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Las revisiones científicas publicadas en la literatura intentan resumir el nivel de conocimiento y las evidencias empíricas publicadas. Por el contrario, las guías médicas son instrumentos de intervención que intentan mejorar la conducta médica y el pronóstico de los pacientes. Pueden tener efectos positivos, pero también pueden tener efectos negativos. Sus efectos deben ser demostrados en la investigación.
Métodos
En un ensayo aleatorizado y controlado, 103 psiquiatras de la práctica privada recibieron la guía de la depresión de la OMS solo (grupo de información) o la guía de la depresión de la OMS y un curso de un día sobre esta guía (grupo de intervención) o no recibieron ninguna información (grupo de control). Después trataron a 497 pacientes en función de las características clínicas individuales y de las necesidades de los pacientes. El tratamiento de observación duró 12 semanas. Los médicos y los pacientes describieron la evolución de la enfermedad y el tratamiento, incluida la interacción entre médico y paciente.
Resultados
Los psiquiatras del grupo de intervención encontraron más factores psicosociales en sus pacientes, prescribieron dosis mayores de medicación, tuvieron menos abandonos y puntuaron mejor el resultado del tratamiento. Las puntuaciones de la interacción entre médico y paciente indicaron más tensión en sus relaciones.
Conclusiones
La exposición a la guía tuvo efectos positivos y negativos, pero sólo en el grupo que recibió el curso de formación (grupo de intervención), no en el grupo de información. Las guías deberían ser probadas empíricamente antes de denominarse “basadas en la evidencia”. Cada guía también debería explicar cómo puede o debe ser puesta en práctica para que sea efectiva.
Se debería preguntar a los psiquiatras qué neuroléptico preferirían para sí mismos y para sus familiares en caso de una primera manifestación de esquizofrenia.
Método
Sesenta y seis psiquiatras de 13 sitios diferentes en Badén-Wuerttemberg (Sur de Alemania Occidental) respondieron a un cuestionario. Se incluyó sólo a los que habían tratado a más de 50 pacientes con esquizofrenia en los cinco últimos años (n = 54).
Resultados
Los psiquiatras tenían experiencia con los agentes convencionales y la mayoría de los atípicos. El 51% tomaría olanzapina como tratamiento de primera línea; el 20,4%, risperidona; el 13%, quetiapina; el 9,3%, amisulprida; el 3,7% haloperidol, y el 1,9%, peracina. En cuatro casos, se prefirieron sustancias diferentes para uno mismo y los familiares.
Conclusión
La mayoría de los psiquiatras no tomaría neuroléptics convencionales, aunque el 70% de las prescripcions para pacientes esquizofrénicos en Alemania en 2000 han sido neuroléptics convencionales. Las preferencias entre los atípicos se corresponden perfectamente con la práctica de la prescripción actual en Alemania.
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