadamente 1100-520 aP) y momentos históricos (siglo dieciséis en adelante; Olivera et al. Reference Olivera, Elías, Pérez and Salminci2015). Las ocupaciones más tempranas de la localidad estarían evidenciadas por estructuras subcirculares agrupadas, construidas en piedra, que se diferencian de las rectangulares con muros más elevados asignadas tentativamente al período Tardío. La cerámica de superficie atribuida al Formativo (estilos Saujil, Ciénaga y Aguada), y el arte rupestre que corresponde a una modalidad estilística del período entre 1700 y 1500 años aP (Gentile et al. Reference Gentile, Casanova Menéndez, Grant, Coll and Lane2019), dan cuenta de las ocupaciones más tempranas del sitio. A ello se suma una datación radiocarbónica sobre carbón proveniente del nivel II de un sondeo realizado en el año 2010 en la estructura 4 del sitio, que arrojó una fecha de 1604 ± 39 años aP (Tabla 1; Tchilinguirian et al. Reference Tchilinguirian, Grana and Olivera2018).
El material analizado proviene de esta misma estructura 4, un recinto de planta semicircular de aproximadamente 6 m de diámetro, con paredes simples de pirca de lajas de disponibilidad local, sin argamasa, con un único acceso delimitado por un escalón y emplazado en las proximidades de otras estructuras de características similares (Figura 2; Grant et al. Reference Grant, Casanova Menéndez, Coll and Olivera2023). Las excavaciones desarrolladas en el año 2018 se centraron en el cuadrante sudoeste de la estructura, el cual fue dividido en nueve cuadrículas de 1 × 1 m. En la excavación se identificaron cinco niveles estratigráficos naturales, alcanzando en algunos sectores el sedimento estéril a una profundidad de 60 cm. Al nivel II de esta excavación corresponde el fechado realizado a partir del sondeo del año 2010. De estos cinco niveles proviene la muestra cerámica analizada, además de abundante material óseo de fauna, cuentas, restos de pigmentos y desechos de talla y varios instrumentos líticos. Estos materiales permitieron definir que la secuencia de ocupación de la estructura 4 corresponde enteramente al Formativo y que el recinto habría funcionado como un patio de actividades externo en el marco de una ocupación semipermanente y/o recurrente de la cuenca intermedia del Río Mojones (Grant et al. Reference Grant, Casanova Menéndez, Coll and Olivera2023).
El ambiente circundante a CG1 está dominado por una vega que forma parte de la cuenca del Río Mojones y sus afluentes (Figura 3). Entre 2000 y 1800 años aP, el río fue de régimen permanente con una llanura de inundación con suelos orgánicos y una vega que presentaba buenos recursos de forraje. Estas condiciones ambientales locales se vinculan al escenario general de mayor humedad que presentaba la microrregión durante esta época. Sin embargo, en momentos posteriores (1800 a 300 años aP), la vega comenzó paulatinamente a degradarse y retrotraerse aguas arriba, lo cual produjo una disminución de los recursos disponibles (Tchilinguirian et al. Reference Tchilinguirian, Grana and Olivera2018). A pesar de la retracción del curso de agua, durante el momento de ocupación Formativo, la vega se encontraba más próxima al sitio que en la actualidad, proporcionando a las poblaciones humanas una fuente de agua permanente y de pastos tiernos para el desarrollo de la agricultura a baja escala y el pastoreo de camélidos (Grant et al. Reference Grant, Casanova Menéndez, Coll and Olivera2023). A medida que avanzó la degradación de la vega, la disminución en la disponibilidad de recursos pudo haber generado una menor intensidad en la ocupación del espacio. En la actualidad el Río Mojones se presenta como un curso de agua efímero e inestable, con suelos de escaso desarrollo (Tchilinguirian et al. Reference Tchilinguirian, Grana and Olivera2018).
Metodología
La muestra analizada consta de 547 fragmentos cerámicos distribuidos en los cinco niveles excavados en la estructura 4 del sitio CG1 durante el año 2018, excepto por dos fragmentos hallados en superficie. Para este análisis tomamos aquellos fragmentos cuyas dimensiones son superiores a 2 cm en su lado de mayor longitud, exceptuando a los considerados diagnósticos (bordes, bases, asas) cuyas dimensiones podían ser menores. Dentro del total del conjunto se pudieron identificar diversas partes de vasijas, entre las cuales predominaron los fragmentos de cuerpo (86,6%), bordes con cuello (11,4%), asas, algunas de ellas adheridas al borde (1,5%), y bases (0,5%).
El conjunto cerámico fue analizado a nivel macroscópico, excepto por los tipos de pastas que se observaron mediante lupa binocular de bajos aumentos (10×) en cortes frescos. A partir de este primer acercamiento fue posible identificar determinadas variables compartidas entre algunos fragmentos, lo cual nos permitió realizar una primera clasificación y dividir la muestra en grupos que refieren a distintos estilos tecnológicos con cierta variabilidad interna, por lo que se identificaron subgrupos. Los criterios para esta clasificación fueron:
Los tratamientos de superficie
Consideramos aquellas técnicas que tienen por objetivo unificar el grosor y alisar las irregularidades presentes en las superficies. Diferenciamos entre alisado, alisado tosco, pulido y baño, definido como la aplicación, en una o ambas superficies de las vasijas, de una fina película de arcilla diluida en agua (Convención Nacional de Antropología 1966).
Las técnicas decorativas
Las técnicas que identificamos fueron incisión, grabado, acanalado, impresión, pulido en líneas, pintado y engobe coloreado, definido como la aplicación, en una o ambas superficies de las vasijas, de arcilla levigada mezclada con agua y pigmentos (Vidal Reference Vidal2015).
El tipo de pasta
Siguiendo la definición de pasta cerámica dada por Orton y colaboradores (Reference Orton, Tyers and Vince1997:87-88), diferenciamos entre pastas de textura fina (ligeramente porosas o sin poros y antiplásticos visibles macroscópicamente), mediana (medianamente porosas y con antiplásticos de tamaños fino a mediano) y gruesa (porosas con antiplásticos de tamaños mediano a grueso). La escala para designar el tamaño de los antiplásticos mediante la lupa binocular de bajos aumentos fue la siguiente: fino <0,5 mm, mediano 0,5-1,0 mm, grueso >1,0 mm. La abundancia relativa de antiplásticos y cavidades en relación con el fondo de pasta se estimó según las “cartas de comparación para estimación visual” de Matthew y colaboradores (Reference Matthew, Woods, Oliver, Middleton and Freestone1991).
Tipo de cocción
Reductora, mixta y oxidante.
Grosor de las paredes
Este es un atributo tecnológico correlacionado con la conductividad térmica y la resistencia al estrés térmico y mecánico y, por lo tanto, una variable sensible con respecto a la funcionalidad de la cerámica (Rice Reference Rice1996). Asimismo, se trata de un atributo importante a la hora de analizar elecciones tecnológicas en la producción cerámica (Pérez Reference Pérez2013; Vidal y Pérez Reference Vidal and Pérez2016), puesto que, al poder ser medido en todos los fragmentos, da una idea integral del tamaño de las vasijas del conjunto analizado. Teniendo en cuenta esto, diferenciamos entre paredes: finas <6,0 mm, medianas 6,0-8,0 mm y gruesas >8,0 mm.
Una vez agrupada la muestra en grupos de cerámica, calculamos el número mínimo de vasijas (NMV), siguiendo la propuesta de Feely y Ratto (Reference Feely and Ratto2013), ya que es una forma de resolver el sesgo que conlleva trabajar con el fragmento cerámico como unidad de análisis. Las formas de las vasijas fueron determinadas a través de la medición del diámetro de boca y la estimación del perfil de fragmentos de bordes y bases, que representan partes diagnósticas de las piezas completas. El diámetro de las vasijas se evaluó a través de la medición de los fragmentos en una tabla estándar de medidas de diámetro. Complementariamente y para determinar las formas con mayor precisión, tomamos como referencia las identificadas por López Campeny (Reference López Campeny2009) y Gasparotti y Escola (Reference Gasparotti and Escola2020) para el Formativo de ANS, y por Feely (Reference Feely2010) para el Formativo de la región de la puna de Chaschuil y el valle de Abaucán, al sur de ANS, ya que las poblaciones del período Formativo de ambas regiones mantuvieron contactos evidenciados por los estilos decorativos y tecnológicos de la cerámica, entre otras materialidades (Olivera Reference Olivera1992; Ratto et al. Reference Ratto, Feely, Plá, Cremonte and Ratto2007). La terminología con que definimos a los recipientes es la sugerida por Balfet y colaboradores (Reference Balfet, Fauvet and Monzón1992).
Consideramos que los estudios de formas constituyen un recurso válido de análisis para inferir las funciones a las que fueron destinadas las vasijas, debido a que ciertas propiedades de uso de las piezas cerámicas pueden relacionarse con atributos morfológicos y dimensionales tales como capacidad, estabilidad y transportabilidad (Rice Reference Rice1987:215-217). Pero dado que no existe una relación lineal entre forma y función, también tuvimos en cuenta variables tecnológicas como el grosor, el tipo de pastas y los tratamientos de superficie, como evidencias indirectas para inferir las funciones a las que fueron destinadas las vasijas. Debido a que existe una diferencia conceptual entre función y uso de las vasijas (Rice Reference Rice1996), nos limitaremos a analizar su función potencial, es decir, las actividades generales a las que pudieron haber sido destinadas, a partir de la estimación de sus tamaños, formas y características tecnológicas.
Resultados del análisis
El análisis de los fragmentos nos permitió definir seis grupos de cerámica. Los grupos 1 y 2 corresponden a piezas no decoradas y los grupos 3 a 6 a vasijas decoradas. A partir del cálculo del NMV determinamos que hubo al menos 112 vasijas diferentes distribuidas entre los seis grupos identificados (Figura 4), las cuales fueron tomadas como unidad de análisis y cuyos resultados son presentados a continuación.
Grupo 1 (n = 22)
Las vasijas se caracterizan por tener superficies alisadas simples o con marcas de alisado tosco en la cara externa (Figura 5). La cocción predominante en este grupo es la reductora y, en menor medida, la mixta y la oxidante (Figura 6a). Las pastas son de textura predominantemente medias a gruesas (Figura 6b) con inclusiones visibles a ojo desnudo, entre las cuales son notorias las de cuarzo. Los grosores medianos son los mayoritarios, aunque también están muy representadas las vasijas con paredes gruesas (Figura 6c). Las características observadas nos permitieron dividir este grupo en dos subgrupos.
Subgrupo 1a (n = 4)
Se distinguen superficies de alisado muy tosco con evidentes marcas de alisado y pastas con abundantes y gruesas inclusiones de cuarzo. En este subgrupo se identificó una tinaja con asas de forma compuesta y perfil continuo (sigla 11; Figura 7).
Subgrupo 1b (n = 18)
Se agrupan los fragmentos con superficies alisadas más cuidadosamente y pastas de textura media, con menor carga de antiplásticos de cuarzo y de menor tamaño que las observadas en el subgrupo 1a. Las formas identificadas fueron un cuenco pequeño (diámetro de boca ≤11 cm; sigla 253), una olla de forma compuesta y perfil continuo (sigla 449), y una tinaja con cuello recto y perfil continuo (sigla 302).
Grupo 2 (n = 24)
Se compone de vasijas cuyas características distintivas son las gruesas y abundantes inclusiones de mica observadas en la pasta y en la superficie de las piezas, las que muestran un alisado cuidadoso (Figura 5). La cocción de tipo mixto es levemente mayoritaria por sobre la reductora y oxidante, que presentan una proporción similar (Figura 6a), mientras que las pastas de textura gruesa, muy porosas y con abundantes inclusiones de mica, son mayoritarias (Figura 6b). Al igual que en el grupo 1, las vasijas de grosor medio son las más representadas, superando a las de paredes gruesas y finas (Figura 6c). La observación de diferentes tratamientos de superficie, específicamente la aplicación de un baño de diferente coloración, nos permitió dividir este grupo en cinco subgrupos.
Subgrupo 2a (n = 7)
Comprende aquellas vasijas que fueron simplemente alisadas, con inclusiones de mica y en menor medida inclusiones blancas.
Subgrupo 2b (n = 2)
Caracterizado por las superficies alisadas a las que posteriormente se agregó un baño color ante, con inclusiones de mica.
Subgrupo 2c (n = 9)
Superficies alisadas con baño negro, con inclusiones de mica blanca (posible muscovita). Este fue el único subgrupo en el que se pudieron identificar formas, un cuenco mediano (diámetro de boca entre 12 y 18 cm; sigla 257) y una tinaja de forma compuesta y perfil continuo (sigla 13; Figura 7).
Subgrupo 2d (n = 5)
Superficies alisadas con baño gris, con inclusiones de mica y en menor medida inclusiones blancas y rocas negras no identificadas.
Subgrupo 2e (n = 1)
Presenta en la superficie interna una fuerte coloración naranja, con inclusiones de mica y en menor medida inclusiones blancas y rocas negras no identificadas.
Grupo 3 (n = 40)
Es el más numeroso en el total de la muestra y se caracteriza por las superficies mayormente pulidas con engobe en diferentes tonalidades de gris a pardo y negro (Figura 5). El estilo tecnológico se corresponde con el grupo 1-2 definido por Olivera (Reference Olivera1992, Reference Olivera1997b) en Casa Chávez Montículos. La cocción reductora es la más representada por sobre la mixta y en menor medida la oxidante (Figura 6a), mientras que las pastas son de textura predominantemente fina a mediana y las gruesas son minoritarias (Figura 6b). Las piezas con paredes finas son mayoritarias, aunque con una importante presencia de paredes medianas y en mucha menor medida gruesas (Figura 6c). En estos últimos casos se observaron inclusiones blancas y rocas negras y verdes no distinguibles en lupa binocular. Los diferentes tratamientos de superficie y técnicas decorativas observadas nos permitieron dividir este grupo en cuatro subgrupos.
Subgrupo 3a (n = 19), superficie externa gris pulida
Aquí se concentran las vasijas con pastas gruesas con inclusiones blancas y rocas negras y verdes. Dos piezas presentan orificios de reparación. En este subgrupo identificamos un cuenco pequeño (sigla 44), un cuenco mediano (sigla 183) y una olla de forma compuesta y perfil continuo (sigla 16; Figura 7).
Subgrupo 3b (n = 7), superficie externa marrón/gris pulida
En las vasijas con pastas medianas se observaron inclusiones blancas de granulometría media. Se identificó una base cóncava-convexa de perfil continuo (sigla 495).
Subgrupo 3c (n = 10)
Caracterizado por las superficies pardas a gris obscuro pulidas y decoradas con motivos geométricos (rombos rellenos con líneas, meandros, líneas paralelas y entrecruzadas y círculos rítmicos), y un único caso de un motivo de camélidos que proviene de dos fragmentos hallados en superficie (Figura 8). En todos los casos los motivos fueron logrados mediante técnicas de incisión y/o acanalado. Los motivos inscritos, las técnicas decorativas, las pastas compactas y de cocción reductora, y el color de las superficies de las piezas de este subgrupo nos permiten asimilarlo a la cerámica tipo Ciénaga. Una de las piezas presenta dos orificios de reparación. En este subgrupo pudimos reconstruir la mayor cantidad de formas, debido a la buena conservación de bordes, incluyendo dos cuencos medianos (siglas 29 y 46), un cuenco grande (diámetro de boca ≥19 cm; sigla 1-2), un vaso/taza (sigla 10) y una urna de estilo Saujil/Ciénaga, identificada como tal por la forma y la decoración geométrica lograda mediante acanalado (sigla 7).
Subgrupo 3d (n = 4)
Es el menos numeroso y abarca piezas con superficies de colores pardo a marrón pulidas y con mica en ambas superficies y en la pasta. En este subgrupo aparece el único caso de una vasija de paredes gruesas con la superficie externa completamente engobada y pulida.
Grupo 4 (n = 10)
Vasijas que presentan una decoración de tipo pulido en líneas, tanto en superficies pintadas gris/negra como en marrón (Figura 5). La decoración tipo pulido en líneas es una característica decorativa de la cerámica estilo Saujil del valle de Abaucán (Olivera Reference Olivera1992; Sempé Reference Sempé1976). En este grupo la cocción reductora es la mayoritaria (Figura 6a), las pastas son de textura predominantemente fina (Figura 6b), y en los casos minoritarios de pastas medianas y gruesas se observaron abundantes inclusiones blancas, de cuarzo y rocas negras no identificadas. Las vasijas de paredes finas son ampliamente mayoritarias por sobre las medianas (Figura 6c). En este caso sólo pudimos reconstruir una forma correspondiente a un cuenco grande (sigla 338; Figura 7).
Grupo 5 (n = 12)
Compuesto por vasijas pintadas en tonalidades de ante a naranja de cocción principalmente oxidante (Figura 6a) y textura mayoritariamente fina (Figura 6b). Las vasijas de paredes finas son ampliamente mayoritarias por sobre las medianas (Figura 6c). A partir de diferencias en el tratamiento de superficie y la presencia de técnicas decorativas variadas, este grupo fue dividido en cuatro subgrupos.
Subgrupo 5a (n = 4)
Abarca piezas con pastas de textura fina bicromas pintadas en negro o rojo sobre engobe ante, características que sugieren una posible filiación Ciénaga o Aguada. Uno de los fragmentos presenta un orificio de reparación. En este subgrupo identificamos un cuenco pequeño (sigla 493; Figura 7).
Subgrupo 5b (n = 3)
Compuesto por piezas con pastas de textura fina muy compactas de cocción oxidante y superficies naranjas engobadas y pulidas.
Subgrupo 5c (n = 4)
Se compone de piezas pintadas en ante/rojizo con incisiones geométricas y en un único caso se observaron inclusiones de mica en un fragmento con textura de pasta gruesa. Las formas identificadas fueron un cuenco pequeño (sigla 386) y una olla de forma compuesta y perfil continuo (sigla 51).
Subgrupo 5d
Compuesto por una única pieza, que presenta una textura de pasta media, cocción mixta y la superficie pulida pintada en ante con modelado y escisiones. Estas características decorativas permiten asimilar a esta pieza a la cerámica del Formativo temprano del área de yungas (Daniel Olivera, comunicación personal 2019).
Grupo 6 (n = 4)
Dos de las vasijas presentan una gruesa capa de pintura negra muy pulida (Figura 5) y cocidas en atmósfera reductora, característica que recuerda a la cerámica hallada en el componente inferior de CChM (2120 ± 60 a 1740 ± 60 años aP), la que a su vez fue identificada como similar a la del norte de Chile (Olivera Reference Olivera1997b). La pasta de una de las dos piezas identificadas es de textura mediana y se observaron inclusiones de mica, cuarzo, inclusiones blancas y rocas negras no identificables. Las restantes dos piezas corresponden a vasijas con pintura negra/morada muy pulida en la superficie externa, cocidas en atmósferas mixta y oxidante (Figura 6a), textura de pasta fina a media (Figura 6b) y paredes de grosor mediano (Figura 6c). Una de las piezas pintadas en negro consiste en un borde de vasija de 12,0 cm de diámetro, 0,4 cm máximos de espesor y 3,0 cm de altura, de perfil recto levemente inflexionado. Teniendo en cuenta estas características, tomamos como referencia las formas definidas por Tarragó (Reference Tarragó1976) en San Pedro de Atacama, e identificamos a este fragmento como una variante de vaso simple restringido subcilíndrico con borde levemente evertido (sigla 462; Figura 7).
Una vez que la cerámica fue analizada tecnológicamente y las diferentes vasijas identificadas fueron clasificadas en grupos, observamos cómo estas se distribuían por nivel de excavación en la estructura 4 para identificar las continuidades y discontinuidades de los estilos tecnológicos definidos, y contribuir a las interpretaciones sobre las actividades realizadas durante su historia de ocupación. En primer lugar, notamos que los recipientes no decorados, representados en los grupos 1 y 2, aparecen distribuidos de forma constante a lo largo de los cinco niveles de ocupación de la estructura. Las piezas de los grupos 3 y 4 también muestran una distribución continua, aunque observamos que la variedad del subgrupo 3c, que abarca vasijas de estilo Ciénaga, fue hallada principalmente en el nivel II, al cual corresponde el fechado de 1604 ± 39 años aP (Grant et al. Reference Grant, Casanova Menéndez, Coll and Olivera2023). También notamos que el subgrupo 3a está presente a través de toda la secuencia de ocupación, al igual que lo está el grupo 1-2 A en CChM. Las vasijas del grupo 5 aparecen concentradas en los niveles I y II, aunque la única pieza identificada como originaria de tierras bajas (subgrupo 5d) aparece en el nivel IV, asociada a las ocupaciones más tempranas del sitio. Por último, las dos variedades del grupo 6 fueron halladas en los niveles III y IV (Figura 9).
Discusión
El análisis realizado al conjunto cerámico de la estructura 4 del sitio CG1 nos permitió plantear de forma tentativa la función potencial de las vasijas y de esta manera inferir indirectamente los tipos de actividades realizados por los habitantes del sitio, contribuyendo al estudio de la logística de las comunidades agropastoriles del período Formativo. Si bien las funciones aquí determinadas se basaron en el análisis de las características tecnológicas y morfológicas de las vasijas, somos conscientes de que las elecciones tomadas por los alfareros no son una respuesta automática a una función deseada, sino que están embebidas en un rico contexto de tradiciones, valores, alternativas y acuerdos (Rice Reference Rice1996). Es por ello que las conclusiones respecto a las funciones de la cerámica son planteadas a modo de hipótesis.
Una de las posibles funciones determinadas fue el almacenamiento en vasijas de tamaños grandes, como las dos tinajas con diámetros de boca de entre 12 y 22 cm identificadas en el grupo 1, que presentan paredes gruesas (>8 mm) y pastas de texturas medianas a gruesas, representadas en los grupos 1 y 2. Las paredes gruesas pueden asociarse a vasijas grandes aptas para funciones como el almacenamiento de granos o de elementos secos y voluminosos en las que es deseable mantener una humedad constante y limitada dentro de los recipientes, mejorar la resistencia a la fractura, permitiendo soportar cargas más pesadas, y aumentar la estabilidad de la pieza (Pérez Reference Pérez2013; Rice Reference Rice1987:227; Vidal Reference Vidal2002). La presencia de vasijas con estas características a lo largo de los cinco niveles de ocupación de la estructura 4 nos permite proponer que una de las actividades desarrolladas en CG1 durante el Formativo fue el almacenamiento de productos agrícolas. Para eso nos basamos no sólo en estas variables tecnológicas y formales, sino también en los indicios de actividades agrícolas hallados en el sitio, como la recuperación en estratigrafía de instrumentos líticos asociados a la agricultura (Grant et al. Reference Grant, Casanova Menéndez, Coll and Olivera2023) y la presencia de dos melgas para el cultivo ubicadas en las inmediaciones del asentamiento (Olivera et al. Reference Olivera, Elías, Pérez and Salminci2015).
Otro grupo de vasijas pudo haber sido destinada al almacenamiento a corto plazo. Este sería el caso de aquellas con paredes medianas (6-8 mm), pastas de textura mediana a gruesa y formas de tinajas (grupo 2), cuencos (grupos 1 y 2) y ollas (grupo 1) con diámetros de boca de 10-20 cm. Las paredes medianas y la abundancia de poros y antiplásticos en la pasta hace a estas vasijas más frágiles, por lo que no serían buenas para el almacenamiento a largo plazo o para tareas que requieran una manipulación continua de los recipientes (Albero Santacreu Reference Albero Santacreu2014:161). Sin embargo, las paredes medianas y las pastas disgregables, debido a la presencia abundante de inclusiones de mica, principalmente en el grupo 2, podrían representar una ventaja para el almacenamiento a corto plazo ya que este tipo de pastas permite una mayor evaporación de la humedad y, por lo tanto, ayudan a preservar el contenido de las vasijas de la descomposición en cortos períodos de tiempo (Albero Santacreu Reference Albero Santacreu2014:162-163; Rice Reference Rice1987:230-232). En este sentido, durante la excavación de la estructura 4 del sitio fueron halladas varias láminas de mica (Figura 10), las cuales pueden haberse utilizado en la manufactura de esta cerámica, teniendo en cuenta la abundancia de estos filosilicatos en algunas de las piezas, situación que también fue observada en los sitios PP9 (Babot et al. Reference Babot, Aschero, Hocsman, Haros, González Baroni and Urquiza2006) y CChM (Olivera Reference Olivera1992).
Por último, las vasijas de paredes finas (<6 mm), texturas de pasta fina y dimensiones más pequeñas como cuencos (grupos 1 a 5), vasos/tazas (grupos 3 y 6) y ollas (grupos 3 y 5) con diámetros de boca de 7-26 cm, podrían haber sido destinadas a la cocción y servicio de alimentos. El menor grosor de las paredes permite conducir mejor el calor e incrementa la resistencia al shock térmico, situación ventajosa cuando la pieza es expuesta reiteradamente al fuego (Rice Reference Rice1987:229, 363-369). Por otro lado, las superficies bien alisadas e incluso pulidas de algunas vasijas son favorables para la cocción, no sólo en cuanto a la conductividad térmica, sino también para contener líquidos en su interior y facilitar la limpieza posterior de la vasija (Vidal Reference Vidal2002). Este tipo de vasijas se distribuyen en los subgrupos 1b, 2a, 2b y 2e y en los grupos 3, 4, 5 y 6.
En cuanto a la proporción de formas, observamos que en la cerámica de CG1 predominan los cuencos de tamaño pequeño y mediano y los vasos/tazas, y en menor medida aparecen ollas y tinajas de mayores dimensiones (Tabla 2). Las formas de dimensiones reducidas de buena parte del conjunto cerámico de CG1 permiten asimilarlo a los hallados en Las Escondidas, en la quebrada del Río Miriguaca (Gasparotti Reference Gasparotti2019; Gasparotti y Escola Reference Gasparotti and Escola2020) y en PP9 en la quebrada de Las Pitas (Babot et al. Reference Babot, Aschero, Hocsman, Haros, González Baroni and Urquiza2006; López Campeny Reference López Campeny2001, Reference López Campeny2009). Estos cuencos y formas abiertas conllevan un carácter portátil y restringido que permite transportarlas con facilidad. Quizás en el sitio podrían haberse producido y/o guardado vasijas con estas características para abastecer a grupos orientados a actividades pastoriles y de caza, evidenciadas por la gran cantidad de restos de camélidos, tanto silvestres como domesticados, y por la presencia de puntas de proyectil halladas durante la excavación del sitio (Grant et al. Reference Grant, Casanova Menéndez, Coll and Olivera2023). Anteriormente Vidal (Reference Vidal2013) analizó desde las continuidades y variabilidades técnico-funcionales de las vasijas, cómo se vinculaban sitios de habitación ubicados en el fondo de cuenca, como CChM, con sitios de actividades específicas ubicados en sectores de mayor altura, como el puesto de caza Real Grande 6 (RG6) y el asentamiento de carácter ritual Cueva Cacao 1A (CC1A). La autora concluyó que en CChM se habría llevado a cabo el proceso de manufactura de las vasijas, mientras que a los asentamientos de altura llegaban sólo aquellas que eran seleccionadas según criterios funcionales, estéticos y simbólicos. Del mismo modo, planteamos a modo de hipótesis que CG1 podría haber sido el punto de partida para el transporte de recipientes a lugares que eran ocupados estacionalmente o para actividades específicas, como caza, pastoreo, ritual, recolección de materias primas, etcétera.
En cuanto al aspecto decorativo de la cerámica de CG1, el análisis dio cuenta de la abundante presencia de vasijas con superficies engobadas y pulidas en tonalidades grises a marrones (subgrupos 3a y 3b), cuya distribución parece ser constante en los cinco niveles excavados en la estructura 4. Este tipo de decoración es recurrente en la cerámica de los diversos sectores de la región y se encuentra a lo largo de toda la secuencia de ocupación formativa, como sucede en CChM, donde fue identificada como el grupo 1-2 A (Olivera Reference Olivera1992, Reference Olivera1997b). Además, observamos una elevada variabilidad en cuanto a técnicas y estilos decorativos, que incluyen pintura monocroma y bicroma, pulido en líneas y pintura combinada con incisiones, grabado y acanalado que dan lugar a motivos geométricos y, en un único caso, a un motivo de camélidos. Estas características permitieron distinguir vasijas que estilísticamente son asignadas a Saujil, Ciénaga y en menor medida Aguada, estilos cuyos orígenes se encuentran al sur y al este de ANS, en los valles de Hualfín y Abaucán. Dado que la cerámica estilísticamente identificada como Ciénaga y Aguada (subgrupos 3c y 5a) aparece casi totalmente concentrada en los niveles I y II, consideramos como una posibilidad que estos estilos hayan aumentado paulatinamente su presencia en las ocupaciones más tardías de CG1.
Planteamos, tentativamente, que en CG1, un sitio en el cual se desarrolló una variedad importante de actividades domésticas, pudieron llevarse a cabo actividades de producción alfarera. Basamos esta propuesta en hallazgos de elementos como herramientas de piedra posiblemente utilizadas como pulidores, láminas de mica (muy representadas en la muestra cerámica), restos de arcilla sin cocer, y pigmentos encontrados en la excavación de la estructura 4, que podrían estar vinculados a la manufactura de cerámica. De este modo, la cerámica producida en CG1 se habría asociado a múltiples actividades, como almacenamiento, cocción, reparación, servicio de alimentos, durante las ocupaciones recurrentes y/o semipermanentes de CG1 durante el Formativo, lo cual puede dar cuenta del elevado NMV determinado en la estructura 4.
Consideramos plausible retomar, a través de la cerámica, la discusión de los modos en que fueron ocupados y explotados los diferentes sectores ecológicos durante el Formativo, mediante la comparación de atributos tecnológicos y estilísticos que remiten a formas recurrentes de hacer a nivel regional, como indicadores de la integración e interacción de los grupos humanos en un mismo sistema social. De esta forma, los estilos tecnológicos representados en los grupos 1 y 2 de CG1, comparados con los conjuntos de cerámica analizados por Vidal (Reference Vidal2002, Reference Vidal2013), y Vidal y Pérez (Reference Vidal and Pérez2016) en los sitios CChM, CC1A y RG6, permiten observar recurrencias tecnológicas, pero también diferencias. Las similitudes se ven en la importante presencia de vasijas con pastas porosas y disgregables con abundante mica y en la amplia variabilidad de tipos de cocción, también observada en los sitios PP9, PH2 (López Campeny Reference López Campeny2009) y Las Escondidas (Gasparotti y Escola Reference Gasparotti and Escola2020). Esta falta de homogeneidad en la cocción podría ser indicio de un déficit de control en esta etapa de la cadena operativa por parte de los alfareros o deberse a la escasez del combustible necesario para mantener una cocción constante a lo largo del tiempo (Rice Reference Rice1987:153-158).
En cuanto a las diferencias, las notamos especialmente en la proporción en que en cada sitio aparecen vasijas con paredes gruesas, ya que mientras en los sitios analizados por Vidal y Pérez (Reference Vidal and Pérez2016), a los cuales podemos agregar Arroyo Seco (Olivera et al. Reference Olivera, Elías, Pérez and Salminci2015), la cerámica no decorada con este grosor es la más escasa, en CG1 es el segundo tipo de grosor más representado, aspecto que podría estar reflejando que en CG1 se desarrollaban diferentes actividades, o que estas eran realizadas a una escala distinta, por ejemplo, una producción agrícola intensiva cuyos productos eran almacenados en patios de actividades múltiples. Sin embargo, consideramos que las características tecnológicas de la cerámica de CG1 podrían ser más que una respuesta funcional a necesidades concretas de las personas que ocupaban este sitio, ya que también pudieron haber sido producto de elecciones técnicas (sensu Lemonnier Reference Lemonnier1986) aprendidas y transmitidas al interior de la comunidad que ocupaba la cuenca media del Río Mojones.
La variedad de estilos identificados, las técnicas decorativas y los atributos tecnológicos de la cerámica decorada de CG1 —especialmente los estilos tecnológicos representados por los grupos 3 y 4— muestran similitudes con sitios ubicados en el fondo de cuenca, como el componente superior de CChM y AS, y en la quebrada del Río Las Pitas, como en PP9 y PH2. Esto puede ser tomado como un indicador relativo de contemporaneidad de ocupación entre estos diferentes sectores, pero además podría ser un indicio de integración social entre las comunidades que los ocupaban, si consideramos que los atributos tecnológicos de la cerámica están fuertemente arraigados en el saber hacer de un sistema social (Gosselain Reference Gosselain2000).
Para concluir, consideramos que las características estilísticas y tecnológicas del conjunto de cerámica decorada hallado en CG1 podrían ser el resultado de interacciones sociales, tanto a escala regional como interregional. Por un lado, comparte una serie de atributos tecnológicos con la cerámica de los sitios de otras quebradas y del fondo de cuenca, que dan cuenta de una serie de conocimientos que circularon a escala regional y resultaron en estilos tecnológicos que se repitieron en los diferentes sectores de ANS, en el marco del modelo de trashumancia mencionado en antecedentes (Olivera Reference Olivera1988, Reference Olivera1992). Por otro lado, los estilos decorativos valliserranos (Saujil, Ciénaga y, en menor medida, Aguada; Casanova Menéndez et al. Reference Casanova Menéndez, Olivera and Pérez2020) observados en la cerámica de distintos sitios, como CG1, CChM, PP9 y AS, nos lleva a plantear la posibilidad de que en la región se manufacturaran y probablemente también se obtuvieran mediante intercambio, vasijas de estilos que transitaron desde los valles de Abaucán y Hualfín. Esta interpretación coincide con las conclusiones de López Campeny (Reference López Campeny2012), a partir de resultados petrográficos y composicionales, en cuanto a que en ANS pudieron haber convivido vasijas de manufactura foránea con tradiciones alfareras locales que buscaban imitar la apariencia final de la alfarería de los valles; aunque también pudo haberse dado que un conocimiento artesanal compartido involucrara diferentes lugares de manufactura o fuentes de materia prima. De esta forma, CG1 estaría integrado en un circuito de interacciones entre las poblaciones de ANS y aquellas que ocupaban los valles ubicados al sur y al este, el que se intensificó en momentos posteriores a 2000 años aP. El incremento de las ocupaciones en las quebradas de los sectores intermedios, asociadas a un crecimiento demográfico en la región, y la mayor importancia de las prácticas agrícolas en la subsistencia, son algunos de los indicios de este proceso (Olivera Reference Olivera1992; Olivera y Vigliani Reference Olivera and Vigliani2000-2002; Tchilinguirian y Olivera Reference Tchilinguirian and Olivera2000). Además, consideramos que los vínculos interregionales se dieron a través de la circulación de conocimientos sobre prácticas de elaboración cerámica que permitían imitar elementos característicos de conjuntos de otras regiones, y mediante la obtención de vasijas manufacturadas. Como fue planteado para el período Tardío (Puente et al. Reference Puente, Plá and Invernizzi2017), estas interacciones y vínculos a distintas escalas serían una forma de reproducir los lazos sociales y rituales que materializaban la identidad social, en este caso, de los habitantes de la cuenca del Río Mojones.
Agradecimientos
Esta investigación contó con los permisos otorgados por la Dirección Provincial de Antropología (Disposición DPA N° 082-2018). Los autores agradecemos el apoyo logístico de la Municipalidad de Antofagasta de la Sierra y del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL, MCN). Por último, nuestro reconocimiento al permanente apoyo de los compañeros del equipo del Proyecto Arqueológico Antofagasta de la Sierra. Excepto cuando se indique, todas las figuras son cortesía de los autores.
Declaración de financiamiento
Este trabajo fue apoyado por el proyecto “Arqueología de la movilidad: Rastreando la movilidad humana y animal en los Andes antiguos”, financiado por la Fundación Gerda Henkel, y por el proyecto UBACYT, “Cambio climático, impacto ambiental y poblaciones humanas durante el Holoceno tardío (Puna sur, Argentina): Geoarqueología, bioarqueología e interdisciplina” (Área: CAMBIO CLIMÁTICO-PIUBACC, 20620170100009BA).
Declaración de disponibilidad de datos
Los materiales utilizados para este trabajo se encuentran actualmente en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano de la Secretaría de Cultura de la Nación Argentina.
Conflicto de intereses
Los autores declaran que no hay ningún conflicto de intereses.