INTRODUCCIÓN
En 1967, en la zona arqueológica de Chichén Itzá se efectuaron excavaciones arqueológicas de rescate, debido a la construcción de la pista de aterrizaje ubicada 300 m al noreste del Cenote Sagrado. Durante la nivelación del terreno por medio de maquinaria, quedaron al descubierto los restos de una pequeña plataforma sobre un afloramiento de roca caliza. La estructura había sido destruida y sólo quedaban en superficie algunas piedras labradas en un estilo correspondiente al clásico tardío–clásico terminal de Chichén Itzá. En la superficie de la roca caliza se localizó una abertura circular excavada en la roca, similar a las entradas de los chultunes (construcciones subterráneas para el almacenamiento de agua) que se encuentran distribuidos en las diferentes unidades habitacionales del sitio. Al efectuar la exploración de la cavidad subterránea, se encontró que ésta se conectaba hacia el sur con una cueva natural (con dimensiones de 4 × 5 m aproximadamente) por medio de un corto pasadizo limitado por un muro de piedra seca de 0.5 m de altura (Márquez y Schmidt Reference Márquez Morfín and Schmidt1984).
En la primera cavidad explorada, que fue denominada chultun (aunque realmente no lo es, pues carece del recubrimiento impermeable de estuco), se encontró un depósito de tierra negra y sascab (arena de caliza), en el que se encontraban los restos óseos de varios individuos, principalmente de subadultos, algunos de ellos mostrando unidades óseas en orden anatómico de acuerdo con una de las escasas fotos que ha llegado a nuestro conocimiento.
La segunda cavidad, denominada “cueva” por los arqueólogos que realizaron la exploración y rescate, presentaba, bajo una capa de 10 cm de escombro, una capa nivelada y uniforme de corteza de ceiba de aproximadamente 2.7 × 1.9 m de extensión. Bajo esta capa vegetal, en una matriz de tierra negra, fueron depositados los restos óseos de decenas de individuos. En correspondencia con los reportes originales, a lo largo de la pared de la cueva, en dirección norte–sur desde el muro de separación con el chultun hasta el límite sur del depósito, se encontraron algunos cráneos y calotas acomodados en fila sobre una saliente natural de la roca. El resto de las unidades óseas se encontraba mezclado, sin orden anatómico.
Debido a que la capa de corteza de ceiba se encontraba en su acomodo original, se estableció que el contexto no había sido alterado desde la época prehispánica (Márquez y Schmidt Reference Márquez Morfín and Schmidt1984).
Junto a los restos óseos se encontraron algunos objetos y fragmentos de cerámica, los cuales permitieron un fechamiento aproximado de este depósito alrededor del 900 d.C. Por otra parte, el análisis por C14 realizado en 1971 de un fragmento de la corteza que cubría los huesos dio como resultado una datación de 920 ± 60 d.C. (Márquez y Schmidt Reference Márquez Morfín and Schmidt1984:92). En un análisis posterior de C14 de los restos óseos (porciones pétreas de temporal), se estableció que datan del año 1000 d.C. (Barquera y Del Castillo Reference Barquera and Castillo2020).
El primer análisis de los restos óseos fue reportado por Márquez y Schmidt (Reference Márquez Morfín and Schmidt1984), quienes estimaron que el número mínimo de individuos era de 109 sujetos (a partir del número de temporales), de los cuales únicamente 6 eran adultos. La relación anatómica entre algunas unidades óseas observada en los escasos registros fotográficos, así como la presencia de huesos frágiles y pequeños, costillas y vértebras, aporta la evidencia para determinar que el depósito es de carácter primario y secuencial, es decir, los cuerpos se depositaron en esos espacios cuando aún tenían tejidos blandos y en varios momentos sucesivos. Al parecer, las relaciones anatómicas se fueron perdiendo a medida que se ingresaban nuevos cuerpos a la cavidad, y los esqueletos depositados en eventos anteriores eran empujados para hacer espacio (Del Castillo y Williams-Beck Reference Del Castillo Chávez and Williams-Beck2020).
En cuanto a la estimación de edad y sexo de los individuos subadultos, existen problemas metodológicos importantes. La estimación de edad en restos esqueléticos de subadultos se efectúa mediante una cuidadosa evaluación de caracteres de desarrollo y crecimiento, principalmente la formación y brote dentales, y el desarrollo y maduración esquelética. Al estar conformado por unidades óseas independientes, no es posible establecer correlaciones entre ellas, por lo que las estimaciones de edad se establecieron a partir de la longitud de huesos largos (Schaefer et al. Reference Schaefer, Scheuer and Black2009). Estas estimaciones generan un perfil demográfico de este ensamble óseo en el cual se observa que más del 70 por ciento de los individuos están comprendidos en los grupos de edad entre los cuatro y los ocho años, lo que no corresponde al perfil normal de mortalidad infantil de una población (Hernández Reference Hernández Espinosa2006). Esta particular distribución de edad a la muerte apunta a una selección intencional de los individuos que fueron depositados en el contexto subterráneo.
Aunado al perfil etario, la siguiente categoría de selección para el depósito es la de sexo. En individuos subadultos, la determinación de sexo a partir de rasgos morfológicos y/o métricos es muy discutida, pues las características anatómicas que definen el sexo biológico aún no se encuentran desarrolladas. Por ello se planteó el análisis genético a través de la extracción de ADN de las porciones petrosas del temporal de 60 individuos (sólo se tomaron unidades óseas izquierdas, para evitar duplicidad). En este análisis, sólo dos porciones petrosas fallaron en la obtención de material genético, mientras que por las restantes 58 se estableció que pertenecían a sujetos de sexo masculino (Barquera y Del Castillo Reference Barquera and Castillo2020); tratándose de un muestreo aleatorio, que comprende aproximadamente al 50 por ciento de los individuos que conforman el ensamble óseo, podemos afirmar que los subadultos que fueron depositados en este contexto son masculinos.
Por otra parte, al intentar definir el carácter del depósito, por los rasgos ya descritos de los materiales óseos humanos, su número y disposición, así como su perfil demográfico, puede establecerse la hipótesis de que se trata de un contexto post-sacrificial, aunque no se han encontrado huellas de corte o golpes que pudieran proporcionar pistas sobre la manipulación peri- o postmortem de los cuerpos depositados que pudieran evidenciar la práctica de sacrificio, o bien, desmembramiento y desarticulación postmortem (cfr. Kunen et al. Reference Kunen, Galindo and Chase2002; Tiesler y Cucina Reference Tiesler and Cucina2007). Tanto si los individuos que conforman este ensamble óseo fueron sacrificados ex profeso, como si fueron ofrendados postmortem, lo evidente es que responden a una selección que considera edad y sexo, por lo que consideramos que constituyen el eje de un evento ritual específico.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Aunque se han recuperado ensambles óseos de otras estructuras subterráneas tipo chultun en Chichén Itzá (como el ubicado en la estructura 3C4 o “Plataforma de las Tumbas”, correspondiente al clásico terminal [Cobos Reference Cobos and Cucina2013]), no se ha encontrado otros ensambles óseos que compartan las características del que nos ocupa, así como tampoco en otros asentamientos del área maya. De hecho, sólo el chultun de la estructura Q95, “Templo del Pescador” de Mayapán (datado entre los 1100 y 1250 d.C.) contuvo un ensamble óseo similar, de carácter post-sacrificial, compuesto por “más de 40 niños, adolescentes y adultos de ambos sexos” (Shook Reference Shook1954).
Tanto este ensamble como el de Mayapán podría ser producto de depósitos posteriores a eventos de sacrificio k'ex, “de intercambio de dones con los dioses” (Taube Reference Taube and Taube2000:277), relacionados con ciclos agrícolas (Del Castillo y Williams-Beck Reference Del Castillo Chávez and Williams-Beck2020). El papel de los niños e infantes en la religión maya recaía en las cualidades de juventud y vitalidad que poseen. El estatus de los infantes se mantenía en un estado liminal; su vida se encuentra temporalmente cercana a los eventos de nacimiento y creación, y de muerte; por tanto, se encontraban relacionados a los dioses y su poder vital (Ardren Reference Ardren2011; Becker Reference Becker, de León and Perramon1993). Al imbricar estas cualidades con los ciclos agrícolas y los conceptos de continuidad de la vida, se crea una cosmovisión en la que los niños y la permanencia de la renovación vegetal son unívocos.
Fuentes artísticas e iconográficas, así como relaciones etnohistóricas y etnográficas, relatan la participación de los infantes en rituales agrícolas. Thompson (Reference Thompson1970:283) sugiere que los niños pequeños serían los más adecuados para ser ofrendados a las deidades relacionadas con el cultivo del maíz, dado que los niños y el maíz nuevo poseen los poderes de la juventud y el crecimiento. La forma más notable de esta incorporación de infantes a narraciones rituales es a través del sacrificio, de su ofrenda a deidades cuyo poder sobre las fuerzas naturales garantizara el éxito en la cosecha. Por ello, la mayoría de los sacrificios infantiles se efectuaban a Chaac, dios de la lluvia, y al dios del maíz.
La mayor pregunta que genera el depósito mortuorio del chultun de Chichén Itzá radica en la identidad biológica y cultural de estos niños. Debido a que no existe más información sobre el contexto arqueológico más que la descrita por Márquez y Schmidt (Reference Márquez Morfín and Schmidt1984), sólo contamos con sus restos óseos para responder, por sí mismos, a esta pregunta.
Ya que este ensamble óseo presenta las características propias de un osario, en el que los individuos no se encuentran completos ni en relación anatómica, los análisis que pueden realizarse en él deben de poder sortear las limitaciones que imponen su desarticulación y su estado de conservación.
Los dientes en general presentan mayor resistencia a los factores tafonómicos que degradan el hueso; en el área maya, donde difícilmente es posible recuperar esqueletos completos, es frecuente encontrar las piezas dentales, que son más resistentes a los factores diagénicos en los contextos arqueológicos. Por ello, para establecer la posible filiación biológica de estos individuos del chultun, en este trabajo se emplearán las herramientas del análisis métrico y no métrico de la antropología dental.
La antropología dental ofrece la posibilidad de establecer filiaciones biológicas a partir de la caracterización de los rasgos fenotípicos de la dentición, tanto permanente como decidua. Las características evolutivas y ontogenéticas de los dientes humanos dan fundamento a los estudios sobre los grupos humanos; más de 300 genes participan en la formación de los dientes, que determinan el número de dientes, el tamaño, la posición, el número de cúspides, la forma, la presencia, y la agenesia de caracteres (Aubry Reference Aubry2009).
La alta heredabilidad de los rasgos dentales ofrece la posibilidad de establecer clasificaciones precisas, claras, y comprensibles entre grupos, subgrupos, y aún entre familias (Alt y Vach Reference Alt, Vach, Alt, Rösing and Teschler-Nicola1998). Los rasgos dentales, además, son estables en el tiempo, por lo que es posible establecer comparaciones entre colecciones de distintas temporalidades.
En este trabajo, se planteó la aplicación de análisis morfométrico y morfoscópico en las piezas dentales permanentes encontradas en el interior del chultun; estas unidades dentales corresponden a la dentición que se encontraba en desarrollo dentro de los alvéolos de los individuos juveniles, y que durante los procesos tafonómicos de descomposición y fragmentación de los esqueletos se separaron de maxilares y mandíbulas, quedando sin relaciones anatómicas.
METODOLOGÍA
Uno de los procedimientos tradicionales que utiliza la antropología física para realizar análisis de afinidad biológica y, por lo tanto, obtener las relaciones biológicas y la posible ascendencia entre dos o más poblaciones humanas, representadas solamente por sus restos óseos y dentales, es a través de la morfoscopía y morfometría de las unidades dentales de dichas poblaciones; esto se debe a que los dientes humanos poseen las siguientes características intrínsecas que potencializan este tipo de estudios (Cucina Reference Cucina2013; Gallardo Reference Gallardo Velázquez2001):
1. La alta heredabilidad de los rasgos dentales.
2. La posibilidad de establecer clasificaciones precisas, claras, y comprensibles.
3. La ausencia de correlación significativa entre los rasgos discriminantes utilizados.
4. La posibilidad de comparar directamente materiales de diferentes temporalidades.
5. La estabilidad de los rasgos analizados en el tiempo.
6. La alta resistencia a distintos procesos tafonómicos.
Tomando en consideración lo anteriormente apuntado, se procedió a realizar el estudio de la dentición perteneciente a los niños del chultun de Chichén Itzá con el objetivo de conocer su posible procedencia, obteniendo los siguientes resultados.
RESULTADOS
Número mínimo de individuos
Se contabilizaron 2,252 unidades dentales, de las cuales 493 se encontraban dentro de sus alveolos; esta situación imposibilitó realizar algunas medidas y observaciones de los rasgos a utilizar, de ahí que hayan sido excluidas del presente análisis. Por otro lado, de las restantes 1,759 piezas dentales que se encontraron fuera de sus alveolos (Figura 1), y por tanto con la factibilidad de ser incorporadas en el estudio, 693 son deciduas y 1,066 permanentes (Figura 2).
A partir de estas 1,759 piezas dentales, se determinó el número mínimo de individuos (NMI), llegando a los siguientes resultados: por medio de la contabilidad y análisis de los dientes deciduos se encontró un NMI de 63 a través del canino superior izquierdo (Tabla 1), en tanto que el resultado por la contabilidad y análisis de los dientes permanentes fue de un NMI de 75 a través del incisivo central inferior izquierdo (Tabla 2).
Los análisis métricos y morfológicos que se realizaron con el propósito de determinar el lugar de procedencia de los niños depositados en el chultun de Chichén Itzá se aplicaron sólo a los dientes permanentes, debido a que la información de los datos que fue tomada para poder realizar los análisis comparativos fundamentales con otras poblaciones mayas y publicada por Scherer (Reference Scherer2004) y Aubry (Reference Aubry2009) sólo se refiere a la morfología de los dientes permanentes.
Análisis métrico univariante
Para el análisis métrico se tomaron las siguientes medidas en cada unidad dental: diámetro mesiodistal y diámetro bucolingual de la corona (Figura 3). Es necesario apuntar que los terceros molares, tanto superiores como inferiores, fueron eliminados del estudio comparativo por ser muy poca su representatividad en la colección del chultun de Chichén Itzá, de ahí que se obtuvieran finalmente un total de 14 diámetros superiores y 14 diámetros inferiores (Tabla 3). Nuevamente aquí fue necesario tomar otra decisión: en esta ocasión fue la de mantener sólo la información obtenida en las unidades dentales del lado izquierdo, debido a que los datos métricos comparativos publicados por Scherer (Reference Scherer2004) son los respectivos a las piezas dentales del lado izquierdo.
La información de los datos métricos dentales que se utilizaron, además de los obtenidos del chultun de Chichén Itzá, con propósitos comparativos utilizando los análisis estadístico univariantes, proceden de los siguientes 16 sitios prehispánicos de la época clásica. 1) Aguateca. 2) Altar de Sacrificios, 3) Altun Ha, 4) Baking Pot, 5) Barton Ramie, 6) Calakmul, 7) Colha, 8) Copán, 9) Dos Pilas, 10) Itzán, 11) Kaminaljuyu, 12) Piedras Negras, 13) Seibal, 14) Tamarindito, 15) Tikal, 16) Tikal Caches (restos que proceden de entierros con características de ser ofrendas votivas) (Figura 4; Scherer Reference Scherer2004).
Se aplicó el procedimiento estadístico de ANOVA, ya que con él es posible determinar la existencia de diferencias entre las medias en los 28 diámetros dentales contrastados en los 17 sitios comparados, y se obtuvieron los siguientes resultados.
Diámetros sin diferencia significativa (medias semejantes en la totalidad de poblaciones comparadas) en los dientes superiores fueron seis: diámetro mesiodistal del incisivo central, diámetro bucolingual del incisivo central, diámetro mesiodistal del incisivo lateral, diámetro bucolingual del incisivo lateral, diámetro mesiodistal del primer premolar, y diámetro bucolingual del primer premolar, mientras que en los dientes inferiores también fueron seis: diámetro mesiodistal del incisivo central, diámetro mesiodistal del canino, diámetro mesiodistal del primer premolar, diámetro mesiodistal del segundo premolar, diámetro mesiodistal del segundo molar, y diámetro bucolingual del segundo molar (Tabla 4).
Diámetros con diferencia significativa (medias diferentes en al menos una de las poblaciones comparadas) en los dientes superiores fueron ocho: diámetro mesiodistal del canino, diámetro bucolingual del canino, diámetro mesiodistal del segundo premolar, diámetro bucolingual del segundo premolar, diámetro mesiodistal del primer molar, diámetro bucolingual del primer molar, diámetro mesiodistal del segundo molar, y diámetro bucolingual del segundo molar, mientras que en los dientes inferiores también fueron ocho: diámetro bucolingual del incisivo central, diámetro mesiodistal del incisivo lateral, diámetro bucolingual del incisivo lateral, diámetro bucolingual del canino, diámetro bucolingual del primer premolar, diámetro bucolingual del segundo premolar, diámetro mesiodistal del primer molar, y diámetro bucolingual del primer molar (Tablas 5 y 6).
Para conocer con certidumbre cuáles de los 17 sitios están mostrando diferencias entre sí en los 16 diámetros que presentaron diferencia significativa por el ANOVA, fue necesario realizar un análisis post hoc (a posteriori) o de contraste de hipótesis específicas inmediatamente después de la mencionada prueba de ANOVA.
Resulta importante subrayar dos cuestiones. En primera instancia y con relación al sitio Baking Pot, sólo se realizaron 15 contrastaciones, ya que no se cuenta con la información necesaria del diámetro bucolingual del incisivo central inferior para este sitio. En segundo lugar, se tienen 16 diámetros de la corona dental que resultaron significativos por el análisis de varianza, como también se tienen 17 sitios, de hecho 16 contrastaciones posibles por cada sitio, por lo tanto, tenemos un total de 16 por 16 = 256 contrastaciones; de ahí, que un sitio en particular podría mostrar por el análisis post hoc de 0 a 256 diferencias entre sus medias, aunque hay que recordar que como no se cuenta con la información correspondiente al diámetro bucolingual del incisivo central inferior del sitio Baking Pot, en nuestro caso sólo se llegaría al número máximo de 240 contrastaciones (16 menos), en donde, por un lado, el tener 0 significaría que por la evidencia estadística analizada, este sitio mostraría la no existencia de diferencia alguna entre las medias de los 16 diámetros en los 17 sitios comparados, esto validaría afirmar que este sitio es semejante en las medias de los diámetros dentales evaluados con la totalidad de sitios mayas contrastados. Por el otro, si se tiene un valor de 240, significaría que en los 16 diámetros dentales (15 para Baking Pot) la población de este sitio muestra diferencia significativa con los otros 16 sitios comparados, traduciéndose entonces que este sitio en particular es significativamente diferente en todos los diámetros dentales con la totalidad de los otros sitios mayas comparados (Figura 5).
Con ello en mente, y apoyándonos en la Figura 5, se puede apreciar que en el caso del chultun de Chichén Itzá, de las 240 contrastaciones realizadas, este difiere en 183 de ellas, es decir, en un 76.25 por ciento de la totalidad de estas contrastaciones. Si esta información la analizamos para cada uno de los sitios comparados (por columnas), podemos percibir que de las 16 contrastaciones realizadas (diámetros puestos a prueba por análisis post hoc) para cada sitio analizado, en el caso del chultun de Chichén Itzá, vemos que en 12 de ellas las medias son estadísticamente diferentes entre este sitio y Tikal, o sea, el 75 por ciento (véase el penúltimo renglón de la Figura 5). De manera similar, 14 entre el chultun y Tikal Caches, o sea el 87.5 por ciento; 13 entre el chultun y Calakmul, o sea el 81.25 por ciento; 10 entre el chultun y Piedras Negras, o sea el 62.5 por ciento; 11 entre el chultun y Altar de Sacrificios, o sea el 68.75 por ciento; también 11 entre el chultun y Seibal, o sea el 68.75 por ciento; 12 entre el chultun y Dos Pilas, o sea el 75 por ciento; 9 entre el chultun y Aguateca, o sea el 56.25 por ciento; también 9 entre el chultun y Tamarindito, o sea el 56.25 por ciento; 10 entre el chultun e Itzán, o sea el 62.5 por ciento; 13 entre el chultun y Altun Ha, o sea el 81.25 por ciento; también 13 entre el chultun y Barton Ramie, o sea el 81.25 por ciento; 10 entre el chultun y Baking Pot (hay que recordar que aquí sólo fue posible realizar 15 de las 16 contrastaciones posibles), o sea el 66.66 por ciento; también 10 entre el chultun y Colha, o sea el 62.5 por ciento; 13 entre el chultun y Copán, o sea el 81.25 por ciento; por último, también 13 entre el chultun y Kaminaljuyu, o sea el 81.25 por ciento (Tabla 7).
* Baking Pot sólo tuvo 15 comparaciones.
Por otra parte, recordamos que de los 28 diámetros dentales utilizados en el análisis métrico univariante resultó que, por ANOVA, 12 de ellos no presentaban diferencia significativa entre los sitios comparados; es decir, se tiene un 42.86 por ciento de similitud entre la totalidad de diámetros comparados. Por tanto, y en sentido contrario, un sitio en particular, por decir el chultun de Chichén Itzá, podría presentar un 57.14 por ciento de diferencia en el caso de que las 240 contrastaciones del análisis post hoc nos arrojarán un resultado de medias diferentes en cada uno de ellos. Con los datos del último renglón de la Figura 5, se construyó la Tabla 8 en donde se vierte el porcentaje de diferencia (y de semejanza) que presenta cada sitio en relación con los otros sitios comparados, tomando en cuenta la métrica de la morfología dental a través del análisis univariante aplicado.
Con ello se hace evidente que la semejanza que presenta la dimensionalidad de la dentición permanente del chultun de Chichén Itzá con respecto a los otros 16 sitios comparados (Figura 6) y cuya magnitud es de 56.43 por ciento, es diferente y menor a la magnitud de la semejanza que presentan los otros sitios y cuyo rango de semejanza va del 73.33 por ciento al 90.48 por ciento. Esto nos indica que los niños del chultun de Chichén Itzá son diferentes en comparación a las otras poblaciones mayas del período clásico y esto se corrobora al observar el porcentaje de diferencia que presentan los sitios entre sí (Figura 7), y que para el caso del chultun es de una cuantía del 43.57 por ciento, magnitud considerablemente mayor en comparación a la que muestran los otros sitios y cuyo rango va del 9.52 por ciento al 26.67 por ciento de diferencia.
Por lo anteriormente expuesto podemos afirmar, tomando en cuenta la métrica de los diámetros dentales de la dentición permanente de los niños del chultun de Chichén Itzá analizados por medio de un procedimiento estadístico univariante, que estos son diferentes a las otras poblaciones comparadas y, por lo tanto, constituyen una población alejada biológica y genéticamente de las otras poblaciones contrastadas.
Análisis métrico multivariante
Con el propósito de corroborar estos resultados, así como que se hagan más accesibles visualmente, se procedió con la aplicación de análisis estadísticos multivariantes; así, por un lado se realizó un análisis de conglomerados, y por el otro, un análisis de escalamiento multidimensional.
El análisis de conglomerados (cluster analysis) se utiliza con el propósito de aplicar una serie de técnicas, fundamentalmente algoritmos, que tienen por objeto la búsqueda de grupos similares de individuos o variables que se van agrupando en conglomerados (Bisquerra Reference Bisquerra1998; Hair et al. Reference Hair, Anderson, Tatham and Black1999).
El resultado de aplicar este procedimiento a nuestros datos se puede ver en la Figura 8, donde se observan tres conglomerados principales. Un primer conjunto se forma por los sitios de Tikal, Altun Ha, Dos Pilas, Copán, Seibal, Tikal Caches y Kaminaljuyu. El segundo lo constituye los sitios de Piedras Negras, Aguateca, Altar de Sacrificios, Colha, Calakmul, Barton Ramie, Itzán, Tamarindito y Baking Pot. El último sólo lo forma Chichén Itzá, es decir el material hallado en el chultun y esta situación viene a corroborar el resultado antes descrito por los análisis métricos univariantes de que los niños del chultun de Chichén Itzá se alejan biológicamente de las demás poblaciones comparadas.
Por su parte, el análisis multidimensional, o análisis de escalas multidimensionales, persigue el objetivo de construir un espacio métrico con el menor número de dimensiones posibles que permita representar las proximidades o preferencias entre objetos y con el mayor grado posible de fidelidad, permitiendo la visualización gráfica de los resultados (posicionamiento de puntos en un espacio geométrico). Este análisis multidimensional es también conocido como elaboración de mapas perceptuales y es un procedimiento que permite al investigador determinar la imagen percibida relativamente de un conjunto de objetos. El propósito del análisis multidimensional es transformar los juicios de similitud o de preferencia en distancias representadas en un espacio de multidimensionalidad (Bisquerra Reference Bisquerra1998; Hair et al. Reference Hair, Anderson, Tatham and Black1999).
Vemos así, a través de este análisis (Figura 9), que por la primera dimensión el chultun de Chichén Itzá se aleja considerablemente de cualquiera de los otros sitios comparados, apoyando nuevamente que los niños del chultun están alejados biológicamente de las otras poblaciones.
Análisis morfológico multivariante
El procedimiento tradicional multivariante para obtener una medida de distancia biológica entre dos grupos humanos utilizado reiteradamente en los análisis sobre los rasgos morfológicos dentales, desde que Berry y Berry (Reference Berry and Berry1967) lo propusieron para los rasgos epigenéticos craneales, es el modelo que emplea el estadístico de Grewal-Smith (Grewal Reference Grewal1962). El valor resultante es la llamada medida promedio o media de divergencia (MMD), y se ha comprobado que este procedimiento no es inferior en términos estadísticos a otras metodologías mucho más complicadas, con la gran ventaja de que el modelo de Grewal-Smith incorpora mejoras para el manejo de los tamaños muestrales pequeños y/o porcentajes de presencia bajos versus altos en los rasgos comparados (Finnegan y Cooprider Reference Finnegan and Cooprider1978; Greene Reference Greene1982).
Es necesario marcar la frontera en estos rasgos que expresan sus fenotipos en una escala o gradación, es decir, determinar los puntos de corte entre presencia y ausencia más adecuados a cada comparación realizada. Esto se debe a que los diferentes investigadores en sus publicaciones, de las cuales tomamos los datos a comparar, establecen distintos grados como mínima manifestación para que un rasgo sea considerado como presente, así también, la exigencia de que los rasgos sean dicotómicos se debe a un requisito para poder calcular las MMDs y sus varianzas (Sjovold Reference Sjovold1977).
La información de los rasgos morfológicos dentales que se utilizaron en la presente investigación proceden de los siguientes 25 lugares prehispánicos del período clásico: 1) Chultun de Chichén Itza, 2) Chichén Itzá, 3) San Gervasio/Playa del Carmen, 4) Dzibilchaltún, 5) Xcambó, 6) Yaxuná, 7) Calakmul, 8) Tikal, 9) Tikal Caches, 10) Uaxactún, 11) Piedras Negras, 12) Altar de Sacrificios, 13) Seibal, 14) Dos Pilas, 15) Aguateca. 16) Tamarindito, 17) Itzán, 18) Altun Ha, 19) Barton Ramie, 20) Baking Pot, 21) Colha, 22) Copán, 23) Kaminaljuyu, 24) Balberta, 25) Complejo Montana (Aubry Reference Aubry2009; Figura 10). Es importante resaltar que estos sitios se seleccionaron tomando en cuenta que los rasgos hayan sido observados y categorizados por los autores de manera similar considerando para ello el sistema ASUDAS (Turner et al. Reference Turner, Nichol, Scott, Kelley and Larsen1991), así como también que el diente focal (diente determinado como el idóneo para realizar la observación y cuantificación del rasgo en cuestión) y la determinación de los puntos de corte entre presencia y ausencia sean los mismos. Con esto en mente, finalmente los rasgos morfológicos utilizados en este estudio fueron 14 y se presentan en la Tabla 9.
Las MMDs nos proveen de una estimación de la divergencia biológica entre las muestras comparadas con base en el grado de similitud fenética para todos los rasgos utilizados; así las MMDs calculadas para cada par de muestras vienen a ser una medida de similitud/disimilitud, y, por tanto, los valores bajos de las MMDs indican una gran afinidad biológica entre las muestras y viceversa. Para determinar si las muestras divergen de manera significativa una de otra, se compara cada MMD calculada con su desviación estándar: si la MMD es mayor a 2 veces la desviación estándar de la MMD, entonces la hipótesis nula de que la población uno es significativamente similar a la población dos (P1 = P2) es rechazada a un nivel de significancia del 0.03 (Greene Reference Greene1982; Sjovold Reference Sjovold1977).
Las MMDs obtenidas para los sitios comparados se presentan en la Tabla 10 y en ella se pueden apreciar casillas señaladas en color; esto nos indica que la prueba para aceptación de la hipótesis nula se ha superado y, por lo tanto, las poblaciones ahí contrastadas son similares en un nivel de significancia del 97 por ciento.
Con el objetivo de que estos resultados se puedan apreciar de mejor forma y de una manera visual, nuevamente se procedió con la aplicación tanto del análisis de conglomerados como del análisis de escalamiento multidimensional. En esta ocasión se realizaron tres análisis de conglomerados diferentes con fines comparativos, utilizando para ello tres procedimientos diferentes para la formación de los conglomerados.
El primero fue aplicando el algoritmo del método jerárquico aglomerativo promedio entre grupos conocido como UPGMA (unweighted pair group method with arithmetic mean). El segundo fue aplicando el algoritmo o método de Ward. Por último, el tercero fue aplicando el algoritmo de asociación simple. En todos ellos se utilizó como datos de entrada la transformación arcoseno de las frecuencias observadas en cada uno de los rasgos de los sitios analizados (Figuras 11, 12, y 13).
Vemos que en los análisis de conglomerados UPGMA y asociación simple se forman en primera instancia dos conglomerados principales, reuniendo en uno de ellos a los sitios de las tierras bajas del norte junto con Calakmul y, en el segundo conglomerado, reuniendo a los asentamientos de las tierras bajas del sur con los sitios de esta región. En segunda instancia se quedan en solitario y aislados los sitios de la Costa del Pacífico (Balberta y Complejo Montana) y el chultun de Chichén Itzá, indicando que estas tres poblaciones son diferentes; sólo en el análisis de conglomerados Ward se constituye un tercer conglomerado que reúne al chultun de Chichén Itzá con Balberta, manteniéndose aislado completamente el sitio de Complejo Montana; no obstante, de hecho, estas tres poblaciones siguen siendo diferentes a todas las demás que se han comparado.
Para corroborar estos resultados se llevaron a cabo dos análisis de escalamiento multidimensional, tomando como datos de entrada las MMDs (Figuras 14 y 15). En el primero se toma en cuenta las correlaciones encontradas en los procedimientos, en tanto que en el segundo se pondera la distancia euclídea; en ambos análisis encontramos que el chultun de Chichén Itzá se posiciona espacialmente muy alejado de todos los demás sitios evaluados, como así también los sitios de la costa (Balberta y Complejo Montana), situación que viene a ratificar lo antes encontrado de que estas poblaciones son diferentes entre sí y diferentes a todas las demás poblaciones incluidas en el análisis.
Por tanto, con base en los análisis métricos morfológicos de las denticiones permanentes llevados a cabo en este estudio, podemos afirmar que los niños del chultun de Chichén Itzá no pertenecen a las poblaciones de las tierras bajas del norte y del sur, como tampoco a las tierras altas mayas.
DISCUSIÓN
El desplazamiento de grupos humanos incide en la recomposición de la organización social, en las pautas culturales, políticas, e ideológicas, y también en las dimensiones biológicas tanto del grupo que migra como del grupo que recibe la migración (Ortega Reference Ortega Muñoz and Cucina2013).
La migración de grupos prehispánicos que adquieren poder al llegar a o conquistar asentamientos previos es una constante en las narrativas mesoamericanas. En muchas de estas tradiciones, la migración presenta un fuerte elemento de identidad étnica y legitimación política, tanto antes como después de la conquista.
Los conceptos de migración y etnicidad se encuentran cercanamente asociados; la etnicidad puede resultar mucho más difícil de constatar arqueológicamente que la migración. Cuando, a través del análisis arqueológico, se detecta una variación en los materiales culturales, es difícil determinar si esa variación refleja etnicidad u otra clase de identidad (género, estatus, ocupación; Smith Reference Smith, Kowalski and Kristan-Graham2007). La forma para definir la etnicidad en un sitio y fase arqueológicos es obtener, a través del registro material, la evidencia de fronteras, homogeneidad (el grupo emplea el mismo tipo y estilo de objetos), y continuidad (el grupo, sus prácticas y sus materiales permanecen constantes a lo largo de un período de tiempo) (Jones Reference Jones, Graves-Brown, Jones and Gamble1996). Los arqueólogos emplean los materiales culturales (cerámica, lítica, arquitectura, iconografía) para trazar movimientos poblacionales, relacionando de manera unívoca ciertas materias primas, técnicas de manufacturas y estilos con comunidades que los producen, comercian y poseen, y establecen a partir de su distribución geográfica y temporal los movimientos de determinados grupos humanos en un territorio (Boot Reference Boot2005; Cobos Reference Cobos, Demarest, Rice and Rice2004; Domínguez y Folan Reference Domínguez Carrasco, Folan and Cucina2013, por citar algunos).
Aunque no necesariamente, la afinidad biológica puede también ser un rasgo de evaluación para sugerir etnicidad. Por ello, ciertos rasgos que reflejan la variabilidad humana, como algunos caracteres fenotípicos, pueden arrojar información acerca de la identidad étnica de los conjuntos de individuos recuperados en contextos arqueológicos.
El epiclásico es un período en el que se experimentó un importante período de expansión económica, innovación estilística e importantes interacciones e intercambios entre regiones de toda Mesoamérica (Guderjan Reference Guderjan1995; Attolini Reference Attolini Lecón, Towell and Lecón2009). Los sitios que en este período alcanzaron gran desarrollo urbano fueron Xochicalco, Teotenango, Cacaxtla, y El Tajín, mientras que otros importantes sitios del clásico, como Teotihuacán y Cholula, aún tenían un papel relevante en el centro de Mesoamérica. En el área maya, a lo largo de muchas décadas, se ha discutido sobre los movimientos poblacionales y la identidad étnica de los grupos humanos que ocuparon los territorios del norte y la costa de la Península de Yucatán tras el período de colapso, hacia los 800–900 d.C. En particular, la ciudad de Chichén Itzá ha sido el centro de la problemática sobre migraciones y colonizaciones en el período posclásico.
Chichén Itzá estuvo ocupada al menos desde el clásico temprano (300–600 d.C.), aunque pocos vestigios de esa época se conservan, debido a la llegada de nuevos habitantes en la última fase del clásico tardío (700–900 d.C.), quienes edificaron una nueva ciudad sobre la antes existente. Estas migraciones podrían haber sido guiadas por K'ul Itzá Ahau, un héroe mítico que llegó a Yucatán partiendo desde el lago Petén Itzá a finales del siglo VII d.C. en el epiclásico (Morante Reference Morante López2018). El movimiento de estos grupos, posiblemente integrados por comerciantes de largas distancias, podrían haber sido el resultado de un período de guerras intensas hacia los 647–679 d.C., cuando una nueva dinastía se estableció en el área de Petexbatún y el río La Pasión. Estas guerras podrían haber generado que algunos grupos humanos abandonaran esta área y migraran hacia las planicies centrales y del norte de la Península de Yucatán, donde habrían ocupado y refundado Chichén Itzá, posiblemente hacia los 800 d.C. A través de datos iconográficos y epigráficos, se ha localizado en las tierras bajas del sur, un área que podría constituir el asentamiento original de los Itzá, al sur y/o al este del lago Petén (incluyendo el lago), durante el período clásico, aunque las evidencias arqueológicas son más bien incipientes (Boot Reference Boot1995; Demarest et al. Reference Demarest, Rice, Rice, Demarest, Rice and Rice2004; Schele et al. Reference Schele, Grube and Boot1998). El colapso de Izamal en el norte de Yucatán, entre los 700 y 800 d.C., posiblemente también originó un movimiento poblacional, que quizá dio origen a un asentamiento en el llamado Complejo de las Monjas (Morante Reference Morante López2018).
A los finales del período clásico tardío y principios del clásico terminal, Chichén Itzá era el centro político, económico, y religioso dominante en las tierras bajas mayas al controlar el comercio de bienes en toda la Península de Yucatán. Posteriormente, en el siglo X, siguiendo un período de declive que comenzó hacia los 900 d.C., ocurrió una inmigración a Chichén Itzá de gente proveniente de otras partes de Mesoamérica, hacia los 968–987 d.C., o incluso en fechas más tempranas (918–948 d.C.). Estos grupos humanos serían de lengua y etnicidad maya, de acuerdo con algunos autores (Boot Reference Boot1995; Cobos Reference Cobos and Cucina2013; García Moll y Cobos Reference García Moll and Cobos2009; Kepecs Reference Kepecs, Kowalski and Kristan-Graham2007; Maldonado y Kurjack Reference Maldonado and Kurjack1993; Schele et al. Reference Schele, Grube and Boot1998), mientras que otros proponen que más bien eran grupos venidos del centro del país, u otros grupos mayenses, como “putunes” (o chontales), originarios de Tabasco o del sur de Campeche (Boot Reference Boot2005; Rice y Rice Reference Rice and Rice2018).
Estos nuevos ocupantes influyeron fuertemente en creencias religiosas, actividades rituales, y patrones políticos y sociales del sitio. De acuerdo con Schmidt (Reference Schmidt2007), esta inmigración no implicó un sometimiento militar, pues se trataba más bien de “mercenarios, comerciantes, aventureros y misioneros de algún culto, y hasta especialistas en artes como la escritura, la pintura y la astronomía calendárica” (Schmidt Reference Schmidt2007:65). Las manifestaciones culturales de estos grupos son visibles en el registro arqueológico y permiten rastrear el momento de su irrupción.
Por otra parte, Cobos (Reference Cobos and Ernesto2005) afirma que esta nueva época puede ubicarse con la sustitución de textos jeroglíficos por pictografías, proceso que comenzó hacia los 900 d.C., cuando se registra un incremento en actividades constructivas en el centro de la ciudad, lo que refleja un aumento en la población; es este el momento en que Chichén se consolida como capital regional. Este período abarca hasta principios del siglo XII, cuando se inicia el declive de la ciudad, al tiempo que la ciudad de Mayapán adquiere mayor poder y relevancia (Cobos Reference Cobos, Demarest, Rice and Rice2004). Si bien Ringle (Reference Ringle2017) establece el momento de mayor florecimiento de la ciudad hacia el siglo X, y afirma que si bien no se cuenta con fechamientos absolutos posteriores a los 1000 d.C., ni evidencias de construcción monumental posteriores a esa fecha, existen argumentos que favorecen un modelo de desarrollo continuo del sitio desde finales del siglo IX hasta el siglo XII, bajo la influencia de grupos “no mayas” (también Lacadena Reference Lacadena, Vail and Hernández2010; Pérez de Heredia Reference Pérez de Heredia Puente2010; Schmidt et al. Reference Schmidt, Biró and de Heredia2018).
Precisamente, Cobos (Reference Cobos and Cucina2013:164) propone que posterior al siglo XI, la ocupación de Chichén Itzá para este momento sería más bien como centro de peregrinaje, con una población muy reducida y sin un poder político o económico que proporcionara cohesión. Es justamente para esta temporalidad en la que se ha ubicado el depósito mortuorio del chultun; las fechas de C14 y los escasos materiales culturales referidos en la publicación de Márquez y Schmidt (Reference Márquez Morfín and Schmidt1984), así como el análisis de C14 obtenidos en 2019 (Barquera y Del Castillo Reference Barquera and Castillo2020), ofrecen una datación alrededor de los 1000 d.C., por lo que este ensamble pudo haberse creado en el período de ocupación más intensa del sitio, y cuando estos grupos “ajenos” se encontraban en la fase de mayor influencia cultural.
Los restos óseos recuperados del chultun de Chichén Itzá corresponden a subadultos quienes, si bien no muestran de manera inequívoca la evidencia de haber sido sacrificados, la manera en la que fueron depositados deja claro el carácter ritual del contexto. Tanto si los individuos que conforman el ensamble fueron sacrificados ex profeso, como si fueron ofrendados postmortem, lo evidente es que responden a una selección que considera edad y sexo, en un depósito primario y secuencial (Del Castillo y Williams-Beck Reference Del Castillo Chávez and Williams-Beck2020). Resalta el hecho de que, en la descripción del contexto arqueológico de este chultun, los restos óseos se hayan encontrado bajo una capa de “tejas” de corteza de ceiba (Márquez y Schmidt Reference Márquez Morfín and Schmidt1984), como si hubiera sido “sellado” y nunca más fuera utilizado.
La narrativa ritual de este contexto postsacrificial también contempla la dimensión social y filiación biológica de los individuos que lo integran. Los análisis de antropología dental efectuados en dientes permanentes de los niños del chultun nos arrojan datos que los definen como pertenecientes a un grupo ajeno a la zona norte de la Península de Yucatán. Sin embargo, la morfología dental de estos individuos tampoco corresponde a la que se encuentra en comunidades prehispánicas del Petén y sus alrededores, de donde presumiblemente podrían provenir estos grupos migrantes que llegaron a la ciudad de Chichén Itzá alrededor del siglo X. De acuerdo con los análisis, los rasgos morfológicos, sin considerar las pruebas de conglomerados y de escalamiento multidimensional, serían en todo caso más cercanos a los encontrados en Uaxactún, y posiblemente Balberta y el Complejo Montana, en la costa guatemalteca del Pacífico. Sin embargo, al efectuar análisis más fino, los resultados difieren y se comportan de manera completamente independiente a otros grupos del área maya. Esto implica una diferencia biológica sustancial entre el grupo al que pertenecían los niños del chultun y los grupos originarios de la Península de Yucatán.
Las posibilidades de explicación se pueden resumir de la manera siguiente. (1) El grupo local de Chichén Itzá en el poder ofrece en sacrificio a inmigrantes que se asentaron en la ciudad (lo cual implicaría que los niños depositados en el chultun hayan nacido en otro lugar y hayan pasado sus últimos meses de vida en Chichén Itzá). (2) El grupo local de Chichén Itzá traslada, mediante compra o captura, a jóvenes de una etnia diferente a la suya para efectuar una ofrenda específica (los niños nacieron y crecieron en otra localidad, y fueron trasladados a Chichén Itzá poco antes de su muerte y depósito). (3) Un grupo inmigrante, asentado en Chichén Itzá, efectúa el sacrificio y la ofrenda de acuerdo con sus costumbres, en relación con su identidad y buscando su legitimación (los niños habrían nacido y crecido en Chichén Itzá dentro de una comunidad migrante).
Los resultados de la morfología y morfometría dental de los individuos del chultun de Chichén Itzá se unen a los obtenidos en otros asentamientos mayas que definen la presencia de grupos humanos “foráneos” dentro de la dinámica de las afinidades biológicas de las poblaciones mayas, y que reflejan no sólo su movilidad geográfica, sino también su compleja estructuración política, social, y comercial. Por ejemplo, también a través de la antropología dental, Wroebel y Graham (Reference Wroebel, Graham and Cucina2013) plantean el origen foráneo de una élite en Lamanai, mientras que Serafin y colaboradores (Reference Serafin, Peraza, Cucina and Cucina2015) plantean un estudio con resultados similares para la ciudad de Mayapán. Cucina (Reference Cucina2013), por su parte, plantea diversos grados de heterogeneidad en diversas poblaciones prehispánicas mayas, producto de dinámicas poblacionales internas y de procesos migratorios.
El análisis de isótopos de estroncio realizado por Price y colaboradores (Reference Price, Tiesler and Freiwald2019) revela que varios de los individuos que fueron encontrados en el Cenote de los Sacrificios de Chichén Itzá no eran locales, sino que provenían de lugares ubicados fuera del área maya; los autores efectúan el contraste entre los datos isotópicos y los bioculturales (modificación cefálica), ofreciendo las dimensiones de etnicidad y de origen geográfico a un tiempo. Este trabajo en particular, si bien refuerza los resultados de nuestra investigación en cuanto a la condición foránea de los sacrificados en Chichén Itzá, descalifica la posible procedencia de los mismos del Petén o de la costa guatemalteca del Pacífico, sugiriendo el origen de estos individuos en Honduras, e incluso, en el Altiplano central, en asentamientos como Tula o Cholula (Price et al. Reference Price, Tiesler and Freiwald2019:14).
Nuestra investigación proporciona nuevos datos sobre las afinidades biológicas de individuos encontrados en Chichén Itzá, pero no es más que un primer acercamiento a la problemática que representa la movilidad poblacional para el posclásico en las Tierras Bajas mayas. Las grandes preguntas a las que tratamos de dar respuesta son: estos jóvenes, ¿son mayas no yucatecos, o pertenecen a grupos provenientes de otras regiones de Mesoamérica? ¿Nacieron en Chichén Itzá o en localidades cercanas?
Para ello, en una fase próxima, planteamos efectuar estudios de antropología dental en comparación con poblaciones de otros núcleos poblacionales y otras afinidades culturales, tanto mayas como del centro del país (particularmente a grupos con rasgos culturales afines al estilo “Mixteca Puebla”), y del Golfo de México. El análisis de la morfología y morfometría dentales nos remite al origen de afinidades biológicas de las poblaciones, que, si bien no necesariamente corresponden a etnicidad, sí podrían ser reflejo de ésta.
En otra vertiente de la investigación, es necesario efectuar análisis de isótopos para verificar si las localidades de nacimiento y de vida postnatal de los individuos del chultun coinciden, y así definir si se trata de una población nacida en la Península de Yucatán, o de un grupo migrante proveniente de otras regiones americanas. La información que obtengamos a partir de estos nuevos planteamientos aportará datos que ayuden a esclarecer la presencia y dinámica de grupos no mayas en la Península de Yucatán para el epiclásico y el posclásico.
La combinación de estos estudios permitirá en un futuro responder a las interrogantes sobre este depósito ritual, y su importancia simbólica dentro del contexto del gran Chichén Itzá.
ABSTRACT
In 1967, excavations in Chichen Itza unearthed a chultun-like underground chamber containing bone remains of over 70 human individuals, mostly subadult males. This mortuary deposit has the characteristics of a post-sacrificial primary burial. Carbon-14 dating places these materials at around a.d. 1000, the time of Chichen Itza widest expansion as a regional capital city. Quantification of 1,066 permanent teeth indicates a minimum of 75 individuals (on the basis of left upper central incisors). In order to elucidate the biological affinity of these individuals, univariate and multivariate analyses of mesiodistal and bucolingual diameters were carried out and compared with materials from 16 Mayan sites from the Classic period; 14 dental morphological features were then compared to those of collections from 24 Classic Mayan sites, following standard procedures of the Arizona State University Dental Anthropological System (ASUDAS). Three multivariate analyses were carried out (mean measure of divergence, conglomerate analysis, and multidimensional scaling). Our evidence indicates that the children from the Chichen Itza chultun were not from either the Northern or Southern Mayan Lowlands or the Southern Highlands. They might have belonged to groups of foreign long-distance traders who settled in Chichen Itza from a.d. 800, and eventually came to dominate both maritime and inland trade routes throughout the Yucatan Peninsula.