La Conferencia Diplomática sobre la reafirmación y el desarrollo del derecho internacional humanitario aplicable en los conflictos armados ha reanudado sus trabajos en Ginebra el 21 de abril de 1976, bajo la presidencia del Sr. Pierre Graber, Consejero Federal, Jefe del Departamento Político Federal.

Este tercer período de sesiones es la continuación de los períodos de sesiones primero y segundo, que se celebraron también en Ginebra del 20 de febrero al 29 de marzo de 1974, y del 3 de febrero al 18 de abril de 1975, respectivamente.

Al abrir la 31a sesión plenaria, el Presidente saludó a los delegados de los Estados participantes en la Conferencia. Después de señalar que la mitad de los artículos de los proyectos de Protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra de 1949 ya han sido aprobados por las Comisiones, el Sr. Graber precisó que todavía quedan por resolver difíciles problemas, por lo que hizo un llamamiento para que se dé muestras de una voluntad de cooperación semejante a la que animó los trabajos del segundo período de sesiones.

La Cruz Roja está presente, en muy diversas circunstancias, allí donde se requiere su ayuda, cuando seres humanos sufren y necesitan asistencia. Aunque hay una desproporción entre las tareas humanitarias que deberían ser atendidas en el mundo actual y los escasos medios de que se dispone para cumplirlas, ni siquiera esta desproporción debe desalentarnos. Porque, tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz, bajo el signo de la cruz roja, de la media luna roja y del león y sol rojos, los miembros de las Sociedades nacionales y de las instituciones internacionales actúan, y lo hacen en campos de acción cada vez más amplios. Presentes al principio en los frentes, he aquí que ahora avanzan en nuevas direcciones, como la defensa del medio ambiente o la ayuda a las personas de edad.

Fridjof Nansen era digno émulo de Henry Dunant cuando, ante los tibios, que le invitaban a descender al sentido de las realidades, profirió estas magníficas palabras: «¡ Eso es imposible, pues nosotros lo haremos!» — Más que cualquier otra, una obra humanitaria, nacida de un impulso de imaginación, no puede continuar viva más que a fuerza de imaginación.

Relativamente mal conocida, y frecuentemente más o menos confundida con la fisioterapia, la ergoterapia es una profesión que ha adquirido cierta extensión en el transcurso de estos últimos años.

Para intentar dar de ella una definitión sencilla, digamos que la ergoterapia es un tratamiento que se propone la readaptación del enfermo. Los especialistas distinguen tres categorías de la misma.

En primer lugar, la ergoterapia de activatión, que se esfuerza, en los casos de enfermos crónicos o de impedidos, por resucitar posibilidades frecuentemente olvidadas, o bien por crear otras nuevas. La terapéutica ayuda a los pacientes a utilizar las fuerzas que les quedan. Gracias a estas actividades, físicas o mentales, pueden conservar aquéllos su lugar en la sociedad y continuar, a pesar de la edad o de la enfermedad, sintiéndose a gusto en dicha sociedad.

Visitador de prisiones, abogado de los internados enemigos en los países beligerantes, médico o cirujano al lado de los heridos y de los enfermos víctimas de las hostilidades, notario del cautiverio para identificar a los detenidos, buscar a los desaparecidos, reagrupar a familiares, distribuir víveres y mantas, organizar traslados y transportes, el delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja hace todo eso y mucho más.

Es, en primer lugar, un hombre de buena voluntad que, puede considerarse, acude en ayuda de las autoridades detentoras para resolver los delicados problemas planteados por el fenómeno grave del cautiverio de guerra. Generalmente, su labor no resulta fácil; su acción se lleva a cabo en un país que precisamente la guerra ha convulsionado y desorganizado. Se ocupará de enemigos de tal país, de prisioneros e internados que, muy a menudo, son objeto de odio.

El CICR prosiguió, el mes pasado, sus actividades de asistencia en Angola (labor médico-quirúrgica y distribución de víveres para personas menesterosas) y de protección (especialmente por lo que atañe a la Agencia Central de Informaciones). Para ello, contó con sendos equipos de delegados en Luanda y Huambo, con dos equipos médico-quirúrgicos en Dalatando y en Vouga, puestos a disposición, respectivamente, por las Cruces Rojas Sueca y Británica, así como con un equipo móvil, proporcionado por la Cruz Roja Suiza y que visita los hospitales y los dispensarios del distrito de Huambo. La delegación del CICR en la República Popular de Angola (RPA), dirigida por el señor C.A. Neukomm, estaba integrada por unas treinta personas en total, sin incluir al personal reclutado sobre el terreno.

El señor Jacques Chenevière, fallecido el 22 de abril pasado, fue un hombre que dedicó, durante más de medio siglo, muy gran parte de sus energías a la obra de la Cruz Roja. Lo atestiguan algunas fechas:

Ya en septiembre de 1914, respondiendo al llamamiento de Gustave Ador, fundó, con la señora Frick-Cramer, la Agencia Internacional de prisioneros de guerra. En noviembre de 1919, fue nombrado miembro del CICR al que continuó prestando servicios no poco de su tiempo. En 1939, al estallar la segunda guerra mundial, se le confió, una vez más, la dirección de la Agencía Central renaciente; condujo la « puesta a punto » de los diversos servicios y, cuando se sabe que la Agencia hizo, desde el comienzo hasta el final de la contienda, cuarenta millones de fichas, y que transmitió veinticinco millones de mensajes civiles, se comprende por qué el señor Jacques Chenevière hubo de entregarse sin reservas a una labor abrumadora que requería su permanente presencia.

Como testimonio de profundá gratitud, el CICR acaba de distinguir al señor Hans Bachmann, recientemente nombrado miembro honorario, con su medalla de plata, que le fue impuesta, el 7 de abril pasado, en un acto íntimo, durante el cual el homenajeado, dando las gracias a sus colegas, dijo:

« A primeros del año 1942, el señor Carl-J. Burckhardt me aceptó en el Comité Internacional como aprendiz —ignorante de todo— y aquella fue una de las grandes oportunidades de mi vida. El aura de aquella personalidad tan excepcional, su calor cordial, su sentido de las verdaderas proporciones, su perspicacia para juzgar a los hombres y las cosas, todo se aunaba para crear esa imagen del maestro que nos guía durante toda la vida. La misión de la Cruz Roja, tal como él la concebía —la sencilla y eficaz asistencia a quien sufra— correspondía a lo más profundo de su ser.

La Revista International anunció, en su número anterior, que un nuevo plan operacional trazado por el CICR para un período de seis meses fue presentado al Gobierno de la República Popular de Angola para aprobación. Ahora bien, el Comité Internacional publicó, el 26 de abril pasado, el comunicado de prensa que reproducimos.

En vísperas de la retirada, a finales de marzo, de las tropas sudafricanas que garantizan la seguridad y se encargan de la administración de los campamentos de personas desplazadas, situados en la frontera meridional de Angola, el CICR ha intervenido, a la vez en Ginebra, ante la Misión Permanente de la República Sudafricana y, en Luanda, ante las autoridades de la República Popular de Angola, para llamar la atención de ambos Gobiernos sobre los peligros que podrán correr aquellas personas en el período de transición antes de que lleguen las autoridades angoleñas.

El año 1975 fue para el Servicio Internacional de Búsquedas (SIB) un año doblemente conmemorativo, pues no sólo se celebró el XXX aniversario de la fundación de esta institución internacional única en su género, sino también el XX año de presencia del CICR en Arolsen. Para festejar el XXX aniversario, tuvo lugar, el 6 de mayo de 1975 en el gran vestíbulo del SIB, un breve acto en el cual cada colaborador recibió un ejemplar del folleto editado con motivo de esa celebración.

En el lapso de treinta años, ha evolucionado un tanto la situación. Si en los comienzos, el cometido principal del servicio era buscar a las personas que habían desaparecido durante la guerra, más exactamente, reagrupar a los miembros de familias dispersas, la situación ha cambiado por complete Las búsquedas individuates ya no suponen más que el 4% de la totalidad de solicitudes dirigidas al SIB.

La Revista International, en su número de marzo —tras haber notificado a sus lectores el final de los trabajos del segundo período de sesiones de la Conferencia de expertos gubernamentales sobre el empleo de ciertas armas convencionales, celebrado en Lugano, bajo los auspicios del CICR, del 28 de enero al 26 de febrero de 1976— anunció que volvería en breve sobre el tema. Nos ofrece esa oportunidad la aparición del Informe sobre los trabajos de dicha Conferencia.

Ese Informe es la parte central de un tríptico. El folleto titulado Armas que pueden causar males superfluos o dañar sin discriminación (CICR, Ginebra, 1973) y el informe sobre los trabajos del primer período de sesiones de la Conferencia (CICR, Ginebra, 1975) son las otras dos partes integrantes.

La Revista International ha mencionado, en varias ocasiones, la labor del CICR para dar a conocer, por medio del manual escolar La Cruz Roja y mi país, los temas de inspiración de los Convenios de Ginebra. Difundido hoy con más de un millón de ejemplares, editado en 20 versiones y distribuido en más de 60 países de África, América Latina, Asia y Europa, este folleto tiene mucho éxito. Destinado a los alumnos de las escuelas primarias, les inculca los principios fundamentales de la Cruz Roja, y completa esta obra un texto explicativo para uso de los enseñantes: el « libro del profesor ».

La Revista Internacional publicó, no hace mucho tiempo, un artículo escrito por su redactor jefe tras una visita que hizo a Castiglione delle Stiviere, en Italia, y al Museo Internacional de la Cruz Roja allí instalado. Desde entonces, diversas crónicas han evocado, para nuestros lectores, la actividad de ese Museo, y quisiéramos hoy hacer algunas nuevas puntualizaciones, después de la sesión del Comité de gestión, celebrada el 12 de marzo pasado.

Por iniciativa del director del Museo, señor Ezio Mutti, trabajos de acondicionamiento interior, emprendidos el año pasado, siguen su curso y permitirán aumentar considerablemente la superficie de las salas de exposición. Además, está prevista la habitación de un local para la reproducción de fotografías; se ha modificado la galería de la primera planta para que haya mejor luz y mayores posibilidades para recibir a los visitantes, cuyo número es creciente.

Se efectuaron, sucesivamente los días 28 de diciembre de 1975 y 29 de febrero de 1976, operaciones de repatriación de personas extranjeras residentes en la República de Vietnam del Sur, y la Revista Internacional informó acerca de las mismas en sus numeros anteriores. Quisiéramos, sin embargo, evocarlas todavía pues se trata de una acción humanitaria de gran importancia, ya que permitió que 1.657 personas saliesen de Saigón para dirigirse a la India, al Paquistàn o al Yemen.

Esa acción requirió varios vuelos y la organizó la Cruz Roja Internacional en estrecha colaboración con los dirigentes de la Cruz Roja de la República de Vietnam del Sur, por una parte, y con los Gobiernos de los países que han recibido a los repatriados, por otra parte. Los aviones fueron fletados por el CICR cuyos delegados acompañaron, durante los vuelos, a las familias entre las cuales había muchos niños. Les prestaron asistencia y se ocuparon de las mismas a la llegada, tal como se reseña en el artículo publicado en Contact (núm. 7) con la firma del señor J.-J. Kurz, uno de los cinco delegados del CICR que escoltaron a casi 500 yemenitas hasta su país.

El mes pasado, dedicamos un artículo al seminario Cruz Roja que recientemente tuvo lugar en Kampala, por iniciativa del CICR. En la sesión de clausura, el director ejecutivo de la Cruz Roja de Uganda, señor S. K. Katama, pronunció un discurso del que reproducimos algunos pasajes que darán idea del tan útil trabajo y de la organización de esa Sociedad nacional.

He aquí las actividades de la Cruz Roja de Uganda:

Servicio de transfusión de sangre. — Es una de las tareas principales, que se lleva a cabo conjuntamente con el ministerio de Sanidad, encargado de la parte técnica y donante de una contribución anual.

La Cruz Roja de Alto Volta organizó en Uagadugu, el 25 de marzo pasado, un seminario dedicado a la acción de la Cruz Roja a los niveles nacional e internacional. Auspició esa reunión el ministerio de Sanidad y asistieron altos funcionarios de diversos ministerios.

El ministro del Interior y de Seguridad estuvo en el acto de apertura. Varios oradores hicieron uso de la palabra y sus intervenciones suscitaron numerosas preguntas. Representó al CICR el señor M. Schroeder, delegado regional, que evocó la acción del Comité Internacional en el mundo, acción ilustrada a continuación con varias películas.

Se dedicó la jornada siguiente a los trabajos del Consejo Nacional de la Juventud y de Socorrismo de la Cruz Roja de Alto Volta y, por primera vez, se reunieron en Uagadugu, con ese motivo, todos los encargados de esas actividades.