Mucha de la literatura académica concibe la deportación como un proceso de eliminación de deshechos. Sin embargo, la existencia de una clase significativa de personas deportadas de los Estados Unidos trabajando como agentes de call center en países como México, Honduras, Guatemala y El Salvador sugiere mejor la metáfora del reciclaje, una muestra de las eficiencias cínicas y crueles del capitalismo global neoliberal. Este artículo se basa en entrevistas con trece individuos quienes migraron a los Estados Unidos como menores de edad, fueron deportados a El Salvador después de largas residencias en Estados Unidos, y encontraron empleo en la creciente industria de call center salvadoreña donde brindan servicios virtuales en inglés para clientes norteamericanos. Argumento que este reciclaje laboral se posibilita a través de una extensión de la condición de deportabilidad, que sigue produciendo una población de trabajadores vulnerables para la explotación del capital norteamericano en El Salvador aún después de la deportación, y que este proceso de reciclaje actúa como proceso disciplinario que reproduce un discurso neoliberal de responsabilidad personal, en el cual el trabajo de call center emerge como el instrumento para reformar los deportados transgresores y convertirlos en sujetos neoliberales productivos.