El contexto arqueológico del hallazgo
El grafitoFootnote 1 que presentamos es un hallazgo casual de superficie. Ha sido recogido en un yacimientoFootnote 2 romano del Valle del Guadalquivir, en el término municipal de Hornachuelos (Córdoba), prospectado en octubre de 2016 dentro de los trabajos de campo del equipo del programa OLEASTRO.Footnote 3 El yacimiento se halla en la margen derecha del arroyo del Tamujar, a poco más de 500 m de la orilla, que desemboca en la margen izquierda del Río Guadalquivir, unos 5 km aguas abajo. Cabe la posibilidad de que se trate del “Cortijo de los Carneriles (Sud)” prospectado por PonsichFootnote 4 en la década de los setenta, pero por precaución, nosotros lo hemos considerado aparte y denominado “Noguera”Footnote 5 (Fig. 1).
Se observan en superficie grandes fragmentos de opus signinum que indican la existencia de piletas o albercas. El material de construcción es bastante abundante con fragmentos de tegulae y lateres. En cuanto al material cerámico no anfórico, hemos inventariado fragmentos de cerámica ibérica pintada, un fragmento de Campaniense B y cerámica de terra sigillata itálica, sudgálica e hispánica, Clara A, C y D. Por este conjunto de materiales, la cronología del yacimiento cubre un arco de tiempo muy dilatado, desde el s. I aC hasta el s. IV–V dC.
Otros materiales, más propios del lugar, ponen en evidencia varias actividades económicas en la zona vinculadas a un posible asentamiento rural romano. Tenemos documentados laterculi, dos bordes y tres asas de dolia, algunas placas de mármol y ladrillos de termas. La presencia de escorias de hierro y de vidrio permiten proponer la existencia de talleres de procesado de estos materiales. Por otro lado, un bloque de piedra tallado en forma de catillus perteneció a un molino de aceituna tipo mola hispaniense, también denominado molino rotatorio cilíndrico, por lo que hay constancia material de un posible establecimiento aceitero.
Los fragmentos de ánforas Dressel 20 en el yacimiento son bastante numerosos.Footnote 6 Sin embargo, el lugar prospectado (Fig. 1) no ha sido identificado como un centro productor de ánforas olearias. La acumulación de restos de ánforas se puede explicar por el reaprovechamiento de los desechos de alfar obtenidos en los talleres del entorno, por ejemplo, para levantar o reparar muros y estructuras habitacionales de ámbito rural, siendo este un fenómeno constructivo atestiguado por todo el valle del Guadalquivir. Un caso similar que ha llamado la atención es el yacimiento de El Bramadero, prospectado por PonsichFootnote 7 y situado a 1,5 km de Noguera. Desde hace años se viene proponiendo en Bramadero la existencia de un alfar por la importante acumulación de restos de ánforaFootnote 8 a pesar de su lejanía con las orillas de los ríos Guadalquivir y Genil, así como de la ausencia de los elementos típicos de hornos de cocción. No es conveniente, por lo tanto, identificar el yacimiento del Bramadero como un alfar de ánforas, sino más bien como una almazara a la cuál llegan ánforas, probablemente ya rotas, de las figlinae a orillas del río.Footnote 9
Entre los fragmentos anfóricos fechables por su forma hemos identificado en Noguera un borde de época augustea, otro de época julio-claudia, cuatro flavio-trajanea, y otros cuatro de finales del s. II o del s. III dC. También hemos hallado siete sellos sobre asa en Dressel 20 de la primera mitad del s. III dC, producidos en Cerro de los PesebresFootnote 10 (LFCCVFS, LFCCVFSCAL), Las MonjasFootnote 11 (LFC[CVFP], LFCRESCCVFP) y PicachosFootnote 12 (LFCCVFM, GFTITIANICVFM; Fig. 1). Todos ellos forman un conjunto epigráfico bastante homogéneo por las siglas CV de clarissimus vir, tratándose de las conocidas series senatoriales con varias generaciones, probablemente emparentadas con los F(abii) de la zona del Genil.Footnote 13
Los vestigios documentados en el contexto arqueológico del yacimiento, aunque no de especial riqueza, permiten situar aquí la existencia de un establecimiento productor y residencia con las características de una villa rústica. No obstante, la ocupación del yacimiento es amplia y su función ha debido variar con el tiempo. No podemos por lo tanto asegurar que villa, almazara y taller de fundición hayan sido contemporáneos.
Descripción del fragmento (material, tipología, dimensiones)
El fragmento cerámico conserva dos bloques de escritura por separado (Fig. 2). Ambos han sido trazados por la misma mano y en un mismo momento (las incisiones son equitativas en profundidad), sin que sea posible determinar si se trata de textos conexos por su significado. La forma tan particular de la inscripción inferior, con cuatro líneas visibles de esbelta escritura para un texto de contenido más literario que relacionado con el mundo de la alfarería, nos hizo dudar en un primer momento sobre la naturaleza anfórica del soporte cerámico. De tratarse de un ánfora estaríamos ante un caso único por la forma y el significado atípico de la inscripción, cuando cabría esperar encontrar esta titulatura en otro material cerámico, como podría haber sido el caso de un later de pequeñas dimensiones. El examen personal que hemos hecho de la pieza disipa nuestras dudas, revelando la excepcionalidad del hallazgo en el típico fragmento de pared de Dressel 20 cercano a la base del ánfora (Figs. 3 y 4).
El fragmento conservado tiene 1,2 cm de grosor, 8,0 cm de largo y 6,0 cm de ancho (Fig. 2). Una ligera curvatura indica, sin lugar a duda, que formaba parte de un recipiente de gran anchura. En la cara interna se observan las líneas arqueadas del torno (Fig. 3) con las que conseguimos orientar la pieza y la inscripción (Fig. 4). Los desniveles en la propagación de las ondulaciones del torneado, con curvas cada vez más cerradas y pronunciadas, es indicativo de que se trata de la pared inferior del cuerpo globular ya cercana al pivote con forma de botón. La titulatura fue realizada con un stylus sobre la arcilla fresca estando el cuerpo globular acabado y en posición invertida para de este modo ser puesto a secar, tal y como ocurre con los grafitos nominales en las ánforas Dressel 20. Posteriormente, una vez ensamblada la parte superior de ánfora con su cuello, borde y asas, estos grafitos quedaban ocultos en la base del ánfora, tal y como RodríguezFootnote 14 ha indicado y Berni ha corroborado en numerosas ocasiones.Footnote 15
La pasta cerámica corrobora igualmente la adscripción a dicha tipología anfórica. El color rojizo, la textura y el depurado de la arcilla son rasgos típicos de la Dressel 20 en sus últimas etapas de vida, segunda mitad del s. II o s. III dC. Los bordes y sellos ya mencionados del s. III dC podrían fechar la inscripción en época severiana o post-severiana, de modo que el lugar de origen sea una de las alfarerías ribereñas señaladas en territorio cordobés, desde Cerro de los Pesebres a Picachos (Fig. 1).
Por lo que respecta a los grafitos ante cocturam de tipo nominal escritos en la base de la Dressel 20, hasta la fecha son poquísimos los testimonios documentados en los centros productores del Valle del Guadalquivir, si se compara su número con los conocidos en los lugares de consumo.Footnote 16 La razón se debe a varios factores. Por un lado, la escasez de excavaciones arqueológicas sistemáticas donde el material se separa y se selecciona para su criba. También, porque cuando prospectamos el campo en busca de ánforas con inscripciones se presta más atención a las formas (asas, bordes y pivotes) que a las paredes informes del recipiente. Además, si se da el caso, es más fácil dar con grafitos de alfarero trazados con letras o signos de gran tamaño, que con las deseadas inscripciones cursivas escritas con stylus.
Recordemos a continuación los grafitos nominales y/o calendariales (véase §4) hallados sobre fragmentos de base de Dressel 20 en los alfares béticos, todos ellos con indicaciones nominales y calendariales del ámbito de la fabricación de las ánforas: “Melande[r] / iii k(alendas) octo[bres] / Gallio” de Adelfa (Carmona, Sevilla);Footnote 17 “Capra / Quieti” de Casilla de Malpica (Palma del Río, Córdoba;Footnote 18 véase §4); “iii k(alendas) april(es) // [---]+++” de Cerro de los Pesebres (Palma del Río, Córdoba).Footnote 19 Recientemente, contamos con un grafito nominal inédito del alfar de Cortijo de Romero (Palma del Río, Córdoba), que conserva cuatro letras sobre un pequeño fragmento de pared de base de ánfora, lo que no ha impedido restituir el nombre completo [Ep]aphr[oditus] del personaje registrado (Fig. 5). En definitiva, en todos ellos se registran nombres de trabajadores, a veces con la fecha calendarial, como la mayor parte de los grafitos hallados en los contextos de consumo, un contenido previsible para el contexto de la producción cerámica y de diverso uso y significado del grafito que presentamos en este trabajo.
Hipótesis de transcripción interpretativa y comentario
Empezamos ofreciendo una transcripción diplomática que señala únicamente el texto conservado.
Transcripción diplomática (Fig. 6):
1 [---]Ṣ[---]
2 +ṾAIS[---]
spatium uacuum
3 AVONIAM[---]
4 GLANDEMM+[---]
5 ARESTAPOQṾ[---]
6 +TISAQṾ[---]
7 +ỊṬ[---]
El tipo de escritura es cursiva, para uso cotidiano, de formas redondeadas, que presenta los trazos descendentes, hechos con un stylus. Tenemos el perfil de 15 letras distintas, lo que representa una gran variedad, dadas las pequeñas dimensiones del fragmento:
A (presente en las líneas 2, 3, 4, 5, 6): con dos trazos oblicuos, sin el trazo transversal.
D (l. 4): en dos trazos; de formas redondeadas, con asta oblicua, algo más alta que el resto de las letras.
E (ll. 4, 5): en dos trazos verticales.
G (l. 4): en dos trazos. El primero forma un ángulo agudo, mientras que el segundo es completamente vertical; ligeramente más alta que el resto de las letras.
I (ll. 2?, 3, 6): en un solo trazo, asta ligeramente oblicua, inclinada hacia la izquierda.
L (l. 4): en dos trazos que se cortan en ángulo recto; un poco más alta que el resto de las letras.
M (ll. 3, 4): en cuatro trazos, no siempre unidos entre sí.
N (ll. 3, 4): en tres trazos separados y con una ligera caída hacia la izquierda.
O (ll. 3, 5): en un solo trazo descendente de izquierda a derecha y ligeramente abierta.
P (l. 5): en dos trazos; un poco más alta que las demás letras. Asta vertical recta.
Q (ll. 5, 6): en dos trazos. Con el asta vertical oblicua, inclinada a la derecha.
R (l. 5): en dos trazos no unidos, de formas redondeadas.
S (ll. 1?, 2, 5, 6): en un único trazo serpenteante: un poco más alta que el resto de las letras.
T (ll. 5, 6, 7?): en dos trazos; el trazo horizontal recto o ligeramente inclinado hacia la derecha.
V (ll. 2?, 3, 5?, 6?): en dos trazos.
Trascripción interpretativa (Fig. 7):
Texto A:
1 [---]Ṣ[---]
2 +ṾAIS[---].
Texto B:
1 Auoniam[pingui]
2 glandem m[utauit]
3 aresta, poq[ulaque]
4 [inuen]tis Aqu[eloia]
5 [miscu]it [uuis].
La inscripción parece ser trazada por la mano de un único scriptor (Fig. 2), como se confirma por la uniformidad de los caracteres (en particular, véase la S repetida), tanto por lo que respecta a su perfil, la profundidad del trazo y la angulación. La compaginación nos lleva a dividir el texto en dos partes; la presencia del uacuum tras las líneas 2–3 del texto superior nos hace sospechar que tenga la función de marca de una separación, seguramente de índole semántica. Proponemos, por tanto, considerar dos textos, el primero de los cuales nos es prácticamente imposible de comprender, mientras que el segundo, más largo, posibilita una lectura y nos permite aventurar algunas hipótesis, como se desprende por la restitución de buena parte del mismo.
Por lo que respecta al primer texto (Texto A), no sabemos si contenía información acerca del ciclo de producción (nombres, fechas…) o si guardaba relación con el Texto B y hay que intentar buscarlo en los versos precedentes a los que hemos identificado en el Texto B y que seguidamente comentaremos. Son pocas las letras, ni siquiera podemos conjeturar una palabra. La lectura ṾAIS propuesta para la segunda línea parece la más evidente paleográficamente, aunque dificulta una posible interpretación.
El Texto B, por el contrario, abre una gama de diversas opciones. Inicialmente pensábamos que AVONIA escondía un nombre femenino, quizás el de alguna officinatrix. Y también ARESTA parecía, del mismo modo, que podía ser otra mujer. Acerca de las mujeres trabajadoras en estos contextos existe una interesante bibliografía,Footnote 20 si bien en nuestro documento no teníamos otros elementos que no fueran la referencia a una bellota (GLANDEM) y tal vez a una copa, un vaso – o metonímicamente a una bebida (POQṾ?). No había tampoco elemento alguno que describiera ni la posible función ni la productividad de estas mujeres empleadas en la fábrica.
Otra vía por explorar era la trazada por los elementos referidos a la naturaleza: GLANDEM, es decir, la bellota; ARESTA, o mejor ARISTA, nombre que designa propiamente el filamento de la espiga de trigo, es decir, la pajilla o espina con que se corona (llamado también arista). En resumen, un contexto que fijó la atención en la agricultura. Entre ambas palabras resuenan los ecos de las Geórgicas de Virgilio, uno de los principales referentes de la literatura agraria romana. De hecho, el poema virgiliano empieza esbozando el contenido de sus cuatro libros y va indicando, a modo de índice, los temas a tratar (las tierras fecundas, el calendario agrario según los astros, la viticultura, el ganado mayor y menor, y, finalmente, las abejas), al tiempo que hace la dedicatoria a su amigo y protector Cayo Cilnio Mecenas (vv. 1–5); seguidamente invoca, después de las estrellas que giran alrededor del cielo durante todo el año, a todos los dioses y diosas agrarios, incluido Augusto (vv. 5–42). Resulta particularmente interesante observar los versos 1–12:
Quid faciat laetas segetes, quo sidere terram
uertere, Maecenas, ulmisque adiungere uitis
conueniat, quae cura boum, qui cultus habendo
sit pecori, apibus quanta experientia parcis,
hinc canere incipiam. uos, o clarissima mundi 5
lumina, labentem caelo quae ducitis annum;
Liber et alma Ceres, uestro si munere tellus
Chaoniam pingui glandem mutauit arista,
poculaque inuentis Acheloia miscuit uuis;
et uos, agrestum praesentia numina, Fauni 10
(ferte simul Faunique pedem Dryadesque puellae:
munera uestra cano);…
Se establece una gran concordancia entre los versos 7 y 8 (letras en negrita) y nuestro Texto B. Sabemos que el texto empieza con la primera palabra del verso 8 porque es un comienzo de línea y porque hay un spatium uacuum que separa este texto (Texto B) del precedente (Texto A). Tenemos también el comienzo de tres líneas, porque esta es claramente la disposición inicial establecida en el lado izquierdo del fragmento cerámico. Nuestra hipótesis sería que el autor del titulus recuerda el comienzo del poema de Virgilio, si bien con algunas modificaciones y particularidades que seguidamente señalamos:
– AVONIAM en lugar de CHAONIAM (métricamente equivalente) muestra no sólo problemas de ortografía, sino también la pérdida de la noción de lo que significa Chaonius, -a,-um, un adjetivo referido a los habitantes de Caonia, región del Epiro noroccidental, un área de vastos bosques de encinas – hasta el punto de que la perífrasis latina Chaonis arbos hace referencia a la encina – que constituían, a decir de los poetas, el alimento primitivo de los hombres.Footnote 21 Aonia, a su vez, o, con refuerzo, AVONIA,Footnote 22 es el antiguo nombre de Beocia, zona del norte de Grecia donde se encuentra el monte Helicón, morada de las Musas; Beocia es además la patria de Hesíodo, un autor que menciona también las bellotas, dispuestas por la naturaleza para los hombres justos, los que vivieron en la edad de oro.Footnote 23
– ARESTA por ARISTA indica una apertura de I>E, una tendencia común en el latín vulgar.Footnote 24
– POQV(LA) en lugar de POCVLA o el siguiente AQV(ELOIA) en vez de ACHELOIA representan también la confusión en el momento de la escritura de las oclusivas. Se trata de una cuestión puramente ortográfica en el primer caso, mientras que en el segundo la transcripción no se refiere al mismo sonido: se trataría de una labiovelar sorda (escrita QV) y una velar sin el apéndice semivocal (CH en la escritura). Debemos señalar que en la métrica la labiovelar se considera como una única consonante; hay casos antiguos que ya revelan la misma reducción, como por ejemplo *sequondus > secundus, quottidie > cottidie. La simplificación es indicio de discurso popular.Footnote 25
En el texto virgiliano los dos versos en cuestión vienen comprendidos sintácticamente dentro de una oración subordinada adverbial condicional que empieza en el verso anterior, mientras que en el texto de nuestro fragmento cerámico interpretamos que tienen un sentido completo por sí solos. Lo único que les falta es un sujeto gramatical. Una posible propuesta de traducción sería: “C[ambió] la bellota aonia por la espiga [fértil] [y mezcl]ó el ag[ua] (lit. la bebida del Río Aqueloo) [con la uva descubierta].” Pero ¿quién cambiaba la comida y mezclaba el vino? En el texto de Virgilio el sujeto viene expresado mediante la palabra Tellus, esto es la tierra fértil, como si se tratara de una madre que nutre.
Todas estas consideraciones nos llevan a un individuo suficientemente alfabetizado para escribir (o, mejor dicho, citar) poesía, pero no con la perfección de la ortografía. Virgilio es el gran poeta nacional; es habitual que los inicios de sus obras sean bien conocidos. El primer texto usado por los escolares era Homero y Virgilio, a decir de Quintiliano.Footnote 26 Hay muchísimas más citas de la Eneida que del resto de las obras virgilianas, aunque las Geórgicas sean su obra madura y perfecta. Pero de esta obra tenemos, a decir de Cugusi, tan sólo tres pequeñas concordancias,Footnote 27 que vendrían a ser dos en realidad, pues una de ellas está tachada. Cabe añadir también la cita a G.1.125 en la Tab. Vindol. 854.Footnote 28
El texto virgiliano sirve para establecer una separación entre los Textos A y B, pues un vacío antes de AVONIAM no tiene sentido (a menos que nuestro “poeta” operario no recuerde el verso virgiliano anterior, v. 7). Debemos observar también que no coloca cada verso en una línea, sino que los escribe utilizando más de una línea por verso, y que las pocas letras supervivientes del Texto A no parecen referirse a ninguna combinación que se encuentre en los versos inmediatamente anteriores de G.1, 8–9, tal y como indicábamos más arriba en este mismo apartado cuando comentábamos el Texto A y su difícil restitución. A la luz del texto virgiliano, sería ideal poder leer en el Texto A VES(TRO) (cf. v. 7 Liber et alma Ceres, uestro si munere), pero si observamos la paleografía, no está del todo claro que tengamos una letra E. Por tanto, con tan pocos datos, no podemos ni descartar que A y B no tengan relación, ni identificar las letras que tenemos del Texto A con fragmento virgiliano alguno previo al Texto B.
Si nuestra propuesta de restitución es correcta, el Texto B contendría aproximadamente 14 letras por línea, y, visto que las palabras no están separadas unas de otras, el espacio total cubierto por cada una de las líneas sería de 9 cm de largo aproximadamente, con la última de ellas ligeramente más corta (Fig. 7).
Los grafitos ante cocturam en las ánforas Dressel 20
Rodríguez publicó varios trabajos fundamentales sobre los grafitos ante cocturam de las ánforas Dressel 20 del Monte Testaccio.Footnote 29 En todos ellos puso particular interés en los grafitos nominales escritos sobre la base de la panza invertida del ánfora, todavía fresca y sin ser dotada de hombro, cuello, boca y asas.
En la actualidad conocemos el proceso para la fabricación del ánfora Dressel 20,Footnote 30 llevado a cabo en dos tiempos, bajo el concepto productivo de cadena de montaje. En primer lugar se manufacturaba la parte más importante del ánfora, el cuerpo globular que debía asegurar el valor mínimo de capacidad estándar contenedora, en posición invertida con el puntal hacia arriba sobre un plato de torno removible (Fig. 8.1–2). El cuerpo del ánfora se llevaba al secadero donde permanecería varias semanas para favorecer el secado lento y progresivo del barro. Al momento de ser depositado en el secadero, se anotaba en la primera de un grupo de panzas el nombre del figulus, a veces junto al jefe del taller con la fecha calendarial, o incluso consular, para de este modo llevar el control sobre la organización de la actividad artesanal de las officinae involucradas en la producción anfórica del alfar. La información registrada con estos grafitos no solamente se refiere al control de la producción en su primera etapa, sino que podía seguir siendo de utilidad para el gestor del alfar tras la cocción de las ánforas, con su deposición boca abajo en los almacenes a la intemperie de la figlina, al permitir reconocer el origen y el momento de fabricación de los diferentes encargos. Por lo tanto, la insostenible idea que ya desmontó Rodríguez sobre la clandestinidad de estos grafitos por su ocultamiento en el fondo de un ánfora Dressel 20Footnote 31 ya quedaría ratificada por su utilidad con la segunda etapa en la economía general del centro productor.
RecientementeFootnote 32 ha sido propuesta la revisión más al detalle sobre estos grafitos prope pedem, catalogando todas las posibles clases de inscripciones que podemos resumir en varios grupos. Los grafitos nominales pueden estar compuestos por uno, dos o más individuos. Con un único trabajador se expresan normalmente en caso genitivo, pero son mucho más habituales los llamados binominales con dos cognomina asociados, habitualmente junto a la indicación del calendario romano. Por ejemplo, con dos nombres al genitivo tenemos “Quieti / Caprari”; al genitivo y nominativo, “Hermetis / Libes”; ambos al nominativo “Martinus / xiiii k(alendas) sep(tembres) / Gallio”; al genitivo y nominativo abreviado, “Asiatici / sec(undum) (opus) x k(alendas) mar(tias) Alb()”.
La amplia serie de grafitos binominales del alfar de Villar de Brenes (La Rinconada, Sevilla),Footnote 33 fechados desde los últimos años del reinado de Marco Aurelio, viene a probar varios detalles interesantes para entender su significado.Footnote 34 En primer lugar, tomando el ejemplo “Augustalis / Patricius”, el primer nombre al genitivo se corresponde con un personaje atestiguado en los sellos bajo la fórmula AVGVSTAL⋅F, tratándose sin lugar a dudas del jefe de la oficina ceramista, mientras que el segundo al nominativo se desconoce en el sellado por lo que puede ser atribuido al trabajador del ánfora. De este modo, esta clase de grafito se puede transcribir de la siguiente manera: “(ex officina) illius / ille (fecit)”, cuyo mensaje completo podría transcribirse así: “objetos del taller de Augustal trabajado por Patricio.”
Los grafitos de Villar de Brenes documentados hasta el momento en contextos del Testaccio, entre 174 y 179 dC, demuestran otro hecho trascendental, el haber sido escritos por distintas manos, individuos anónimos, con dominio absoluto de la escritura, que se encargaban de supervisar las actividades de los talleres artesanales con sus trabajadores. Otra serie interesante es la calendarial de Martinus en descargas entorno al 160 dC en el Monte Testaccio, donde encontramos hasta tres trabajadores subordinados con diferentes entregas:Footnote 35 Gallio (10 de enero y 19 de agosto), Tuscianus (21 y 27 de mayo, y 20 de septiembreFootnote 36) y Meridi(anus) (16–31 de marzo). Rodríguez atribuyó a Martinus la autoría de los grafitos,Footnote 37 el controlador de las recensiones de las ánforas, la mano experta que escribía con stylus una grafía tan regular como segura (Fig. 9). Sin embargo, un estudio reciente sobre las inscripciones calendariales de Asiaticus muestra que la persona que escribía el grafito era anónima y no correspondía con ninguno de los personajes escritos. Esta serie epigráfica incluyó, como mínimo, dos caligrafías distintas con el mismo officinator junto a diversos artesanos, lo que indica que se trata probablemente de la persona que controlaba el trabajo realizado en las oficinas.Footnote 38
Dressel había profundizado poco sobre la naturaleza de los grafitos de las ánforas Dressel 20 en CIL XV. Rodríguez redujo en Reference Rodríguez Almeida1984 todos los grafitos a tres categorías: anecdóticos (nombres propios, acompañados de fechas), letras sueltas o siglas de gran tamaño, cifras. Años más tarde retomaría el tema con una distinción mucho más acurada, poniendo mayor énfasis a las diversas fórmulas y a los tipos bien documentados.Footnote 39 En ninguno de sus 10 tipos, ni siquiera en el último llamado “capricci e anomalie,” podemos clasificar el título anecdótico con el poema virgiliano, por su contenido y el significado estrechamente literario, que nada tiene que ver con las otras inscripciones claramente conectadas con la organización de la producción de ánforas olearias Dressel 20.
Autoría, carmina y alfabetización en el ámbito productivo cerámico
No es la primera vez que un texto literario de esta naturaleza aparece documentado en el ámbito de la producción cerámica romana. Sin embargo, hay que destacar que ni es tan común que se trate de las Geórgicas, ni que se hallen en Hispania, ni que se hallen en contextos productivos rurales. Pero, sobre todo, ninguno de estos textos había aparecido hasta ahora sobre otra clase de soporte cerámico que no fuese material de construcción.Footnote 40 Se trata, pues, del primer texto virgiliano sobre ánfora y un hallazgo excepcional, por varios motivos.
Llama la atención la posición exacta que ocupa la inscripción en la base del ánfora. Todos los cálculos de ángulo basados en las líneas del torno conservadas (Fig. 4), dan como posición una zona más baja en la panza del ánfora que la mayor parte de los grafitos conocidos (véase el apartado 4). No sabemos tampoco a qué altura exacta estaba el ánfora colocada al momento de ser escrita (¿estaba en el suelo? ¿en una banqueta? ¿aún en el torno del alfarero?). Hemos restituido dos posibles escenarios según el posicionamiento del autor del grafito: en posición agachada y en posición de pie (Fig. 10). Aunque no deja de ser una conjetura, en caso de tratarse del caso A, agachado, esta posición serviría para explicar que la escritura presente un ductus algo peor en la parte baja.
En 2008, Cugusi reagrupó las menciones virgilianas esgrafiadas en el mundo romano. De los 134 textos de Virgilio esgrafiados, la Eneida, y sobre todo los primeros versos (54 casos) son los más repetidos. Tan sólo tres corresponden a las Geórgicas y provienen de Pompeya (dos casos) y de Mactar, en África (un caso).
Más recientemente, Velaza ha agrupado las menciones virgilianas in figlina.Footnote 41 La cuenta se reduce drásticamente y tan sólo nueve testimonios son conocidos, repartidos a lo largo de tres siglos, de los cuales todos son fragmentos de la Eneida sobre tegula o ladrillo. Quizás el más importante sea el ladrillo de Itálica,Footnote 42 no sólo por su cercanía a nuestro hallazgo (a penas 100 km), sino porque la ortografía de la inscripción ha servido para modificar la versión de Virgilio, equiparando así su valor documental al de otros códices del poeta.
Hasta ahora, varias han sido las interpretaciones para este tipo de material, en este tipo de contexto. Thouvenot propuso que estas inscripciones (la de Itálica, concretamente) habrían servido como mural en las escuelas.Footnote 43 Otra propuesta, de Navascués, ha sido considerarlos elementos funerarios.Footnote 44 Carande y FernándezFootnote 45 proponen que sea un casual ejercicio mecánico, como simple entretenimiento o como práctica de escritura, de alguien que grabó los versos que aprendió de niño, los que recordaba mejor. Dejó inconclusa la cita bien por un lapsus memoriae o porque cambió repentinamente de actividad. Y finalmente, es preciso mencionar la propuesta de Velaza de considerarlos evocaciones apotropaicas para coronar una obra, aludiendo al carácter mágico del texto de Virgilio.Footnote 46
El grafito de este trabajo se halla en un soporte cerámico nuevo, el ánfora, y un contexto nuevo, el alfar de producción anfórica olearia. Dos informaciones esenciales permiten retomar la interpretación de estas inscripciones. Primeramente, al tratarse de un soporte anfórico, ni la idea de uso como mural de una escuela en Thouvenot ni el uso funerarioFootnote 47 de Navascués tiene sentido para el contexto de nuestra inscripción. La pared sobre la que se escribe es curva, y esto resulta casual y poco o nada práctico para cualquier uso formal del soporte.
En segundo lugar, por la posición del grafito en la superficie del ánfora, tampoco encaja la hipótesis de Velaza sobre la coronación de una obra con versos virgilianos.Footnote 48 El grafito fue escrito en la parte inferior del cuerpo globular del ánfora cuando estaba secándose boca abajo, en la fase inicial de la cadena de montaje (Fig. 8.2). Es decir, no sólo se trata de un contexto productivo, sino que es también una fase concreta de la cadena operativa, de manera que podemos estar seguros de que el ánfora no fue extraída de su proceso productivo, y que por supuesto no era aún una obra terminada. Además, de no haber sido desechada el ánfora Dressel 20 tras su cochura, el texto virgiliano habría permanecido oculto de la vista de comerciantes y consumidores, por lo que su razón de ser estuvo forzosamente limitada al ámbito de la actividad de la figlina.
Aunque haya sido esgrimida para explicar la presencia virgiliana en un solo ladrillo de Itálica, la hipótesis ofrecida por Carande y Fernández podría explicar el motivo de creación de nuestro grafito. Virgilio es un autor del canon escolar, pero ¿todo Virgilio? Podemos comparar el impacto de la cita “arma uirumque cano…” al que provocaría modernamente “nel mezzo del cammin di nostra vita…” de la Divina Comedia en Italia, o “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…” del Quijote en España y otros países de habla hispana; pero la cita de las Geórgicas es, sin duda, singular, aunque sea de los versos iniciales.
Para una correcta interpretación, conviene además preguntarse sobre el ámbito de realización del grafito y su autoría. Di Stefano indica que uno de los problemas de los grafitos sobre tegula en las officinae figulares es que, en su inmensa mayoría, no se conoce el centro de producción del que proviene.Footnote 49 En muchos lugares, además, debe tratarse de figlinae urbanae, pues estos ladrillos suelen encontrarse en ciudades. La anecdótica aparición de, por ejemplo, las cuentas grafiadas de un carnicero en la aglomeración urbana de Saints-du-Nord en Francia,Footnote 50 muestran el trajín de gentes que podía llegar a deambular por un alfar urbano o suburbano.
No es el caso del grafito que nos ocupa. Las alfarerías del Guadalquivir más próximas al lugar del hallazgo del grafito (Fig. 1) se sitúan a 15–20 km de las ciudades más cercanas (Celti, Astigi y Carbula; hoy Peñaflor, Écija y Almodóvar del Río, respectivamente). Aunque algunos de los alfares propuestos cuenten con villae asociadas, se trata de zonas íntegramente rurales.Footnote 51
La presencia del texto de Virgilio permite, por lo tanto, esbozar dos ideas en cuanto al autor, es decir, a la mano ejecutora del grafito:
– Si se trata de un trabajador especializado del establecimiento, el ambiente de las figlinae y de las zonas rurales, está mucho más alfabetizado de lo que suele presuponerse. Pensemos que, desde el momento en que se habla de un etiquetaje de productos, un recuento, etcétera, es evidente que, si no todos, por lo menos algunos trabajadores debían tener cierto grado de alfabetización. ¿La querencia al texto virgiliano revelaría restos del proceso de alfabetización?Footnote 52
– Si se trata del personal de ámbito residencial de las villae asociadas a la figlina, debe ser personal estrechamente relacionado con una familia aristocrática y más concretamente senatorial. Disponemos de otros elementos epigráficos para considerar que estas villae y figlinae eran propiedad de una familia senatorial, los F(abii?), que marcó las ánforas con sellos tales como LFCRESCCVFP = L. F(abii?) Cresc(entis) c(larissimi) v(iri) (ex) f(iglinis) P(…). Footnote 53 Esta opción tampoco nos permitiría asociar el grafito a un miembro de la familia, pues poseyeron numerosas fincas con figlinae en la zona y pudieron vivir en Roma, y no en la Bética.
En cualquier caso, hay que tener presente que las figlinae olearias del Guadalquivir ejercen funciones importantes más allá que la de simples alfares de producción cerámica. En 2021 se publicó el primer titulus pictus hallado en un alfar de la misma zona, que confirmaba que el aceite de oliva se embotellaba en los mismos talleres diseminados a orillas del Guadalquivir,Footnote 54 tal y como había sugerido Rodríguez al estudiar los tituli picti cursivos de las ánforas Dressel 20, con mención explícita de las figlinae, mayoritariamente para el territorio ribereño de Corduba.Footnote 55 Es decir, que ciertos establecimientos alfareros actúan como puntos de control para fiscalizar y expedir el producto envasado con funcionarios de la administración romana que se desplazaban a estos centros logísticos de las orillas de los dos ríos durante la estación de la diffusio olearia. Footnote 56 Los puertos fluviales del Guadalquivir conectan grandes ciudades en toda la Bética, lo que genera un importante tráfico de gente en ocasiones muy letrada, como los que etiquetan las ánforas, que son de oficio, encargados de medir el aceite a envasar (ponderatores), de fiscalizar el producto envasado (actores), agentes de los comerciantes (acceptores), así como los productores y/o vendedores del aceite, y otros personajes todavía sin identificar.
En las ánforas Dressel 20, la redacción de los tituli picti comporta raramente errores en el etiquetaje, pues los escriben profesionales de oficio vinculados con la administración romana. En el grafito de Virgilio, las concesiones al latín vulgar – es decir, las fluctuaciones al plasmar gráficamente su propia pronunciación, y el cambio de Chaoniam en Avoniam – indican un nivel de conocimiento menor, pero ponen de manifiesto que se trata de una persona ciertamente alfabetizada, presente en el proceso de producción y probablemente en la gestión o la supervisión del centro productor o una de sus secciones.
¿Por qué escribirían una inscripción de estas características en la parte inferior de un ánfora globular recién dejada a secar? ¿Existe alguna conexión con el ámbito de la producción olearia bética? Quizás un último punto destacable sea que, aunque no se trate de la Eneida, recoge varios de los primeros versos de la obra en cuestión, las Geórgicas. Teniendo en cuenta que el primer libro de las Geórgicas de Virgilio está dedicado a la agricultura, y que nos hallamos en una zona eminentemente rural, su uso pedagógico no nos parece descabellado, máxime teniendo en cuenta la presencia notable de niños en las figlinae.
La presencia infantil está constatada en las alfarerías de diversas épocas y zonas. En las figlinae teglariae galo-romanas, por ejemplo, su presencia es clara, aunque no quede claro si colaboran en ciertas tareas o sólo pululan en el alfar.Footnote 57 Para el caso de los talleres de tablillas micénicas, en cambio, las huellas dactilares halladas han sido asociadas a niños aprendices de escribas.Footnote 58 Menos dudas quedan para los dos vasos de figuras rojas atenienses que representan pictóricamente a jóvenes trabajando en la alfarería. En el vaso de CaltagironeFootnote 59 se ve que un joven aprendiz tiene asignada la tarea de girar la rueda del torno, mientras que, en el vaso del pintor de Leningrado,Footnote 60 otro joven aparece decorando a pincel una crátera de volutas.
El trabajo infantil ha sido también atestiguado para el ámbito de las ánforas que nos ocupan en la Bética. En el alfar de Las Delicias (Écija, Sevilla), situado a 15 km del yacimiento donde ha sido hallado el grafito, una larga serie de marcas profundas de dedos pequeños en la arcilla han sido asociadas a niños y aprendices por su tamaño extremadamente pequeño.Footnote 61 Curiosamente, éstas marcas se hallan en el botón interno del pivote del ánfora. Es decir, que la implicación infantil en los alfares de las ánforas olearias del GuadalquivirFootnote 62 acontece en la misma fase del proceso de producción que el grafito de Virgilio, cuando se coloca la bola de arcilla que conformará el pivote del ánfora.
En este sentido, la primera hipótesis de Thouvénot retomaría cierta fuerza, pues aunque no pueda tratarse de una escuela propiamente dicha, sí podemos situar el grafito sobre un plano didáctico. En tal caso, teniendo en cuenta el contexto y su autoría, estaríamos ante una evidencia de alfabetización y educación en ámbito rural, no escolarizada, pero situada en un rango cultural alto e integrada en un ámbito de trabajo.
Conclusiones
Nos hallamos ante un documento epigráfico excepcional, un verso de las Geórgicas de Virgilio, sin precedentes y por primera vez sobre un ánfora romana. Tenemos documentados los versos 7 y 8 repartidos en cinco renglones formados de grupos de dos o tres palabras. Ya se conocían otros versos virgilianos in figlina, sobre ladrillos y, por lo general, mucho más abreviados.Footnote 63
Por el contexto del hallazgo y de los materiales recuperados en superficie, proponemos datarlo entre finales del s. II dC y la primera mitad del s. III dC. No es un hallazgo in figlina stricto sensu, es decir, no se ha excavado in situ, aunque sí en un ámbito cercano, con varias alfarerías candidatas de ámbito rural. Además, el hecho de que la totalidad de los sellos recuperados en prospección provengan de figlinae de los F(abii) clarissimi viri apunta a que el grafito se hizo probablemente en el ámbito de una de sus propiedades.
La autoría y la verdadera intención del que escribió este grafito son difíciles de determinar, pero todos los indicios nos dirigen hacia un contexto productivo del alfar, dentro de una fase muy concreta de la fabricación del ánfora y alejado de toda intención expositiva del grafito fuera de ella. La presencia infantil en esta misma fase de producción en los talleres de ánforas Dressel 20 de la zona, de ámbito eminentemente rural, también ofrecen pistas sobre el contexto de su autoría, sin que podamos confirmar una de las hipótesis.
En cualquier caso, la presencia del grafito dentro de la cadena de producción implica una alfabetización notable en el ambiente de las figlinae de ánforas de aceite de la Bética, que contrastan con la visión clásica de un mundo rural aislado y que está más bien en consonancia con la idea que se viene forjando sobre centros de producción sofisticados con una compleja organización productiva,Footnote 64 auténticas fábricas de alto rendimiento, en que coexisten personas de diferente jerarquía organizativa, rango cultural, edad y nivel de aprendizaje.
Agradecimientos
Agradecemos al Lab-Ex Archimède (ANR-11-LABX-0032-01) y a la Casa de Velázquez la financiación del proyecto, a la Junta de Andalucía por la autorización de prospección, a los estudiantes que han participado en el trabajo de campo, a Francisco Adame que halló el fragmento durante las prospecciones, a Ivan Di Stefano Manzella por sus consejos y el interés mostrado, a Silvia Braito (UB) y Océane Arvidsson por las correcciones y traducciones, y a Carlos Varias (UAB) por la bibliografía e información sobre los micénicos.